Miguel Pérez de Lema
Como simpatizante más o menos activo del movimiento de regeneración nacional que propone UPyD uno tiene que estar contento por lo logrado hasta ahora. Contento sí pero no satisfecho.
En solo siete años, me explica E., activista de un barrio extremo de Madrid, se ha conseguido mucho. Y me cuenta los orígenes del movimiento en la Euskadi donde todavía se alojaban balas en la nuca de los que llevaban la contraria, cuando nadie daba un duro por esta idea moral, por este impulso necesario, por este voto higiénico y «en defensa propia», que diría la jefa.
UPyD ha tenido las puertas de los medios cerradas a cal y canto, especialmente de la televisión, y sin embargo no ha dejado de crecer un solo día, poco a poco, trabajándose la provincia, el barrio, convenciendo a mucha gente buena y honrada que cuando rascas la ríspida y hórrida realidad de los que lo ocupan todo, resulta que está ahí, está por todas partes, aguantando el chaparrón, sobrenadando.
Ahora, el partido ha llegado en estas elecciones europeas por primera vez al millón de votos y se ha consolidado como una fuerza con la que habrá que contar casi seguro a partir de ahora en el Congreso y en varias autonomías.
Así que por ese lado bien. Muy bien. Pantalla superada.
Pero por otro lado casi mal. Un poco mal.
Anoche mi amigo Juan, un muchacho valiente y noble que lo dejó todo para irse de cooperante al tercer mundo y ahora ha dejado ese trabajo para cooperar un tiempo en esta causa, urgente, de España, me decía desde la fiesta de la sede central que se respiraba una «tristeza moderada». El hundimiento de la PPSOE no había llevado a un éxito mayor al partido. Y tocaba reflexionar.
Toca preguntarse las razones reales para no pactar con Ciudadanos y que el 10% del electorado que suman ambas formaciones no muestre su verdadera fuerza renovadora. Toca, en mi opinión, explicar por qué esa campaña de guante blanco y con un perfil tan bajo, sin hacer ruido.
Durante la tibia campaña estuve en el mitin del partido en la Plaza del Dos de Mayo y comprobé que la distancia entre el tono de los oradores y el malestar real que percibo en la calle cada día era notable. Esa noche pensé que si no se demostraba una actitud más agresiva, más empática, buena parte de la calle que UPyD ha sacudido, de los jóvenes, del voto nuevo y descontento, desesperado por encontrar quien lo defienda, se pasaría a quien enseñara los dientes en su nombre.
Al lado de UPyD, los populistas/chavistas de Podemos sí hicieron esa campaña agresiva, y en tres meses contactaron con una masa de voto disconforme, una multitud un poco naif, un poco atropellada y llena de confusas ideas gregarias, pero valiosísima por lo que tiene de deseo de renovación, de desprecio por la política tribal y esclerótica que nos ha llevado a una escombrera de paro y depresión. A su favor tuvieron más minutos de tele que la Cocacola y eso es una suerte, pero también un mérito que en UPyD se debe valorar y del que hay mucho que aprender. No Fanta no party.
Pero cuidado, UPyD ya tiene un millón de amigos. Y eso es lo más importante. Son muchos más de lo que casi todos creyeron que alcanzaría, pero también bastante menos de lo que necesita España para empezar un verdadero proceso de cambio. Hay que celebrar el logro y no caer en la tristeza por no haber captado todo ese nuevo voto hastiado.
Hay que seguir trabajando, barrio a barrio, calle a calle, y no estaría de más demostrar que se tiene capacidad para encontrar apoyos para seguir creciendo, con o sin el altavoz de los medios, porque el trabajo está casi todo por hacer.
Y porque debemos hacerlo.
6 respuestas a «UPyD ya tiene un millón de amigos»
No sé.
Lo de Podemos es muy raro.
Para empezar, de todos los partidos minoritarios ha sido el único cuyo líder ha sido por activa y por pasiva en varias cadenas de televisión. Empezó en Intereconomía –se supone que de derechas, aunque enfrentada al PP por la falta de subvenciones-, y se convirtió en habitual de la Sexta (Lara) y la Cuatro (Berlusconi).
