Miguel Pérez de Lema
Siempre lo digo: hay que volver a los clásicos. Todos nuestros males están ya explicados por los clásicos y proceden, casi siempre, de nuestro olvido de los clásicos.
Veo en cada mujer una bella Eco, castigada a repetir la última palabra que ha escuchado cuando intenta hablar. Y veo en cada hombre un Narciso, enamorado de su propio reflejo, incapaz de levantar la mirada a lo que le rodea.
No, Eco, no esperes su llamada. Narciso está depilándose las cejas. Tú quisiste decir que lo amabas, pero por tu boca sólo salían los titulares del Cosmopolitan, las gastadas consignas de la modernidad, el estúpido desprecio por sus virtudes, el odio de segunda mano. No te extrañe que acabe fornicando con su reflejo, por detrás de la Gran Vía.
0 respuestas a «Narciso y Eco»
Sensacional.
¿Alguna mano mágica detrás de todo esto?
Quizá… ¿Nemesis?
Miguel, me has hecho recordar a Ulises – el sindrome-
A veces, todos tenemos momentos en los que nos identificamos con Ulises y, el miedo al retorno.
Cuantas veces no nos hemos rezagado y aplazado una situación, especialmente si de algo personal se trata. No querer dar la cara a la realidad y alargar el momento para encontrarnos-por ejemplo- con el hogar que en realidad puede suponer para nosotros el infierno.
Personas que su vida social se desarrolla en el trabajo: comidas , cenas de negocio, tennis, padel con los compañeros y brevemente cada día y cuanto más tarde mejor a casa, a la rutina del matrimonio, los hijos, el perro.. y los fines de semana bicicleta por la Casa de Campo o buscar actividades individuales para no permanecer en la
rutina que hemos creado , para los que dejamos atrás. Regresar es duro, el miedo a no poder superar encontrarse consigo mismo y aceptarse, es lo peor que nos puede pasar. El circulo Ulises se puede diversificar y asociar a muchas situaciones cotidianas.. saber lo que posees en tu ausencia y lo que puedes perder con el regreso no es fácilmente digestible