por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: virtux
El otro día pusieron en la Noche Temática de la 2 un reportaje sobre cirugía estética. No lo vi entero, pero lo poco que vi, fue suficiente.
En el reportaje aparecían mujeres de treinta y cinco años que se habían operado pechos, glúteos, papada, muslos y ¡labios menores! Cada una de ellas se había gastado al menos 12.000 euros en parecer otra persona. Mientras hablaban, sus tetas, redondas y públicas, no se movían. También eran entrevistadas adictas al bótox que lamentaban no poder volver a fruncir el ceño, pero aseguraban que se inyectarían botox una y otra vez para parecer más jóvenes.
La autora del reportaje era una mujer normal, con sus curvas, con sus pequeños defectos. Visitaba a un cirujano estético y éste le decía que debía operarse la tripa, las cartucheras, los muslos, los glúteos, por supuesto aumentarse los pechos, quitarse las ojeras, la papada, inyectarse botox y operarse los labios menores: ahora está de moda tener un conejito como el de las chicas Playboy
La autora del reportaje, amigos míos, no era ninguna anciana.
Sólo tenía 33 años.
Y planteaba, como ya lo hacía Inar en Seduciendo a dios, si no llegará un momento en que las arrugas y la vejez lleguen a verse como una falta de higiene.
Queremos vivir cien años, pero que todo el mundo crea que tenemos veinte.
Entonces ¿para qué queremos vivir cien años?
Que Alá nos confunda a todos.
0 respuestas a «Forever young»
Te felicito por tu manera de abordar el tema. Hace poco vi un documental en el que se planteaba que con los nuevos descubrimientos de la ciencia la vejez pasaría a considerarse una enfermedad.
me encanta la idea de la vejez como falta de higiene.
dentro de poco el que parezca viejo será tratará como un apestado.
Lali, ¿tienes algo que ver con Ladislao Kubala de la Francesca? (la vida es un pañuelo lleno de excrecencias nasales?
En cuánto a la vejez, es tremendo, a mí, andando, por detrás, me han piropeado adolescentes y cuando he vuelto la cabeza para mirar han dicho: ¡hostias, si es una madre! (el tipín engaña, cosa que las líneas del rostro no, como las de la mano).
Qué pena da ver que la gente no aprueba sus señas de identidad, la geografía única y exclusiva de cada rostro. La banda sonora de nuestra biografía. Ese regalo que, junto a la experiencia, sólo otorga el paso de los años.
A mi edad llegarás, o no lo contarás.
Salut.