por mujerabasedebien
Fotografía en contexto original: insideafricanart
Con harta frecuencia los hombres me prometen cosas que yo sé de antemano que no pueden cumplir.
Aunque lo estén deseando.
Mis botas militares y mi entrega al Ejército del Futuro les disuaden de engatusarme con un compromiso, una casita con jardín y una prole con mis mismos ojos.
Cuando la leyenda dice que se quedan dormidos, empiezan a hablar, hacen balance de las muchas quejas que tienen contra el Sistema que no les deja vivir en libertad.
Y prometen.
Haré esto y lo otro y lo de más allá. Y si necesitas esto o lo otro, llámame. Estoy a tu disposición. Yo también quiero jugar.
El ser humano necesita sentirse útil.
El ser humano necesita, ansía ser reclutado.
A veces se ponen tan pesados que les pongo a prueba y les encargo algo. Siempre relacionado con aquello que mejor saben hacer, siempre pensado para que ellos disfruten mostrándome su valía. Y, de regreso al cuartel, voy pensando quién podrá desempeñar la tarea que ellos no podrán cumplir.
Porque es fácil hablar.
Arreglar el mundo desde la seguridad de casita, condenar y proponer.
Porque es fácil desear ser parte de algo.
Lo difícil es serlo.
Pasan los días sin que el enardecido voluntario dé señales de vida.
Le llamo entonces una vez, o le pongo un mensa, o un correíto.
Y me dice que mañana sin falta.
Llega mañana y sigo sin noticias.
Llamo a algún recluta para que se prepare para salir de misión.
Me llama para decirme que mañana.
Mando al recluta a cumplir la misión.
No vuelve a llamar.
Les avergüenza incumplir las expectativas de una mujer. O tal vez les acobarde mi rango: acredita mi valentía en el campo de batalla. Y ningún hombre quiere aparecer como un cobarde ante una hembra. Y por alguna razón, creen que si salen corriendo no me daré cuenta de que es un cobarde. Como si esas expectativas fueran obra mía, como si yo no les hubiera avisado de que no tendrían tiempo o arrojo. Tal vez, cuando comprenden que yo no soy el premio que les aguarda en el barco que les llevará al otro lado del espejo, pierden interés.
Y dejo pasar los días, las semanas, a veces los meses.
Y volvemos a reencontrarnos.
Y entonces se muestra alborozado, y vuelve a llamarme al día siguiente, y volvemos a vernos, y vuelve a prometerme…
Y le pongo los dedos en los labios para dispersar su orgullo.
Y le recuerdo quien soy para que comprenda que le quiero como es.
Igual que a todos los demás.
0 respuestas a «Por orgullo»
Nunca h e entendido como la capacidad d e poner salido a un salido pueda enorgullecr a ninguna mujer ¿?
Es como la caza hay quien caza conejos y quienes solo disfrutan cazando leones pero…
Darle una foto tuya en pelotas a un puto lerdo salido para que se haga una paja y te la manche ¿de que te puedes enorgullecer?
Saludos
Macho, estás enfermo. «hacen balance de las muchas quejas que tienen contra el Sistema que no les deja vivir en libertad.
Y prometen.»
mujerabase de bien está hablando de compromiso político.
No sé de qué coño hablas tú, pero deberías hacértelo mirar
Alfredo, creo que lo que te pasa es que metes poco..hijo!
O puede ser que es que te estan dando por el caca constantemente…eso duele, a-no??
Este artículo-cuento va de pasar de la palabra a la acción. De mujeres que luchan por lo que creen y hombres que se ofrecen a ayudar (convocar reuniones, organizar algaradas, …), pero a la hora de la verdad tienen miedo.
Y al final, como siempre, son los reclutas los que tienen que hacer el trabajo:
«Pasan los días sin que el enardecido voluntario dé señales de vida.
Le llamo entonces una vez, o le pongo un mensa, o un correíto.
Y me dice que mañana sin falta.
Llega mañana y sigo sin noticias.
Llamo a algún recluta para que se prepare para salir de misión.
Me llama para decirme que mañana.
Mando al recluta a cumplir la misión.
No vuelve a llamar».
Lo de la foto y la paja, que nos lo explique tu psiquiatra.