por Marisol Oviaño
En 1999, cuando Proscritos sólo era una idea, le pedí a César Caldevilla que diseñara una imagen corporativa y una web, y le dije que quería “Pro” en negro y “scritos” en rojo. Pero por suerte, él tuvo el buen criterio de presentarme sus diseños en violeta y gris: “con ese nombre, en rojo y negro parecerías una filial de la CNT”.
Él hizo el primer diseño, el de la página madre y me lo regaló.
Creo que nunca se lo agradecí suficiente.
Fue él quien me presentó a Gabriel Lijtenstein, que diseñó la primera versión de LaRevista y creo que también la segunda. Fue una época en la que todos aprendíamos a medida que nos íbamos equivocando. Más tarde, Fernando Martín, pasó a encargarse de nuestros asuntos informáticos, y Poli Suñer diseñó este blog (la versión bonita que habéis visto hasta hoy). Fernando y Vicente se encargaron de Proscritos LaEditorial y Emerio Arena fue el diseñador del primer libro que hemos publicado: Seduciendo a dios . Hace unos meses, Ramiro y Carlos se encargaron de que la trinchera proscrita, nuestro local, cumpliera nuestras exigencias cromáticas forrando las paredes de Proscritos con papel de seda gris y morado.
Todos ellos han ayudado a que Proscritos tenga una identidad que se reconoce a primer golpe de vista.
Y hoy, cuando ha surgido un problema que no sé cuánto tardaremos en solucionar, nos hemos quedado desnudos de diseño y me he sentido como si nos hubieran quitado el maquillaje.
Casi me siento una intrusa colgando este artículo en este blog tan azul.