por César de las Heras
Fotografía en contexto original:myspace
La silueta de un keniano se deja ver por la superficie de la tierra. Días de cambio, revolución de carácter negroide entre las altas cumbres. Hilos de aspecto aligerado, que suspendidos como banderines de rezo tibetano, lanzan frases con tres palabras, yes, we can. La fuerza del marketing y la novedosa estampa de un hombre ha dado al mundo una nueva oportunidad para equivocarse. Los necios siguen pensando que las frases bien temperadas y las estructuras distintas a las habituales son capaces de derribar lo establecido entre los muros del capitalismo. Ahora, “consumatum est”, todo volverá a brillar, la economía se levantará, se acabarán las guerras, desaparecerá el hambre en el mundo y las tremendas desigualdades, se dejará atrás el miedo a la tercera gran guerra, y en los suburbios, entre las cajas de cartón, los derrotados de la civilización cubrirán sus cartones con telas de colores, dispondrán de conexión wi fi y de calefacción central.
Recuerdo la profecía del Papa negro y pienso en la posible similitud de éste líder mediático con la de un líder espiritual. Al actual presidente de los estados unidos del norte no le quedaría nada mal la vestimenta del mandatario de la santa sede. Lanzo al universo el posible cumplimiento de una profecía, lanzo la duda disuelta entre certezas de que el regreso a las cavernas puede estar muy cerca; de igual modo lanzo el recurso de la individualidad y mi ración de libertad, que encabronada, se sincera ante ustedes con la esperanza de que alguno empiece a pensar por sí mismo y se aparte de la influencia de los mass media.
Yes we can, y podríamos hacer saltar la banca y cambiar el sentido de las agujas del reloj. He dispuesto mis relojes hacia abajo y reconozco que cada vez me jode mas el uso de las tildes y de la ortografía por no hablar de la sinonimia. Entre este rebaño que cada día huele peor, he decidido ser la periferia y si los lobos llegan a la noche me dejaré morder entre gritos esporádicos. Ahora el pastor es un negro que se ha aliado con tres cabras negras y un perro cabrón de pelo negro que no distingue a su raza de las otras cuando el hambre aprieta. Sí, podemos seguir discurriendo por las cañadas frías de la sierra o dejarnos comer, yo ya voy teniendo la carne dura, esperaré con las pelotas bien guardadas en mi mano derecha a que me coman.
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Creo que era Inocencio Arias el que decía esta mañana que hay demasiadas expectativas de que Obama cambie las cosas. No puede. Aunque quisiera. Y si pudiera y quisiera, le matarían.
Pero bueno, concedámosle el beneficio de la duda.
Yo también veo grandes similutes entre él y un líder espiritual de desheredados. En tiempos difíciles todos buscamos alguien fuerte que nos salve: y este Obama parece haber salido de un casting.
Estracto del discurso de ayer de Obama:
«Y aquellos que se preguntan si el faro de USA todavía ilumina fuertemente: hemos demostrado esta noche una vez más que la auténtica fuerza de nuestra nación procede, no del poderio de nuestras armas ni de la magnitud de nuestra riqueza, sino del poder duradero de nuestros ideales; la democracia, la libertad, la oportunidad y la esperanza firme.»
Escena: 07:30 de la manyana, Hotel Crowne, Amman.
He escuchado el discurso en directo, live como dicen en la CNN: me habia quedado hasta tarde viendo las noticias y al despertar he puesto la tele. Estaba hablando McCain aceptando la derrota. Luego ha salido Obama y sus ninyas y Michelle su esposa. Y ha soltado un precioso discurso de ilusion y de mirar adelante como pocos he escuchado nunca. Y no he podido evitarlo: me he puesto a llorar. No estaba en Chicago. Pero la emocion y los efectos de la retorica me han hecho llorar. Lo admito. Con los negros de Alabama, con los de Illinois, con los jovenes de DC, con las caras arrobadas de quienes asistian en directo al discurso de Obama, con todos ellos me he emocionado.
Desde Amman, y sin tildes.
La palabra es un arma poderosa. Ya lo dice una de las solapas de Seduciendo a dios:
Nuestra arma
es la palabra
cualquiera
puede cogerla
y disparar
Pero no bastan palabras para cambiar el mundo.
También habrá que levantar barricadas
Yo habría llorado de emoción si Obama se hubiera negado a que el pueblo financie la deuda de los bancos.
¿Y si no hubiera ganado Obama?
A mi también me emocionó y también lloré con su discurso. Porque transmite fuerza y esperanza. Y necesitamos la esperanza para seguir luchando, para llevantar esas barricada.
Porque no puedo más de descreidos. Porque seré una ingenua, pero este es el momento del cambió. Y nadie me va a quitar la ilusión. Ni siquiera esta crisis mundial. Porque, después de todo, ésto tenía que explotar para poder volver a construir sobre valores más fuertes: El Amor, El Trabajo, El Esfuerzo, La Igualdad, La Libertad, La Solidaridad..
Elena: Está muy bien emocionarse con los discursos de Obama. Pero no podemos creer que un hombre solo, atado a las mismas anclas que sus predecesores, pueda cambiar el mundo. Para que el Amor, el Trabajo, el Esfuerzo, la Igualdad, la Libertad, la Solidaridad, etc… gobiernen nuestra vida, tenemos que empezar por nosotros mismos.
¿Estás segura de que estás preparada para esforzarte y sacrificarte?
¿Estás segura de que estás preparada para ser libre?
En eso estoy, Mujerabasedebien.
Lucho por ello en mi día a día, en mi familia, en mi trabajo, aunque a veces, supongo que como a todos, me resulte difícil ser coherente.
Siempre hay miedo al precio que haya que pagar. Sabemos que cuanto mayor es el beneficio, más alto es el precio.
Pero el camino te va llevando