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Celulares anónimos, 1

por Clara Castillo
Fotografía en contexto original: noticiasdot
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Me dijeron que me presentara. Hola, soy Clara, tengo 35 años y soy adicta al teléfono móvil. Pero me quedé cortada y no pude pronunciar palabra.

En terapia lo cuentan como si fuera fácil. Igual que abrir un paquete de tabaco: quitas el plastiquito, abres la tapa, levantas el aluminio y ahí está, todo ese veneno esperándote. Lo difícil es cerrarlo y decir que nunca más.

En terapia creen que es cuestión de fuerza de voluntad y de hacer ejercicios un poco ridículos como este de hablar frente a un río. Se supone que el agua se llevará todos los fantasmas y seremos capaces de expresar aquello que aterrorizó al niño que fuimos y nos impidió convertirnos en adultos de verdad. Verbalizar. Un bautismo tras el que se abrirá ante nosotros la oportunidad de sentirnos limpios y felices como aquellos que nunca han estado en el infierno.

No tengo un río a mano y por mucho que me concentre en los peces de colores de los azulejos, me resulta imposible olvidar que estoy en mi cuarto de baño alquilado. Pero, quizá pueda intentarlo abriendo el grifo del lavabo. A lo mejor expreso ahora lo que me hubiera gustado decir en mi presentación al grupo:

Hola soy Clara, tengo 35 años y una naturaleza tan sumamente adictiva que soy capaz de engancharme en cinco minutos al agua de este grifo, obsesionarme con ella y empeñarme en retenerla entre las manos, hasta que no me queden dedos.

En realidad, se trata de tener arte a la hora de engancharte a todo aquello que te pueda destruir. Hoy es el móvil, mañana, Dios dirá.

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¿De dónde vendrá la facilidad para volvernos adictos en nuestra sociedad? Es como agarrarse a algo (cualquier cosa, tienes razón) que supla la ausencia de felicidad.
Y qué pena que no seamos más adictos a las cosas buenas para nosotros y para los demás.
Gracias Clara por ¡»aclarar» sentimientos!

Yo no creo que sea un problema de nuestra sociedad, la diferencia con el pasado es que el catálogo de adicciones es más grande y variado. La vida es adictiva. Vi hace tiempo un reportaje en el que se mostraba que los animales también tienen adicción. Quizá la adicción sea inherente al propio hecho de existir

Queridas amigas, yo he sido adicta a casi todo, sobre todo al amor, o más bien, a la idea del amor, o quizá, a la expectativa de un amor que me haga olvidar la soledad. ¿La vida es adicción? No lo sé, la vida puede ser bastante aburrida y entonces aparece la posibilidad de olvidar………

A lo mejor todos somos Clara. Cada uno elige su adicción, por lo menos aquella que le va a acompañar durante un trecho de su vida. Disfrutamos de diversas adicciones (y de varios amores) a lo largo de su vida. El problema es cuando la adicción no acompaña sino que domina, devora todo lo que somos y entonces el problema es la adiccción y no la causa que lo originó. Ahí la cosa se pone fea. Dice Eckhart Tolle en su libro El poder del Ahora: «Todas las adicciones empiezan con dolor y terminan con dolor. Todas las adicciones surgen de una negativa inconsciente a encarar y traspasar el propio dolor. Cualquiera que sea la sustancia que origine la adicción- alcohol, comida, drogas legales o ilegales, o una persona, estás usando algo o alguien para encubrir tu dolor».
A lo mejor es verdad………….os dejo que es la hora de mi aperitivo ( las 13.00) y no perdono.

Es que hay genes muy pillines que se dejan manipular por el falso placer y engañan a nuestra mente dándonos una felicidad dependiente. Pero, creo, que la biogenética los esta identificando y hasta los podrán reprogramar… para así anular las adicciones a las que nos someten.
Yo no sé si me los dejaré manipular… más vale poco que nada.

A los 6 años me enganché al Ventolín, a los 8 a los tebeos de Esther y su mundo (era capaz de pegar a la kiosquera en caso de retraso) , a los 11 el primner pitillo en el cuarto de baño del colegio………..no sé Picobufi si lo mio es biogénetica o algo más esotérico-disfuncional. También fui adicta al sexo pero eso lo contaré otro día. A mi que me manipulen por favor………..

Hola Clara, eres un refeljo de esta sociedad cambiante a la que nos adaptamos permanentemente, pero no dejes de ser así, la inmovilidad frente a la vida y sus cambios te haría muy desgraciada. Si a esa capacidad de adaptación le añades una sonrisa permanente las lágrimas serán perlas de alegria sobre el pétalo de los sentimientos.

Clara… la verdad que yo tampoco se lo que es…

Pero te diré, que a mi ya me da no se qué, cuando me tienen que manipular una muela. Y nada más pensar que me toquen los genes esos… pues como que no, que mi adicción a la no manipulación es demasiado fuerte.

Y sin manipulación… escribiste un muy buen articulo…

Saludos

Soy adicta a mi hija, a la buena literatura, al cine, a los amigos (a los leales), a la montaña (¡a la montaña!), al respeto, a la consideración, a mis hermanos, a una buena conversación, a la buena mesa (aunque no siempre me la pueda permitir), a las cosas sencillas, a la humildad y a la generosidad de espiritu….

También soy adicta a sufrir más de lo que me gustaría.

Aún así, no quiero manipulación genética. Me gustan mis luces y mis sombras.

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