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MACHOS COPULADORES, HUMEDAD, ESPELEOLOGIA

Por César de las Heras
machos copuladores

Se trata de una corrupción de base, las caricias comprenden no solo a las manos, los frotamientos se deben solapar de forma fluida, contagio singular.

Debemos ser tolerantes, según pasan los años me acompaña la indulgencia, como al Papa. No podemos pedir la contemplación de los árboles ni tener en cuenta las mentiras de los políticos que nos ha tocado vivir. El ser humano en su recorrido va aprendiendo todo aquello que le ayuda a sentir satisfacción, como al Rey. No podemos pedir por lo tanto que el saber ocupe tanto lugar. Los machos copuladores están programados para las penetraciones de aspecto popular. Vagina y pene erecto, penetración y falta de caricias. ¿Y la culpa es toda de los machos copuladores?, por supuesto que no. Podríamos hablar largo y mejor, tendidos, de la falta de deseo sexual de muchas mujeres, de lo gordas que se van poniendo, de la lucha del espeleólogo macho por encontrar entre tanta carne dispuesta en capas la boca de la gruta. Y el movimiento…, y esa sensación al penetrar de haber estado allí, ese receso, ese condón de aspecto pegajoso que te impide otear el horizonte, ese no te corras sin ver si está todo en su sitio, ese por ahí no.

Ya sé que un macho copulador forma parte de la especie reina, lo que más abunda, y abundando en ésta apreciación reconozcamos que la hembra copular es de las hembras la más común. Es muy cierto que tenemos lo que somos y que nos comportamos mal, mejor dicho se comportan, mi especie es otra, pero eso, ahora no toca. La sexualidad es algo muy complejo, depende de ti y de mí, depende de la sensibilidad, del fondo y la forma, de volúmenes y oquedades, de oscilaciones térmicas, de grados de humedad, de culturas encontradas, de ritos ancestrales, de deseos primarios, de puntos suspensivos. El sexo se aprende y no depende exclusivamente de la mujer. Los multiorgasmos se inventaron para correrse cuanto antes, mejor ahora, luego nunca se sabe. Seamos sinceros, sonriamos, corrámonos al unísono y sobre todo reconozcamos que la vulgaridad es la que manda y que tanto en hombres como en mujeres, la calidad es de las avis la más rara. Una chupadita a todas.

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desde luego que el sexo es cosa de dos. Pero si puede haber multiorgasmos simultáneos, mejor que un orgasmo solo.

Nosotras engordamos (normalmente después de haber parido a vuestros hijos). Y a vosotros ¿no se os cae el pelo, no os crece la barriga y no desfallece vuestro miembro?

¿No es un poco infantil quejarse de que la amada no permanezca siempre joven?
¿Qué es la Viagra sino la fantasía de que los hombres no perdéis vigor sexual con la edad?

La rutina es el peor enemigo del sexo, es lo que produce que ellas pierdan el deseo sexual y que ellos sientan que han estado demasiadas veces en el mismo sitio.

Supongo que cuando desaparece el deseo, sólo la cobardía y la costumbre puede mantener unida a una pareja.

Ni el sexo ni la sexualidad deben ser complejos; sólo hay que ser generosos: mantener una actitud abierta y empática con el otro -en este contexto, en especial con su piel-, desear su goce y bienestar, y un deseo de fundirse y desaparecer en el otro -sin miedos-.

Ella piensa: ¿Qué diferencia hacen un par de centímetros de menos o un par de kilos de más?…
Pues al parecer, bastante… O eso dicen.

En unos meses me podría volver loco por ti…
Lo dice de pasada, como andando de puntillas por si le “pillan”,
Y sigue entreteniéndose con los besos.
Jugosos, lentos, regodeantes, exploradores y curiosos.
Pero ya hablan…

La intuición pocas veces le ha fallado. ¿Le ha dicho ya que es un poco “brujita?
Todavía no…

“¿Estás bien?” Se afana en repetir.
La obviedad en su claridad, hace la pregunta banalmente retórica.
Ella también es transparente y clara.

Fingir? Para que?
Aquí la tienes, expuesta, vulnerable. Atrevida pero cauta
Aquí está. Con todo lo suyo, lo de más y lo de menos

Sudor anaranjado,
mezclado con orgasmos múltiples
mientras alguien le lame el pelo.
Algo notó, pero estaba en otro universo

El multiorgasmo puede ser una farsa,
Un escudo de protección contra la frigidez natural e innata, le explica ella
Pero ahí esta, otra vez viene
“Quiero correrme” le avisa ella
“Hazlo, Ojazos, disfruta”
Uno, dos, tres
Sigue con su embiste, adornado de gemidos esporádicos

Cuatro, cinco, seis…
El verbo se le agolpa en torrente en el pecho,
Pero la emoción del naranja en su piel le impide salir
Lágrimas hablan en su lugar..

“¿Hasta cuantos quieres llegar?”
“Hasta quince”
Contigo hasta muchos más..
Hasta muchos mas que muchos
Ojalá…

“¿Qué piensas?”
“Nada, cuento tus orgasmos”
Sabe que no es verdad.
Comparte su silencio
Como él, ella le diría ya muchas cosas
Demasiada emoción y todavía cautela
Simplemente, las lágrimas repiten
Y el naranja, siempre el naranja

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