por hijadecristalero
Fotografía en contexto original: lycos
Cuando conocí al padre de mis hijos, ambos pensamos que era casualidad que él se llamara como su abuelo paterno y yo como la mujer de éste. A nadie se le pasó por la cabeza que la historia de Alfredo y Maribel pudiera volver a repetirse.
Alfredo I- padre de Alfredo II, abuelo del Alfredo III con el que me casé y bisabuelo del Alfredo IV hijo mío-, vio morir a su primogénito cuando éste todavía no había cumplido dos años.
Entonces, Alfredo I bajó a por tabaco y se inventó una vida nueva a 700 kilómetros, abandonando al único hijo que le quedaba- Alfredo II – y a la madre de éste a su suerte. Maribel se trasladó a Madrid y allí sacó adelante a su hijo. Como dato curioso, os comentaré que mi suegro estaba muy orgulloso del apellido del hombre que le había abandonado a su suerte, tanto como para tener un cuadro con su escudo de armas presidiendo la casa, como para poner su nombre a su hijo mayor y exigir que ese mismo nombre se le pusiera a su nieto: mi hijo. Sin embargo, ninguna de sus hijas fue bautizada con el nombre de su madre, la mujer que se había quedado a su lado.
Hace unos años me separé de Alfredo, que hasta entonces había sido un padre amantísimo, responsable y protector. A los pocos meses, hubo una muerte dolorosa en su familia. Y el Alfredo padre de mi hijo Alfredo, se fue a por tabaco y desapareció para siempre.
Sólo espero que mi hijo no se enamore de ninguna Maribel, y que no cometa la imprudencia de llamar Alfredo a ninguno de sus hijos.
Por si las moscas.
0 respuestas a «¿En qué medida nos condicionan nuestros ancestros?»
Esta claro, lo condiciono su existencia no fue el nombre. El problema es que en su familia tenían la manía de comprar el tabaco lejos y luego perderse.