por Marisol Oviaño
Libro publicado por Ediciones Alfabia
De venta en nuestra librería (Proscritos, c/ Real, 41. Torrelodones, Madrid. 918549328)
Cuando les digo a mis alumnos que “el escritor cuanto peor, mejor”, me miran con cara rara. Entonces les explico que la literatura (como la pintura, la música y las demás artes) suele nacer del sufrimiento. Y que, en muchas ocasiones, acaba indefectiblemente asociada a la locura, el alcoholismo o las drogas (o a todo ello a la vez).
No sabía nada de David Vann cuando empecé a leer Sukkwan Island y, por tanto, no tenía ni idea de que esta novela es, en cierto modo, autobiográfica; su manera de redimirse del suicidio de su padre. Saberlo ahora, después de que el libro me haya impactado como pocos –no sé si algún otro autor ha conseguido hacerme llorar-, me ratifica una vez más en que los escritores somos seres carroñeros que aprovechamos las desgracias que la vida nos va sirviendo para convertirlas en literatura.
Sukkwan Island es la dura historia de una relación paterno-filial más que difícil.
Jim, un hombre incapaz de ser fiel a las distintas mujeres de su vida, vende todas sus pertenencias tras su segundo divorcio y se compra una cabaña en Sukkwan, una isla desierta de Alaska. Entonces propone a su hijo Roy, que tiene trece años y vive con su madre y su hermana, que se vaya con él un año y prueben a sobrevivir al invierno por sus propios medios. Y aunque al principio el chico se niega a acompañarle, acaba accediendo porque, en el fondo, siente lástima de su padre.
En Sukkwan Island están completamente solos, su única conexión con el mundo exterior es una radio y una avioneta que pasa por allí cada cierto tiempo para llevarles lo que necesiten. Roy no tardará en descubrir que su padre no ha sido tan previsor cómo debería:
Es raro, eso es todo. La mayoría de la gente no traería aquí a sus hijos. Y la mayoría de la gente traería algo de comida.
Pero la supervivencia no será el mayor problema que tengan que afrontar, cazan de vez en cuando y pescan salmones que ahúman y almacenan para cuando el invierno se vuelva muy crudo, no morirán de hambre. Lo que a Roy le acaba resultando insoportable es el carácter inestable de su padre.
Por el día está aparentemente bien y ejerce de macho alfa; pero por las noches se vuelve débil, melancólico, temeroso y depresivo y se confiesa con su hijo como si éste fuera un amigo de su edad. Roy no sabe por qué lo hace, sólo sabe que no quiere saber tanto de su padre, porque ni entiende lo que le cuenta ni puede hacer nada para ayudarlo. Probablemente se conformaría con que Jim se comportara como un adulto que supiera qué están haciendo allí, lejos de todo. Lo peor llega cuando se van a la cama y apagan la luz, momento en que Jim comienza a llorar y a lamentarse como si creyera que Roy no puede oírle, pero nunca hablan de ello.
El paisaje y las fuerzas de la naturaleza frente a las que ellos dos no son nada, son los otros protagonistas de este potente drama escrito con una prosa brillante, directa y precisa que no necesita de más trucos estilísticos para emocionar al lector. Y para hacerle reflexionar sobre la infantilización de los adultos y el rol del padre en la sociedad moderna.
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Aquí puedes leer un Extracto de Sukkwan Island
Retrato de David Vann publicado en Totallydublin
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Una respuesta a «Reseña: Sukkwan Island, de David Vann»
Muy buena reseña. Me leeré el libro, sin duda.
Saludos.