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¿Y el aborto?

Miguel Pérez de Lema

Ahora que abrimos todos los melones y destapamos todos los tarros de las esencias de esta post nación, me pregunto y le preguntaría a todas esas altas sensibilidades que padecen por la lidia y la muerte en combate de un toro:

¿Y el aborto?

No sé si me explico.

No se puede negar que los prohibicionistas han jugado bien sus bazas. Esa iconografía tremendista en sus carteles amplificando el horror, la sangre, la violencia de la fiesta nacional -nacional, ahí le duele-.

Y yo me pregunto

Bueno, vale, de acuerdo, pero ¿y el aborto?

Escribo en Google imágenes la palabra aborto, y creedme, debo pasar unas cuantas páginas para elegir una fotografía que no te rompa el alma.

Será que no soy tan sensible como un animalista. Por eso pongo esta imagen, sin sangre, real, viva.

Antes de la muerte.

0 respuestas a «¿Y el aborto?»

A mi me parece que casi todos percibimos la tremenda incoherencia de la sociedad en la que vivimos, (creo que al acabar de llegar de vacaciones llego de un optimista que tumbo, tal vez no seamos casi todos los que la percibimos) pero cuando se quiere poner de manifiesto, o vas diciendo «perdón» y «por favor» (y ni por esas) primero, o se te echan encima llamándote «reaccionario, retrógrado» y aun no has abierto la boca…
Asi que gracias por poner el dedo en la llaga y expresar la pregunta que yo también me he hecho, pero que tu te atreves a exponer sin las muletillas del «perdón» ni el «por favor»

Yo, sin embargo, no mezclaría churras con merinas.
A mí me gustan los toros.
Y estoy a favor de que aborte quien quiera, aunque yo no haya abortado nunca. Y no he abortado, no porque yo fuera más buena, sino porque he tenido la suerte de no necesitarlo.
Y no estoy a favor de estas leyes que convierten el aborto en un anticonceptivo. El aborto es una excepción que siempre supone un trauma para la «presunta» madre.

Marisol, yo iba más por el asunto de qué al menos parece que la gente tiene muy a gala decir que es defensor de los animales, y monta campañas de mucha visibilidad e impacto, y se le hes ha respetado (como no puede ser menos) y sin embargo los que no somos partidarios de que el aborto sea usado sin discriminación alguna y con una ley de todo vale, si abres la boca y lo criticas, los otros nos meten a todos en el saco de la Conferencia Episcopal y encima dicen de nosotros que somos más malos que el hombre del saco, que criticar es reaccionario y entonces también te mezclan las churras con las merinas…¡Pues no va a poder haber gente atea, e incluso anticlerical y sin embargo que deplore el aborto incondicionado de esta ley nueva…!
Le daba las gracias a Miguel por poner de manifiesto nuestra incoherencia, nuestros miedos a manifestar opiniones que se tergiversan facilmente, y desde luego tambien por poner el dedo en la llaga de una incoherencia visible en cuanto se analiza las leyes de prohibición de los toros y la nueva del aborto desde un punto de vista jurídico (al menos cuando como es mi caso te ríes de un positivimso chusco como toda base para fundamentar cualquier legislación y prefieres ir a analizar los valores que basan la legislación)
Perdón por enrollarme tanto en el comentario.

-Marisol, no soy yo quien habla de prohibir nada.
Por lo demás, tengo la convicción de que en el futuro recordarán nuestra cultura del aborto con la misma extrañeza que nosotros recordamos el sistema esclavista, la tortura, o los sacrificios humanos.
Y repito, no soy yo quien hablo de prohibir nada.

-Ariadna, suscribo tus palabras, one more time.

Tema tabú donde los haya. No es que yo lo tenga claro pero cuando pienso en ello me esfuerzo en recordar:
-que el estado no debería legislar sobre la vida y/o la muerte de un no-nato, es decir un proyecto de ciudadano, hasta que nazca y pase a serlo
-que ningún científico puede asegurar cuándo un feto deja de ser un apéndice temporal de una mujer para convertirse en ser vivo independiente
-que yo no soy nadie para juzgar a una madre que decide actuar contra su propia naturaleza

Creo que Ariadna y Miguel hablan de sensibilidad de incoherencia y de libertad de opinión y expresión. Y es cierto que hay una censura impuesta por lo «políticamente correcto» o «la moda de pensamiento oficial» que quiere ser único y universalmente aceptado o al menos no replicado. Pensemos en «esto» y pensemos «así» y si no eres «malo». Demasiado simple.

Sin entrar en lo demás, creo que lo principal es que se deje pensar y opinar sin coacciones sin «tabus», sin etiquetas, sin tanta simpleza, y dejando de lado las visceras y las «sensibilidades» mediáticas e histrionicas.

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