por Marisol Oviaño
Rebosa masculinidad.
Llegó a mi guasap hace un par de días y, desde entonces, con la excusa de escribir este artículo, lo habré visto cinco o seis veces.
Llamadme rara: después de 13 años de durísima monoparentalidad, todavía me gustan los hombres. A pesar de que creo que ya no le gusto a ninguno.
Soy la prueba viviente de que se puede sacar una familia adelante sin padre, pero no es una opción que recomiende. Os aseguro que a casi ninguna mujer le gustaría vivir como yo. Voy a la peluquería dos o tres veces al año, jamás salgo de vacaciones, no puedo permitirme el lujo de ir a comer con los amigos salvo que me inviten, no sé lo que es ir de compras, discuto con el casero, con el inquilino, con la agencia tributaria, con la seguridad social, con el banco, con los proveedores, atiendo a los clientes, diseño el producto, lo produzco, organizo las campañas de marketing, doy clase, corrijo deberes, escucho a mis alumnos adolescentes, limpio el escaparate, hago la compra, cocino, plancho y, por supuesto, hago todo lo que puedo para que mis hijos reciban su dosis de amor incondicional. O, como diría mi amiga Carmen, amor infinito.
Cuando la familia corre a cargo de uno solo, todo es mucho más difícil. Porque te toca asumir todos los roles y no tienes hombro en el que apoyarte, ni mano que te acaricie. Sin embargo, yo no puedo quejarme, porque soy una privilegiada: amo mi profesión, mis hijos estudian, trabajan y colaboran en las tareas y los gastos de la casa y, cuando entre todos no llegamos, la abuela nos rescata. Nos mantenemos a flote gracias a la red familiar.
Como divorciada sin pensión, cumplo todos los requisitos para tener sitio reservado en la primera fila de las manifestaciones de feministas subvencionadas. Y, sin embargo, cuando las veo gritando a las puertas de los juzgados siendo todas Juana, siento el pánico cerval de quien ve pasar a galope a los bárbaros que acabarán con la civilización.
El hombre no es el enemigo a batir.
El hombre es el compañero con el que construir esa organización sin la que no sobreviviríamos: la familia. El individuo sin familia está inerme ante el Estado totalitario y la igualmente totalitaria multinacional. El individuo sin familia está solo en su habitación de hospital y no tiene quién dé de comer a su perrito, que morirá de hambre en su minipiso.
Pero hacia eso vamos.
A una sociedad en la que hombres y mujeres sean enemigos y todos vivamos solos, sin más propósito en la vida que trabajar y consumir.
Por eso no puedo entender este feminismo que no lucha para que las mujeres lo tengamos más fácil, sino para que los hombres lo tengan más difícil.
No puedo entender un feminismo que va contra la biología y se niega a aceptar que hombres y mujeres somos complementarios.
No puedo entender un feminismo que no sólo no ayuda a las mujeres en lo que realmente necesitamos, sino que, además, detrae recursos de nuestros impuestos para sembrar la cizaña entre nosotras y los hombres.
No puedo entender un feminismo cuyo objetivo es el acoso y derribo de la familia.
No entiendo un feminismo que no lleve la maternidad como bandera.
13 respuestas a «En defensa del hombre»
Me parece la defensa más importante que haya visto de la mujer. No del hombre, de la masculinidad, sino el alegato más feminista que haya leído. Feminista con el matiz humano, no el político al que nos tienen acostumbrados las «feministas» de nómina, de ideología, de teoría política. El tuyo es un feminismo natural de quien defiende a la mujer en su rol familiar y social, de su día a día cuando está sola y añorando no al hombre, que también, pero sobre todo al compañero con quién desarrollar un plan de vida conjunto.
No solamente te mando un abrazo si no mi apoyo a tu lucha en reflexión manifestada.
Con tu permiso, Alberto, voy a suscribir al 100% tu comentario a este magnífico post porque, coincidiendo totalmente con tu opinión, no he encontrado mejores palabras para expresarla. Añadiré únicamente mi agradecimiento a Marisol por el efecto sanador que me ha producido su lectura.
Siempre es un placer leerte, Marisol, pero cuando lo haces sobre estos temas tan políticamente incorrectos tus textos son balsámicos. Como hombre portador de testosterona y adicto a la oxitocina ajena, gracias mil. Leyéndote me siento menos solo frente a este tsunami absurdo de histéricas , paniaguados y simples gilipollas de tercera que hemos dejado acceder al poder.
Me ha gustado el artículo, valiente y comprometido. Lo que no entiendo es el vídeo.
Gracias.
