por Miguel Pérez de Lema
No se puede hablar de John Kennedy Toole sin hablar de la muerte. Su muerte le precede y condiciona la lectura de su obra. La conjura de los necios, obra póstuma, publicada once años después de que su autor se suicidara por no encontrar quien creyera en ella, tiene un peso que va más allá de su propia grandeza literaria.
La conjura de la novela se trasladó a la vida real y el ejemplo de la desgracia de su autor, su muerte, se ha convertido en un aviso para navegantes, en una mancha imposible de borrar en el negocio de la edición de libros… Leer artículo entero: proscritoslarevista
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