Por Mujerabasedebien
Las mujeres necesitamos sentirnos llenas de hombre.
Al menos, las mujeres-mujeres, las que no queremos que los hombres usen nuestra crema de depilar.
No hablo de esas que se matan a hacer cosas raras en el gimnasio, no dejan pasar una cana, tienen los kilos a raya, se compran lencería fina, se gastan una pasta en ropa, cremas, peluquería, maquillajes, perfumes, zapatos y bolsos, y acaban su jornada como mujer justo cuando ponen la cabeza sobre la almohada, agotadas de haber parecido perfectas todo el día.
Las mujeres no queremos sólo preliminares, besitos, mimos, caricias ¡masajes! (¿cómo es que ahora todos sabéis dar masajes?). Necesitamos, además, sentirnos pe-ne-tra-das. Ni el mejor modelito hecho a medida te hace sentir tan atractiva como un hombre enarbolado, desesperado por estar dentro de ti. Ninguna sesión de bronceado, ningún peeling favorece tanto como ese brillo de ojos, ese arrebol en las mejillas después de un orgasmo, esa sonrisa con la que iluminarás cada estancia en la que entres.
En realidad, todo es muy sencillo: si tú te vuelves loco de deseo por mí, si tú haces que me sienta la mujer más atractiva de la tierra, yo sólo tendré un objetivo: hacerte feliz. Las mujeres nacemos con un instinto de entrega que no tendría por qué desaparecer en la cama.
Si tú haces que me sienta mujer, yo haré que te sientas muy hombre.
Pues esto, que parece tan fácil, es una movida que no arreglan las religiones, las democracias, las asociaciones de vecinos ni los reality de la tele.
Fotografia original: foro gratis
0 respuestas a «¿Qué necesitamos las mujeres?»
La verdad, estoy más con mujerabasedebien que con la comandante. Puestos a elegir entre la revolución que sabe Dios cuando será y cómo y un buen polvo aquí y ahora, me quedo con el segundo. Mejor el placer efímero (una redundancia), que el eterno y aburrido balneario regentado por Dios Padre o los burócratas de turno.
Nada más peligroso que creer en alguna fórmula para satisfacer completamente a una mujer. Y menos si la fórmula la propone ella misma. La mujer viene con un dispositivo básico de insatisfacción, por eso no descansa jamás. El dispositivo emite regularmente una señal ultrasónica a su cerebro que dice, «quiero algo más».
-¿Qué?
-Algo
-¿Esto?
-Esto y algo más
-¿Aquello?
-Aquello y algo más
¿La luna?
-La luna y algo más
-¿Todo?
-Todo y algo más
Ay, la insatisfacción femenina, el verdadero motor del mundo. Sólo las muy valientes son capaces de reconocerlo.
Mirad a un hombre con su creveza, viendo el fútbol, en estado de felicidad absoluta. O mirando al techo rascándose la barriga. Con qué poco se conforma. Y qué difícil para la mujer soportarlo. Si no fuera por ellas seríamos los monos más tontos, vagos y abúlicos de la creación.
no, seríais los monos más muertos. Os devorarían los leones sin problema
rectifico: las leonas. Los leones pasan la vida durmiendo a la sombra, jejeje. ¡Y sin cervezas ni fútbol!
Buena rectificación… Dulci… jejeje
Abrí esta página mientras buscaba inspirarme para comenar unas erie de artículos sobre los qué necesitamos las mujeres en cada parte del cuerpo, artículos destinados a la pura publicada, dura y cruda, como es. Y me sorprendí con esta nota. La cual en muchaaaaa medida me da una respuesta cierta.
Lo más simpático de todo es que enviaré este artículo a un amigo especial, cuyo nombre coincide con el de la estrella porno. Y a qué si sabes dar masajes en cada parte del cuerpo, dentro y fuera, y al que alguna vez dije se parece a un león… así de rico y acoginable!!!!!