El vídeo fue lo que me inspiró el artículo por la masculinidad que destila. Aunque a lo mejor hay que ser una mujer divorciada para entederlo 😉
Estoy de acuerdo contigo al 100% profe!!!!
Yo a mis 50 y tantos…valoro y agradezco más que nunca tener a mi lado a mi marido, al padre y al abuelo de mis nietos. A veces siento miedo de solo pensar como seria mi vida sin él.
Me dedico a darle cada dia todo el amor que puedo, porque el mañana ya sé me va volviendo cada dia más presente.
Un abrazo luchadora y ejemplo a seguir.
Estoy totalmente de acuerdo contigo.., somos necesari@s y debemos de unirnos para un bien común, poder guiar y educar mejor a nuestr@s hij@s.. y verlos como son.. PERSONAS que algún día tendrán que caminar sól@s y que nunca olviden que uno empieza a respetarse.. cuando lo hace con los demás. Espero que seamos conscientes TOD@S.., de lo importante y necesario educar así. También espero.. que a partir de ahora.. nuestros compañeros de viaje.., miren y defiendan igual que lo hacemos nosotras con ellos.
Hola,
No conocía tu blog y lo he visto hoy por casualidad. Me ha gustado mucho este post e incluso, yo diría que me ha emocionado. Gracias por escribir cosas tan bonitas de los hombres, en una sociedad donde todo lo que sea masculino se desprecia y se le trata como fuente de todos los males.
Enhorabuena por el blog!
Estoy de acuerdo contigo en muchas cosas de las que dices y respecto a otras veo diferencias de matices pero en lo importante coincido, y desde luego yo como feminista nunca he considerado que el hombre sea el enemigo a batir. En mi opinion y creo que de muchas personas más, la lucha del feminismo es contra la desigualdad de derechos entre hombres y mujeres, la injusticia del patriarcado y por la libertad de las mujeres. Y claro que hay hombres comprometidos con esa visión del feminismo. Te animo a conocer ese feminismo con el que podrias sentirte más cercana, porque existe. Tal vez ahora se le oye menos, tapado por el ruido de otros que también dicen que se llaman » Feminismos». Dentro del feminismo hay muchas corrientes y se discute entre corrientes enfrentadas, porque no por autodeminarse feminismo/feminista ya se es dueña de las esencias feministas, ni se deben dar o quitar carnet de feministas. No podemos caer en la trampa de quienes se apropian de un nombre o de una bandera, esa película está muy vista.
Ariadna, siempre intentas atraerme al lado oscura de la fuerza 😉
Yo soy demasiado agreste como para unirme a ningún movimiento, me gusta surfear sola. Y no dudo que exista ese feminismo del que hablas,pero ¿dónde está? ¿Cobra subvenciones para hacer pancartas? ¿Organiza manifestaciones para denunciar la ideología de género? ¿Son agentas secretas infiltradas y por eso no las vemos?
Marisol, claro que existe. Yo llevo la prensa de la Asamblea feminista 8M. A mi me emociona cuando van esas madres jóvenes con sus criaturas a las asambleas y les dan el pecho, o los llevan tapadicos con una manta porque están malicos y no tienen con quién dejarlos. El resto de las mujeres nos turnamos para jugar con la chiquillería o ayudarles a hacer los deberes cuando tenemos asamblea.
Marisol (y demás lectores que piensan como ella), por supuesto que existen movimientos altruistas a favor de la igualdad. Feminismo es sinónimo de igualdad entre géneros. La Asamblea feminista 8M, es verdad que al contrario de otras muchas, no quiere ninguna bandera, ninguna subvención, ninguna ayuda de ningún partido político, ni sindicato, ni de ningún sector de la Administración, ni ningún patrocinador privado. Y ese principio nos permite ser libres (a la par que pobres como las ratas). Lo tienen infinitamente más fácil las asociaciones de mujeres entregadas al cierto proteccionismo de papá estado.
Pero no es el caso de la Asamblea. La asamblea es independiente; se mantiene a través de la autogestión de las mujeres que la componemos (solemos ‘pasar un cepillo’ en las asambleas, diseñamos hacemos y vendemos camisetas de formas y colores varios, chapas, tazas…) y con ello vamos tirando. Apenas tenemos un año, pero vamos cosechando pequeños logros.
Cara al próximo 8 de marzo: «Camino al 8M», estamos organizando un montón de actividades lúdicas y formativas. Nadie cobra nada. Nadie paga nada por entrar. Algunas de esas actividades se llaman «Mujer y salud», dónde se hablará, entre otros muchos temas, del momento tabú «menopausia», esa etapa que la mujer vive callada en silencio extremo, como si en lugar de entrar en la menopausia, entrara en el universo almorrana (este universo tb necesita quitarse prejuicios, pues atañe a todos los géneros).
