por Juan Hoppichler
Los pacientes del manicomio de Alguien voló sobre el nido del cuco están todos en principio “locos”, pero según su nivel de autosuficiencia se dividen en Agudos y Crónicos.
Los Agudos son capaces de valerse por sí mismos, de comprender y hablar; tal vez, incluso, de protestar. Los Crónicos son los mudos que necesitan ser alimentados, que vegetan y que carecen de raciocinio, son incapacitados cerebrales.
McMurphy (Jack Nicholson), para evitar una condena por abuso de menores, se hace pasar por perturbado y le ingresan. Aprovechándose de que está completamente cuerdo, poco a poco solivianta a los Agudos, únicos rescatables, para que tomen conciencia de su poder. Por supuesto esto le lleva a enfrentarse a la enfermera Ratched, la sádica representante del sádico Tinglado.
En esta escena McMurphy quiere ver un partido de béisbol, una nonada pero que implica cambiar el horario de actividades, y Ratched, a la que los cambios no le gustan, sugiere que voten. Los Agudos, que ya empiezan a espabilar, votan a favor del McMurphy, que se las ve muy felices, hasta que Ratched le explica que en unas elecciones libres todo el mundo vota, incluidos los Crónicos, cuya opinión pesa igual que la de los Agudos. Por supuesto conseguir ganar entonces parece imposible. Pero aun así McMurphy no se rinde y hace que uno de los Crónicos vote. Entonces la enfermera Ratched se escuda en un cuestión de forma –han pasado unos minutos del tiempo de la sesión- para invalidar las elecciones.
Pues eso. La democracia.
http://youtu.be/So4uCbwuIdc
—
Puedes seguir las andanzas de Juan en eltransterrado