¿Cómo que las mujeres necesitamos ser penetradas?, de eso nada. Las mujeres lo que necesitamos es respeto por parte de los hombres. ¡Déjate de decir obscenidades!.
Este concepto solo promociona la dominación machista y el tópico sexista de que a las mujeres necesitan ser penetradas porque son putas. Una mujer necesita cariño, comprensión y amor deun hombre y no tanto sexo.
Una sociedad que se basa en placer sexual es una sociadad vacía de valores, una sociedad superficial que solo busca placeres y no la transcendencia.
Revisando lectura de articulos, no habia leido este. Nada mas lejos de una concepción machista reconocer el placer de los dos sexos, hembra-macho, la sinfonia de los mismos, y por que negar la hermosa sensación de la penetración.Que lejos está al menos para mi atribuir este fantástico mecanismo al rol de solo «putas» (suena penitencia el sentir)da pena tal interpretación.Como olvidar el homenaje del brillo de los ojos en este quehacer del acople, en todo caso que lastima los que se lo perdieron.Susana (una mujer argentina).
¿Y quién ha dicho que el cariño, la comprensión y el amor de un hombre sean incompatibles con el buen sexo? Tal y como lo plantea Querida, o tienes sexo o tienes amor y cariño.
La concepción machista de la que hablas viene muchas veces provocadas por las mujeres: las que no disfrutan del sexo siempre consideran «putas» a las que sí disfrutan con ello.
Además, el sexo ayuda a que el carácter no se amargue. Fijate que de los 9 comentarios que hay, el 7 es el único airado, el único que regaña y grita a la autora: «¡Déjate de decir obscenidades!».
Sólo hay dos maneras de tener de verdad a una mujer, penetrarla el coño, o el oído.
Si quieres decubrir a una mujer, penétrala hasta que tiemble, hasta que susurre palabras primitivas; hasta que se olvide del tiempo, y de las formas, de sus hijos de su familia; hasta que abra sus piernas y destape sus secretos más profundos y oscuros; que ría sin saber por qué, que se enfurezca, que te arañe…
Penétrala hasta que vuele, hasta que rompa su rictus; hasta que desfallezca.
La mujer bien penetrada, llena de hombre, te hará feliz. Anhelará tu falo, lo adorará como un tesoro, lo protegerá. Lo querrá tanto que no querrá que lo saques nunca de su interior.
La mujer bien penetrada será feliz
Totalmente de acuerdo con Leñoardiente.
Y, además, una mujer feliz será más comprensiva, más alegre, más cariñosa, y será querida, respetada y amada. Y a lo mejor no sólo por un hombre, como dice Querida, sino por varios.
Que no se entere Tímido Celador de que ando por aquí…
Decir que el sexo es inherente a la condición humana no aporta nada: de ahí las dificultades de los célibes para controlar la líbido. Desde mi punto de vista (personal, subjetivo, propio) el deseo de ser penetrada mecánicamente no implica una entrega incondicional hacia el penetrante. Esa entrega, confiada y plena, sólo ocurre si es capaz de dar con la contraseña: la que abre las piernas y el alma simultáneamente.
Lo demás es alivio pasajero.
Mecánico=aburrido.
Lo que dice Leñoardiente no se consigue mecánicamente (y lo que dice mujerabasedebien, tampoco).
La contraseña, ahí está el truquito. Pero no basta para que alguien te lleve al séptimo cielo. Que los hay muy buenos con contraseñas y muy malos con, en fin, ya me entiendes.
Este artículo es evidente que no lo ha escrito una mujer, ni de bien ni de mal.
Se ve a la legua.XDD
Didequedicen: ve a que te revisen la vista.
Dirijo este chiringuito desde hace mucho tiempo, Mujerabasedebien no es sólo una de mis más leales colaboradoras, también es una de mis mejores amigas.
A ti te da miedo lo que ella escribe, pero eso no la convierte en un hombre.