Las psicólogas, matronas, dietistas no cobrarán un duro. Tampoco pagaremos por los locales, que se suman a la causa. Como he apuntado más arriba, no se cobrará entrada, ni las organizadoras cobraremos por nuestro trabajo.
Lo hacemos por amor a la igualdad. Porque creemos en un mundo justo e igualitario. Nadie por encima. Nadie por debajo. Y para ello es imprescindible la «varita mágica» de la educación y el conocimiento. Y ya que la educación y conocimiento están tan malheridos, tan agonizantes por las actuaciones sin fin del sistema, nosotras, las mujeres, ponemos pies en pared.
Pd: yo sí me restriego con el mundo. Sigo restregándome con el mundo (a pesar de mi diabetes I), salgo, entro, voy a conciertos, estrenos, presentaciones, museos, viajo (gracias a los amigos que nos reciben y a los que recibimos en casa). No viajo en un asiento de primera, pero viajo. No ceno fuera, pero una tapa sí me tomo (y organizamos cenas en casas de amigos periodicamente). Yo estoy absolutamente presente en la vida de afuera. También en la vida de adentro. Gracias a ello mi mente lo entiende casi todo.
GRACIAS.
(Vuelvo a poner este comentario sin que esté dentro de la respuesta a otro, pues observo que nadie objeta nada, y me gustaría que algunas cosas quedaran claras desde el activismo feminista, que no es sinónimo ni de lejos de «muerte al macho»).
Marisol, claro que existe. Yo llevo la prensa de la Asamblea feminista 8M. A mi me emociona cuando van esas madres jóvenes con sus criaturas a las asambleas y les dan el pecho, o los llevan tapadicos con una manta porque están malicos y no tienen con quién dejarlos. El resto de las mujeres nos turnamos para jugar con la chiquillería o ayudarles a hacer los deberes cuando tenemos asamblea.
Marisol (y demás lectores que piensan como ella), por supuesto que existen movimientos altruistas a favor de la igualdad. Feminismo es sinónimo de igualdad entre géneros. La Asamblea feminista 8M, es verdad que al contrario de otras muchas, no quiere ninguna bandera, ninguna subvención, ninguna ayuda de ningún partido político, ni sindicato, ni de ningún sector de la Administración, ni ningún patrocinador privado. Y ese principio nos permite ser libres (a la par que pobres como las ratas). Lo tienen infinitamente más fácil las asociaciones de mujeres entregadas al cierto proteccionismo de papá estado.
Pero no es el caso de la Asamblea. La asamblea es independiente; se mantiene a través de la autogestión de las mujeres que la componemos (solemos ‘pasar un cepillo’ en las asambleas, diseñamos hacemos y vendemos camisetas de formas y colores varios, chapas, tazas…) y con ello vamos tirando. Apenas tenemos un año, pero vamos cosechando pequeños logros.
Cara al próximo 8 de marzo: “Camino al 8M”, estamos organizando un montón de actividades lúdicas y formativas. Nadie cobra nada. Nadie paga nada por entrar. Algunas de esas actividades se llaman “Mujer y salud”, dónde se hablará, entre otros muchos temas, del momento tabú “menopausia”, esa etapa que la mujer vive callada en silencio extremo, como si en lugar de entrar en la menopausia, entrara en el universo almorrana (este universo tb necesita quitarse prejuicios, pues atañe a todos los géneros).
Las psicólogas, matronas, dietistas no cobrarán un duro. Tampoco pagaremos por los locales, que se suman a la causa. Como he apuntado más arriba, no se cobrará entrada, ni las organizadoras cobraremos por nuestro trabajo.
Lo hacemos por amor a la igualdad. Porque creemos en un mundo justo e igualitario. Nadie por encima. Nadie por debajo. Y para ello es imprescindible la “varita mágica” de la educación y el conocimiento. Y ya que la educación y conocimiento están tan malheridos, tan agonizantes por las actuaciones sin fin del sistema, nosotras, las mujeres, ponemos pies en pared.
Pd: yo sí me restriego con el mundo. Sigo restregándome con el mundo (a pesar de mi diabetes I), salgo, entro, voy a conciertos, estrenos, presentaciones, museos, viajo (gracias a los amigos que nos reciben y a los que recibimos en casa). No viajo en un asiento de primera, pero viajo. No ceno fuera, pero una tapa sí me tomo (y organizamos cenas en casas de amigos periodicamente). Yo estoy absolutamente presente en la vida de afuera. También en la vida de adentro. Gracias a ello mi mente lo entiende casi todo. Casi todo.