Miguel Pérez de Lema
Se pasaron las burbujas y quedó el gas en el aire. ¿El gas de la risa? también.
Ahora parece que ese gas se concentra en otra burbuja, la burbuja cosquillosa y difícil del activismo político, y la basquita está como colocada con la fiesta de la Democracia permanente, como si fuera una nueva Movida y a lo mejor ha llegado el momento de salir a tomar el aire fresco porque algunos están con un colocón un poco chungo.
Les ha dado un amarillo de tanta participaciónciudadana que se han metido.
Lo cual que la españolada empieza a estar un como casi que demasiado comprometida. La gente está muy en el ajo político. Quien menos te lo espera, zas!, resulta que está en un grupo de wasap donde le van diciendo consignas cada dos o tres horas, citándole en cafeterías, dándole un por qué a su ocio ahora que es «militante».
Al español lo que de verdad le tira es la tertulia. Y cuando creíamos que se le habían acabado los escenarios para montar una, resulta que la nueva era politica, con sus mensajes esmartfónicos, sus quedadas, y su interminable agenda de eventos, le ha devuelto la ocasión de juntarse a solucionar «la problemática».
El español es gregario. Y trepa. Y tiene una-opinión-sobre-las-cosas. Un punto de vista tan válido como el que más. Que coño, más.
En realidad el español sabe que su punto de vista es el único válido, cómo no, ¡como que es el suyo! y acepta que el gregarismo obliga a transigir con los correligionarios y hacer ver que se está «en general» de acuerdo con lo que digan los demás. Pero en el fondo, si-me-escucharan-a-mí-que-he-esstudiado-en-la-universidad-de-la-calle…
Lo cual que están rulando las propuestas desechadas por Ahora Madrid. Y son de un iberismo pata negra y renovado que merece toda nuestra atención.
Auténticas novelas distópicas de 10 líneas. Retratos de la España abisal que siempre acecha, ahora bajo nuevas formas para la misma intransigencia inconmovible.
Miedo me da.
Una respuesta a «Burbuja política»
Recibo atónita las convocatorias y desconvocatorias a manifestaciones por teléfono móvil, que compiten en delirio con las gilipolleces que dicen algúnas políticas profesionales, y ya una se cansa de gente con el dedo tan fácil y rápido para reenviar mensajes. Sólo me alegro de tratar y tener amigos que cada uno piensa una cosa, porque sería lamentable tener sólo amigos que piensan todos de una misma manera.