por Marisol Oviaño
Abrí el sábado con el propósito de limpiar la trinchera proscrita.
Siempre empiezo por el baño, y desde allí no oigo si entra alguien, de modo que cerré con llave. Me estaba poniendo los guantes de goma cuando llamaron al timbre. Me los quité y acudí a abrir. Un hombre de apariencia leída y bonachona aguardaba tras el cristal de la puerta.
– ¿Eres Marisol?
– Sí.
– Quiero ver a Dios.
– Pasa.
Si todavía no habéis leído Seduciendo a dios encontraréis surrealista este diálogo . Si lo habéis leído, habréis adivinado que quien llamaba a la puerta era un iniciado, alguien que ya sabía algo de la Comandante, ese personaje virtual al que el equipo de Proscritos y mucha otra gente ajeno a él, dimos vida. Hay quien llama a la trinchera proscrita diciendo que quiere hablar con la Comandante o que quiere enrolarse en el Ejército del Futuro. Y aunque aquí no están ni Dios ni ninguna Comandante, los lectores nos encuentran siguiendo las miguitas que hemos ido dejando en la Red y tienen un sitio en nuestra mesa.
Z. me explicó que se había descargado Seduciendo a dios (gratis, señora ministra) y venía a comprar un ejemplar para una amiga. Lo invité a sentarse y la mañana se nos fue hablando sin prisa sobre lo divino y lo humano, la vida tiene estas sorpresas enriquecedoras. Él venía con mucha munición de casa: sabe- porque me lee- que dedico mi vida a mis hijos y a la causa proscrita. Sabía dónde tenía que tocar. Nunca he encajado bien los halagos, me defiendo mejor de los insultos, y consiguió que se me saltaran las lágrimas.
Cuando llevábamos unas dos horas charlando, le sonó el móvil: lo estaban esperando para comer. Lo acompañé a la puerta y lo vi alejarse con el libro que acababa de comprar bajo el brazo.
Somos la editorial más rara que conozco.
Mucha gente lee gratis lo que hacemos porque creemos que es necesario un cambio de reglas de mercado, de sistema.
Yo, personalmente, no creo en los pelotazos, sino en la decencia, el trabajo hecho con pasión, el entusiasmo y el coraje.
Por esa razón siempre ando entrampada.
A mi madre le da miedo.
A Z. le da miedo.
A mí no puede dármelo.
0 respuestas a «Razones para la lucha, 2»
¿Viste miedo en mis ojos? …. pues lo que realmente senti fué no haber pasado a la trastienda…. y bailar protegidos con los guantes de goma o la fregona… y practicar seducciones como dios manda….
Si, me gusta la Comandante. No era lo que esperaba, pero fueron unas horas de lo mas placenteras. … Otra vez será…
No, no vi el miedo en tus ojos. Es una licencia poética, la palabra «miedo» es mucho más sugerente que el término «subvención», jejeje (tú ya me entiendes, aunque temo que el resto de los lectores no).
Respecto a lo de la trastienda: estáis todos invitados a venir a limpiar cuando queráis y, si queréis hacerlo bailando, yo pongo la música.
Eso, eso… Limpia, Fija y Da Esplendor ….
Estáis en el camino que yo considero correcto, pero que sepas, Marisol, que no sóis tan raros.
Algunos hacemos la guerra por nuestra cuenta Javi de Rios
O como mi buen amigo Moises Cabello
Pero también hay otras editoriales que apuestan por dar para luego, si el lector quiere, recibir: libro de notas
Ojo, no tengo nada en contra de cobrar el ebook, puede que en proximos libros lo haga, pero pienso que e nuestro es un camino interesante a explorar, y lo estoy haciendo.
Por cierto, os dediqué un post aquí:ebooksgratis
Espero que ni os importe
Hola Javi:
Te gustará saber que ya conocíamos el post que nos dedicaste, aprovecho la oportunidad para darte las gracias.
Por supuesto que no estamos solos – me preocuparía que no hubiera nadie más en el camino-. Aunque cuando digo que somos raros, no me refería a nuestro sistema de «distribución» de libros, sino al hecho de que un libro (Seduciendo a dios) anime a los lectores a averiguar que hay al otro lado de la realidad virtual y a llamar a nuestra puerta cargaditos de preguntas.
Muchas gracias por los otros links, entre todos damos sentido a la Red.
Y, ademas, me ha dicho la persona obsequiada que le está encantando Seducir a dios.