Cuando ella iba a visitarle, él siempre espera al final de las escaleras para ver como subía, le decía, que notaba como su miembro subía según la veía subir a ella. Ella veía como la cara de él iba cambiando y podía observar que los últimos peldaños casi le costaba esperar..bajaba dos y la agarraba de la mano para meterla rápidamente de un tirón a su casa. Una vez en su territorio ella dejaba de existir para ser, y eran , un solo deseo, el deseo de desear, de dar y recibir de la manera más natural lo que tan difícilmente se puede obtener… éxtasis total y absoluto una y otra vez. Cada uno ponían un componente, ella su cuerpo y alma y él, él toda la insaciable dedicación y juventud y, pese a la misma, una gran seguridad y convencimiento de saber bien lo que hacía…ella parecía la novata a pesar de su experiencia y, así la gustaba sentirse. Ambos se transformaban en una figura de barro moldeándose a su antojo. Ella bajaba las escaleras flotando , su cuerpo sentía haber rejuvenecido y ya, desde ese momento deseaba volver a subir por donde acababa de bajar.
Silasoy, ilustra a la perfección tu postura.
Pero eres un poco vaga, jejeje, ya colgaste ese pequeño relato como comentario a otro artículo hace mucho tiempo…;-)
Siii, pero venía que ni anillo al dedo…
Debo «comulgar» con el relato de Silasoy,es que me he pasado años flotando por las escaleras, añorando en el ultimo peldaño el volver A SUBIR..de hecho he regresado tantas veces duró lo nuestro.Que bueno fue vivirlo.Susana (una mujer argentina)
Lo que expones, Mujerabasedebien, es una interesante hipótesis que a la luz de mi experiencia, que no es poca ni mucha, resulta poco respaldada por la fenomenología.
Descartando casos excepcionales, como sin duda es el tuyo, la mayoría de las mujeres que he conocido no suscriben en la práctica tu teoría. De ellas hay un preocupante porcentaje de anoréxicas sexuales que, como tales, no son conscientes de serlo.
La mayoría, a la hora de elegir pareja estable o eventual, priorizan muchos factores ajenos a la líbido y la potencia sexual. Nacho Vidal es una estrella gracias a los consumidores de porno, osea los hombres, y creo que pocas mujeres lo elegirían como pareja, ni siquiera para una despedida de soltera. Suscribo lo que dice Mrs. Nancy de la contraseña que abre el alma y la gruta de Venus. Sin ella ningun hombre puede llegar a penetrar ni bien ni mal. De lo que se puede inferir que para la conquista el primer paso es la seducción: decirle a la mujer lo que quiere oir.
La mayor parte de las veces en las que le he expresado sin rodeos a una mujer que coqueteaba conmigo mi deseo de follármela, ha salido corriendo. Las pocas que no lo hicieron y aquellas cuya contraseña logré adivinar, descubrieron el macho alfa que soy en la cama y se transfiguraron en iluminadas devotas; casi todas idealizaron la relación sublimando el erotismo en aras del amor romántico: se sientieron enamoradas.
Las causas de la fenomenología descrita son tema de otro debate, pero me atrevo a concluir que lo que necesitan las mujeres es admitir que necesitan lo que tú dices que necesitan, Mujerabasedebien, y además no supeditar su logro a los miedos y prejuicios, educacionales, culturales y sociales, propios de vuestro género.
Lo que dice hombreabasedebien (¿de dónde habrá sacado el nombre? jeje) es cierto. La mayoría de las mujeres no sienten o no piensan que sienten así.
Pero tampoco la mayoría de los hombres son machos alfa aunque se lo crean. El macho alfa, como mujerabasedebien, andan libres, sin ataduras.
La mayoría de hombres se casan con esas mujeres que «priorizan muchos factores ajenos a la líbido y la potencia sexual». Por algo será.
