No voy a entrar aquí a analizar las causas y consecuencias de que un país esté gobernado por un viejo verde que se tiñe el pelo, se opera las ojeras y, probablemente, consuma cocaína.
Buscando fotografías de Verónica Lario- futura exmujer del primer ministro italiano- he encontrado ésta de su juventud. Guau, qué mujer. Bárbara ¿no?
Il Cavaliere- que de caballero tiene bien poco- tiene 72 años, y el aspecto de un hombre de sesenta. Verónica Lario tiene 53, y, aunque a simple vista no aparenta más de cuarenta, su cara parece la de una muñeca recauchutada, es rara. Los dos se han sometido a operaciones de cirugía estética para parecer más jóvenes.
Pero ¿para qué?
Supongo que las personas que se operan nunca son conscientes de que se les nota, de que su mirada contradice la mentira que su piel estirada una y otra vez nos quiere contar.
Si Berlusconi fuera un peón de albañil, por mucho que se tiñera, las chavalas no le llamarían Papi. No es su aspecto juvenil lo que las atrae, sino su poder y su dinero. Las velinas le llamarían Papi igualmente si no se tiñera el pelo, si no se maquillara como una puerta y dejara que las arrugas camparan a sus anchas por su rostro. Berlusconi ha renunciado a la hermosa dignidad de la vejez para mostrarse como un patético Mister Potato, más ridículo cuanto más sabemos de él.
¿De qué le ha servido a Verónica Lario parecer un juguete hinchable? Por muchos años que le quiten de encima las operaciones, nunca podrá lucir la firmeza de carnes de su juventud, nunca recobrará la inocencia y la frescura de las velinas que vuelven loco a su anciano esposo, nunca podrá hacerle olvidar su verdadera edad.
A los veinte años, era una mujer explosiva.
A los 53 sólo es una ortopédica copia de la mujer que nunca volverá a ser.
0 respuestas a «Il Cavaliere, las velinas y Verónica Lario»
¡Ay, los complejos!…y el negocio que da explotarlos.