Miguel Pérez de Lema
Angustias tiene un baúl en el que guarda la prueba de que el mundo está equivocado. El baúl es una ballena varada por el peso de los manuscritos que hay en su interior. Rebuscando en su desorden se pueden encontrar:
-Novelas completas, trece (Sueño azul de una mujer inglesa, Astrolabio, El ultimátum, Diario de diez días intensos, Diarios menorquines, Nuevos diarios menorquines, Adiós Menorca, La escapada de Raquel, Venus tan cerca, Mil ideas pequeñas, Desolación y margaritas, La casa de Emilia Pellicer, Frío en abril).
-Novelas ligeramente incompletas, seis (Pobre de solemnidad, El laberinto Gordon´s, Histérica, Amores en globo, Puntadas sin hilo, Esto).
-Carpetas de apuntes para posibles novelas, veintidós -sin títulos específicos-
-Comedias en verso alejandrino, una (Andrómaca desahuciada –tragedia en tres actos y una despedida-)
-Ensayos, dos (Perdurable fuente de placer, La vida después de)
-Papeles diversos, ochocientos seis. (Folios sueltos, setecientos ochenta y tres. Servilletas escritas, ocho. Sobres escritos, trece. Posavasos uno, papeles de envoltorio de farmacia, uno)
Angustias trata de colocar sus manuscritos pero nada, no hay forma. Los manuscritos inéditos pesan en la conciencia de la humanidad, piensa Angustias, como las tablas de la Ley. Prueban la abyección y la injusticia del mundo, su conjura contra el verdadero talento, y reafirman a su autora como mártir de la Literatura.
Además, tienen la virtud de permitir que Angustias mire por encima del hombro a los pobres mortales, menestrales de cualquier oficio que están al corriente en el pago de la luz, el teléfono, y los etecés del bajo mundo. La desazón, la espera, las fotocopias, el desplazamiento hasta la oficina de correos para enviar la copia de sus manuscritos a las editoriales y a las convocatorias de todos los premios que se celebran, se han convertido en una laboriosa coartada para no tener que trabajar.
La tarea de Angustias es esperar y lo que desde fuera puede parecer ocio desde dentro es extenuación. El diario camino mental de Angustias, cuyo trabajo es esperar, consiste en visitar todas las posadas imaginarias de la frustración, desde que inicia el día a eso de las dos y media de la tarde, hasta llegar a la desesperación hacia las tres de la madrugada, cuando apaga su viejo ordenador y se va a la camita, pensando qué sentido tiene lo que acaba de escribir.
Es un problema difícil de resolver. Lo que escribe tiene, a veces, sentido, pero jamás tiene sentido el hecho de escribirlo. El baúl de Angustias vibra y emite ondas de angustia y poder atómico como el arca de la alianza.
El baúl es oblongo y alto, sobra mucho espacio. Cabría una persona con las rodillas dobladas y aun sobraría espacio para muchos manuscritos. Hay espacio cumplido para depositar en ellos todos los manuscritos de Angustias junto a la propia Angustias en un ataúd perfecto.