Lo del nombre es un homenaje a una de mis colaboradoras favoritas de este blog.
Estamos de acuerdo en que no todos los hombres que creen ser machos alfa lo son.
Pero no es verdad que la mayoría de los que sí lo son anden libres. Muchos de ellos tienen pareja estable, legal o de hecho. Otra cosa es que ejerzan o no fuera de su relación. Igual que las mujeres de esa minoría a la que perteneces (¿nunca estuviste casada?). En cuanto a con quién y porqué se casan unos y otras, así como la caducidad de sus matrimonios es otro tema de debate. En todo caso, siendo cierto lo que dices sobre la mayoría de las mujeres, estadísticamente resulta muy probable que un hombre, alfa o no, acabe casado con una de ellas.
Porque a los hombres, aunque os creáis lo contrario, también os tira más la seguridad que la aventura. Cuando sois jóvenes, os casáis porque así tendréis la seguridad de que podréis tener relaciones sexuales con regularidad. Cuando sois viejos, seguís casados porque así tenéis la seguridad de que alguien os cuidará en la vejez (casi siempre morís antes)
Todos los que están casados y siguen casados a pesar de que desearían no estarlo, ya sean hombres o mujeres, han elegido seguridad.
Quienes alguna vez estuvimos casados (yo lo estuve una vez) y renunciamos a la seguridad de la pareja, hemos elegido libertad (y soledad, inseguridad, emociones…) Y sabemos que la gran mayoría que sigue emparejada sin querer estarlo, tiene miedo de la soledad.
De vez en cuando me cruzo con hombres casados que intentan encontrar «la contraseña», pero aquellos que buscan aventuras fuera de casa no me provocan ni un mal pensamiento: son más cobardes que yo. Y la cobardía no alimenta las fantasías sexuales de ninguna mujer.
No es un problema de que las mujeres sean así o asá. Es una cuestión de que muy poca gente, independientemente de su sexo, vale para ser libre.
Cómo está el tema…
Completamente de acuerdo con Mujerabasedebien: la libertad exige pagar un precio caro, muy caro. Y está claro que hay crisis. La valentía a la que aludes pasa por el inconformismo. Los que sabemos que la seguridad no existe, no encontramos razones para permanecer junto a alguien que no nos llena.
La jodida contraseña, en mi caso, es más larga que El Quijote. Y éste, queridos míos, se está convirtiendo en un país de bestias pardas analfabetas, cobardes y adictas a la cirugía estética. Todos, ellas y ellos, luciendo orgullosos su bajeza moral.
Yo debo ser de otro mundo. O de otra época.
Desde luego, chicas, yo no soy un buen ejemplo en vuetro discurso.
Mi mujer y yo nos casamos muy jovenes en el 71. Ella lo hizo por amor y yo por lealtad (estaba embarazada). Los dos firmamos el acta para obtener la libertad de nuestro entorno familiar y unirnos a la revolución de las flores, la música y el amor libre. Mucha aventura y ninguna seguridad. Aún seguimos eligiendo estar juntos, pagando el precio de nuestra supuesta seguridad y nuestra soledad compartida. Como vosotras pagais el de vuestra presunta libertad. Tenemos nuestras carencias y vosotras las vuestras. Todos anhelamos lo que no tenemos; aspirar a una aventura fuera del matrimonio, es más ambición que cobardía y a veces sana terapia de sueños realizados. En mi historial de marido y padre hay muchos más actos de valor que de cobardía.
Y me consta que he alimentado las fantasías sexuales de unas cuantas de mujeres libres, me haya acostado con ellas o no. Para más de una he sido un cómodo amante que no daba ni pedía más que buen sexo. Y si creo que hay en todo esto una clara diferencia entre hombres y mujeres: la capacidad de respuesta a los estímulos puramente erógenos sin interferencias de otros de nauturaleza emocional y/o síquica.
