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Carta abierta a las madres de los terroristas de Ripoll

por Marisol Oviaño

 

Vosotras, que vais vestidas como si nunca hubierais salido de vuestro pueblo, sois inocentes.
Vosotras, que lleváis la cabeza tapada para no desatar la lujuria de los hombres, sois una víctima más.
Vosotras, que aunque lleváis muchos años viviendo aquí no habláis una palabra de español (ni de catalán), no sabíais nada.
La culpa es del imán, que les lavó el cerebro.

Supongo que el dolor por la pérdida de un hijo es universal y, como madre, podría entender vuestro duelo. Pero también como madre cuestiono la educación que habéis dado a vuestros hijos. Si mi hijo estuviera en su lugar, yo no pensaría que la culpa es del imán, sino mía, por no haber sabido educarlo. Tarde o temprano, todos los seres humanos nos encontramos con personas locas, fanáticas, malas… seguirlos o darles la espalda, sólo depende de cada uno de nosotros. Ser madre es mucho más que parir un hijo, y otro, y otro, y otro y otro y los que vengan; ser madre es, sobre todo, prepararlos para la vida.

Dicen los vecinos de Ripoll que vuestros hijos estaban muy integrados en el pueblo. Pero viéndoos a vosotras, que necesitáis traductores, me pregunto qué clase de integración puede darse cuando occidente se queda cada día al otro lado de la puerta de casa. Sé que muchas habéis tenido una vida dura, muchas de vosotras ni siquiera fuisteis al colegio y algunas no sabréis ni leer ni escribir; no lo teníais fácil. Tampoco vuestros hijos, porque ¿cómo podríais prepararlos para que se integren en un mundo que vosotras no habéis querido conocer? ¿Cómo podéis prepararlos para el futuro, si seguís encerradas en las ancestrales costumbres de vuestra aldea aun estando a miles de kilómetros de ella? Vosotras habéis pasado por Europa, pero Europa no ha pasado por vosotras.

Os veo llorar en televisión y me pregunto cómo es posible que unas mujeres que han consagrado su vida a la familia, no se hayan dado cuenta de que sus hijos habían cambiado de costumbres; cómo, con los antecedentes de anteriores atentados, no pensasteis en ningún momento que ese repentino fervor religioso de vuestros hijos encubría algo más. La culpa es del imán, decís. Sin embargo, nadie os impuso que abdicaseis de vuestras responsabilidades y delegarais la educación de vuestros hijos en manos de un ex presidario. Probablemente, preferíais que estuvieran con él antes que saliendo por ahí con españoles. No sé si sois las madres más negligentes del mundo, o si estáis secretamente orgullosas de vuestros cachorros. A fin de cuentas, ellos han muerto para expandir por todo el orbe la moral que vosotras defendéis en vuestras casas. Si el imán no hubiera pasado por allí y vuestros hijos estuvieran vivos, ¿les habrías dejado que se emparejaran con quienes quisieran, o les habríais buscado en vuestra aldea una buena y sumisa mujer musulmana?

Para muchas de vosotras ya es tarde: vuestros hijos ya están muertos o huidos. Además, nunca podríais leer esto sin alguien que os lo tradujera. Pero quizá tú, que me estás leyendo porque te has tomado la molestia de aprender español, tengas dudas que no te atrevas a manifestar delante de tu madre, tu suegra, tu cuñada, tus primas. Quizá tengas curiosidad por conocer el mundo, por integrarte y ser un miembro útil a la sociedad que te ha acogido. Quizá para ti no tenga sentido parir una y otra vez hijos que enviar al matadero, quizá también sueñes con algo mejor para ellos y te estés preguntando en qué os estáis equivocando.

Seguir callada y agachar la cabeza sólo traerá desgracia.
Pero seguro que cerca de ti hay otra mujer que se está haciendo las mismas preguntas, sólo hace falta que una de las dos hable de ello con la otra para que os pongáis en marcha. Será difícil y os sentiréis solas; incluso puede ser peligroso.

Pero o iniciáis la revolución vosotras para que vuestros hijos tengan un futuro y todos podamos vivir en paz, o no nos dejaréis más remedio que empezar a combatiros casa por casa y retiraros todas las ayudas.

10 respuestas a «Carta abierta a las madres de los terroristas de Ripoll»

Enhorabuena, Marisol. Lo mejor que he leído estos días sobre el tema.
Las claves: «Habéis pasado por Europa pero Europa no ha pasado por vosotras» y «…retiraros las ayudas». De manera inmediata habría que articular condiciones precisas e ineludibles para la concesión de ayudas de cualquier tipo. Someter a exámenes permanentes el respeto y la voluntad de integración en nuestra cultura, como el conocimiento del idioma por parte de todos los miembros de la familia, integración de las hijas en el sistema educativo completo, etc.
Y abolición de privilegios «multiculturales» tipo menú especial en centros educativos públicos…
Sería mucho más efectivo y barato que las medidas policiales.
Ni odio ni sumisión.

Suprimir todas las prestaciones, monetarias y en especie. Impedir la reagrupación familiar. Imponer un impuesto especial (como hacían ellos en la Edad Media con las otras religiones). En menos de un año se habrán marchado a Suecia, Francia, Bélgica, Reino Unido, voluntariamente. El peligro no son las personas. El peligro es la ideología, no sus portadores.

El olor, el mal olor en este caso, no precisa de argumentación alguna. Pertenece al mundo de las sensaciones y estas salen de toda una vida de experiencias. Tampoco es necesario pensar en nada. Solo se percibe. Eso si hay que tener la nariz minimamente sensibilizada. Culpar al extraño de los males de este mundo, vaciar de su cultura a los que vienen de fuera para imponerles esta nuestra de la cocaculo a base de retirarles las mínimas ayudas, si es que realmente existen, es pensar por si mismo y sobre todo no dejarse llevar por las consignas

Si eso es todo lo que eres capaz de desprender del texto de arriba, me temo que aquí tienes poco que aportar. Tu ciber voluntariado te será más fructífero en otros lares (entiéndase forocoches o similares). Buena suerte (y buenas noches).

Y enhorabuena, Marisol, por tu artículo. Parece increíble que en estos días, lo que es de sentido común esté más allá del límite de lo «atrevido».

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