Nos dicen todo el rato que es que saben moverse muy bien por las redes sociales y blablablá. Pero yo creo que no han sido las redes sociales, sino las televisiones, quienes les han dado a conocer.
A mí no me gusta un pelo su ideario. De hecho, me parece tan poco real que más que la obra de unos jóvenes ingenuos, me parece la maniobra del poder, que le ha dado cancha para que todo el mundo se acojone –dicen que quieren abolir la propiedad privada- y trague con el famoso gobierno de coalición del que tanto se habla últimamente.
Como he dicho al principio: No sé. Lo de Podemos es muy raro.
A mí tu lideresa siempre me ha dado nosequé, con ese look tan raro y tan encaminado a resultar inconfundible.
A mí me da que no quiere alianzas con Ciudadanos porque ella -personalmente, no el partido- tiene todas las de perder. Rivera es sangre fresca, Rosa siempre ha pertenecido a la casta, esa de la que tanto habla Pablo Iglesias.
Otra cosa que me ha llamado la atención es que parece que los españoles no somos los únicos que estamos hasta las narices de la clase política y de Europa.
(Por cierto, no sabía lo tuyo con Juan. Habría que veros por un agujerito)
No dudo que Podemos tiene algo de mal menor para el Cotarro. Seguramente prefieren aupar a Pablo Iglesias para evitar que alguien o algo de verdad incontrolable canalice el malestar. Pero que un millón de personas hayan votado por él, y otro millón por Upyd, significa que España todavía tiene pulso, aunque sea leve.
Rosa Díez ha llevado a un partido mínimo y silenciado por los medios a tener un millón de votos. Tiene el problema de haber militado en el PSOE y estar aterrada con repetir esa estructura de partido (aparato y barones omnipotentes) en Upyd; que Ciudadanos se convierta en un PSC, por ej. De todas formas, si Upyd y C´s entran juntos en el grupo liberal del parlamento europeo sería una buena señal. La colaboración antes o después tendrá que darse porque los electores no entenderán después del domingo unas nuevas elecciones separados.
Miguel y yo llevamos, en efecto, una doble vida, que a veces es triple.
abrazos,
No seáis ingenuos. En los 80, Miterrand propició el Front National para dividir a la derecha. Y le salió bien (las cosecha la recogen ahora). Es una táctica política maquiavélica pero habitual. Lo que al PP le interesaba era dividir al PSOE y, para ello, tirar de los hilos de las marionetas de las TV era una tentación difícil de resistir.
La cosecha, como ha sucedido en Francia, vendrá después, dentro de unos años.
No me parece descabellada tu conspiranoica hipótesis, Ricky. Además de dividir a la izquierda, el PP conseguiría motivar a su electorado con el miedo al lobo rojo.
Pero este maquiavelismo de alta escuela parece poco compatible con la demostrada estulticie de Rajoy y su equipo; supondría un cambio de 180º en su habitual estrategia del percebe.
En cuanto a Podemos, a día de hoy son la oposición idónea a la casta.
No han dejado títere con cabeza: le han dado pa’l pelo al PSOE, a IU, a UPyD…yo creo que han arramblado incluso con votos de gente que dió la mayoría absoluta al PP. Un auténtico sunami que ha redibujado el mapa político de España para siempre. Sean o no fruto de una conspiración de la derecha, el éxito de Podemos me parece ilusionante para una ciudanía que ya daba por inamovible la dictadura bipartidista, y no creo que el precio sea necesariamente el advenimiento de la república bolivariana.
Ahí le has dado, Antonio. Dictadura bipartidista, es el término justo para definir lo que aquí padecemos. Acaso sabe la gente que en esta supuesta `democracia` se le expropia alegremente la tierra a gente para construir autovías inútiles y que llevan 11 años esperando para cobrar, o que ahora se amenaza con expropiar a dueños de terrenos en Burgos si no acceden a vender a una empresa americana a precio que ellos dispongan para el tema del fracking. Hay muchos más ejemplos, si esto ocurriera en Venezuela o en Ecuador o en Cuba, etc, los yankees les invadirían. Obama invádenos