No te lo tomes como ataque personal, hombreabasedebien, que sólo estamos teorizando y aprendiendo los unos de los otros.
Hombres y mujeres somos diferentes, y ahí está la gracia.
Estoy de acuerdo contigo en que una buena aventura extramatrimonial a tiempo puede salvar un matrimonio (si el otro no se entera, claro).
Y ahí está el quid de la cuestión.
Son buenísimas para la autoestima de quien pone los cuernos, pero son letales para la autoestima del cornudo.
En esto entraríamos en terrenos de la ética personal, y ésa es una cuestión muy delicada.
Y ahí yo creo que no entran cuestiones de sexo, sino de la conciencia de cada uno. Habrá mujeres que les pongan a sus maridos los cuernos alegremente, y hombres que, -como por ejemplo hice yo- prefieran acabar una relación cuando comprenden que la única manera de que sobreviva será engañando al otro. Y tan válida es una decisión como otra.
En esas situaciones, poco importa lo que piensen y opinen los demás, porque sólo debemos dar cuenta de ello a nuestra conciencia. Y cada uno obra de acuerdo con lo que su voz de la conciencia le dice. Yo creo que es ahí donde radica la verdadera diferencia entre los seres humanos.
(Nota: menudo puente filosófico nos estamos pegando)
Perdón por meterme en vuestro diálogo, aceptarme como «entrometida a base de bien».
Debe ser que la conciencia es ahora de plexiglás, porque no entiendo que dé igual ser sincero con tu pareja o no serlo.
Coincido con el hombre de este dúo improvisado: a las mujeres nos cuesta separar lo erógeno de lo emocional y de lo psíquico. No sé hasta qué punto es una separación artificial; ¿se puede dividir el ser humano en partes? ¿Se puede pensar sólo con la entrepierna desoyendo el pensamiento de la cabeza y el corazón?
Hay conciencias con bajo nivel de consciencia; si no, no se explica.
La conciencia es algo muy elástico, Mrs. Botwin.
Y la larga vida matrimonial, muy dura.
La gran mayoría de las parejas duraderas se asientan sobre pequeñas o grandes mentiras necesarias. La infidelidad es la más común, la más humana de todas. Y, si me apuras, la más fácil de perdonar: la carne es débil. Y sí, algunas veces puede onnubilar la consciencia. Sobre todo si uno ya no está enamorado y pasa hambre.
Conozco infinidad de mujeres que prefieren dar manga ancha a su marido antes que separarse. Porque se llevan bien con él, porque le quieren, porque son compañeros. Pero a ellas ya no les pone (muchas veces el problema no es que no les ponga él, sino que ya no les pone el sexo) , y a él no le pone empezar una vida nueva con otra mujer: le gusta vivir con su familia. Un día a él se le apagará el furor, o las mujeres dejarán de mirarlo, y los veremos como una feliz pareja de jubilados que pasean apoyándose el uno en el otro, y a su paso diremos: qué bonito amor.
Pero no es tan bonito, ni tan fácil, como parece.
La conciencia es cosa de cada uno.
Ante todo, proclamo mi confianza en que nuestra conversación on line sea del interés de los lectores. Ni me he sentido atacado, Mujer, ni mi respuesta es defensiva. S’olo hago constar que mi experiencia no concuerda con algunas las teorías expuestas en clase. Pero debo reconocer que me he acordado de la fábula de la zorra(con perdón) y las uvas.
Concuerdan mucho más con mi realidad vuestras intuitivas hipótesis sobre las parejas de los últimos correos, en especial, la que se refiere a la jubilación sexual. Puedo señalar al respecto que, aunque recientemente he desado en alguna ocasión que mi furor se apague, parece que de momento no hay indicios de ello.
Dejais en el aire grandes debates posibles sobre la mentira, la fidelidad, la felicidad… pero este artículo hablaba de la entrepierna.
Debo confesar que la mía sigue siendo muy poderosa, aunque cada vez más discreta.