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Soy tan feliz que podría matar a alguien

Miguel Pérez de Lema

Algunos siguen llevando camisetas con el careto del Che, pero yo prefiero a Charlie Manson.
Charlie mandó matar a mucha menos gente, pero lo hizo con más estilo. Manson y el Che, dos revolucionarios pop, dos versiones actualizadas del mito crístico -muere joven y deja un bonito cadáver-, sólo que ambos son en realidad versiones siniestras del profeta, psicopáticas. Y Manson, además, sigue vivo.

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En esta primera canción -Get on home- se percibe el aire de alegría y amor fraterno de «La Familia Manson». Hasta arriba de ácido, como los seguidores de Ken Kesey. Ambos grupos recorrieron el desierto en viejos autobuses escolares. Los Merry Praksters de Kesey pintaron el suyo de colores eléctricos y flores psicodélicas. Charie ordenó pintar el suyo de negro.
Mirando estas imágenes de las chicas en familia y durante las apariciones en el juicio convertidas en estrellas hay que pensar en la cultura del performance, del happening, y hasta en la fama dadaista de Gran Hermano. Somos todos hijos de la televisión.

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Este segundo tema -Cease to exist- es el gran clásico de Manson. Al parecer lo tocaba en interminables sesiones ante sus pupilas durante las fiestas que se montaban en el refugio. Según dicen, la letra, y sobre todo forma obsesiva y repetitiva que tenía de cantarlo, con las modulaciones de su voz resonando en las noches del desierto, más los alucinógenos, llevaban a la familia al paroxismo. Manson consiguió vendérsela a los Beach Boys, que hicieron una versión infame y se libraron luego de Charlie, rompiendo sus promesas de lanzarle a la fama. Un error.
Ya se encargaría Manson luego de lograr a su manera la fama.
(Mucha atención a los terroríficos coros que hacen las chicas al final de la canción. Si un día hago una película de terror esta sería su banda sonora)

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En esta tercera canción -Look at your game girl- podemos reconocer a un cantante notable, con personalidad. Una posibilidad de que todo hubiera salido de otra manera. Pero la dulzura y la armonía se le van, se le retuercen. Avisan que algo no va bien. Qué esperábamos. Con todo, un gran tema.
El Che, que se sepa, no dejó discografía.

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