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Un brindis por quienes se ponen tristes estos días

navidad

No somos pocos los que en estas fechas tendremos momentos de bajón.
A pesar de la familia que arropa, de los amigos que se pasan a invitar a cañas, de los hijos o los sobrinos que todavía tienen ilusión.

Quien pasados los treinta esté libre de pérdidas, que invite a una copa.
Como la que me estoy tomando yo ahora, nada de burbujitas cosquilleantes.

Una copa que nos caliente el alma y nos recuerde que, sí, algunos seres queridos se quedaron en el camino.
Brindemos a su salud.

Sí, seguimos aquí a pesar de que no apostábamos nada por nosotros mismos.
Brindemos por nosotros.

La vida es esto, sumar Navidades, restar personas y seguir encontrando razones
para vivir.
Brindemos por la vida, lo único que nos pertenece.

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Proscritos:

Con el 2010, además estamos empezando una nueva década ¿estaban al tanto? yo me acabo de dar cuenta. Este año pinta feo… no sólo por la crisis económica, el alza galopante de los impuestos o por el desierto de las opciones políticas sino también y sobre todo porque pareciera que hemos perdido brújula y esperanza, energía y capacidad para soñar y luchar por un mundo mejor. Quizá por ello, parece oportuno enviarles una cita de Galeano, que hace unos días me remítió una querida amiga que vive en Ecuador:

“Ella está en el horizonte -dice Fernando Birri-. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.» Habrá que recuperar nuestra utopía, la de cada quien, la misma de todos… la que con uno u otro rasgo, nos permitía y nos permite trabajar por un mundo mejor…

Quizá una buena forma de empezar es readscribirse a la imaginaria orden de la cucharita, esa a la que ya hemos pertenecido. ¿Cuál es esa orden? Va otra cita, ahora de Amos Oz: “Creo que si una persona atestigua una gran tragedia –digamos que un incendio- siempre tiene tres opciones. La primera: echar a correr lo más rápido posible, alejarse y dejar que ardan los más lentos, los débiles y los inútiles. La segunda: escribir una colérica carta al editor de su diario preferido y exigir la destitución de todos los responsables de la tragedia; o en su defecto, convocar a una manifestación. La tercera: conseguir una cubeta de agua y arrojarla al fuego; en caso de que no se tenga una cubeta, buscar un vaso; en ausencia de éste, utilizar una cucharita –todo mundo tiene una cucharita. Sí , cierto que una cucharita es pequeña y que el incendio es enorme… pero somos millones, y todos tenemos una cucharita. Quisiera fundar la Orden de la Cucharita. Quisiera que aquellos que comparten mi visión –no la de echarse a correr, o escribir cartas, sino la de utilizar una cucharita- salieran a la calle con el distintivo de una cucharita en la solapa, para que nos reconozcamos quienes estamos en el mismo movimiento, en la misma fraternidad, en la misma orden, la Orden de la Cucharita.”

Deseo sinceramente que en el 2010 coincidamos por el camino, que sigamos haciendo lo que nos toca, que persistamos en la búsqueda del punto de encuentro entre nuestros sueños y aspiraciones por un mundo mejor y, una realidad que parece conspirar contra los proyectos de felicidad individuales y colectivos… Tendremos que hacer uso de nuestras capacidades, de nuestra creatividad para sacar provecho y gozo de este año, de esta década.

Un brindis por todos los que a pesar de haber sumado navidades , restado personas y no acordarse de cuando cumpliron 30 años, les sigue reconfortando el reencuentro con todos aquellos amigos con los sumaron navidades, restaron personas y estaban a su lado cuando cumplieron 30 años.( Para AJ, él sabe por qué)

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