Miguel Pérez de Lema
Ya está todo perdido. Veremos una larga y estúpida campaña de iconos mediáticos, la baza guay de Obama frente a la baza aun más guay de sexy Palin y su acartonado acompañante. Iconos mediáticos prefabricados y absolutamente huecos que, por otra parte, tienen el mismo discurso y pondrán en práctica las mismas políticas. Los dos partidos hablan de cambio cuando está pactado que todo siga igual. De esa forma van a seguir con una campaña emocional para retrasados mentales.
Como algunos sabréis, esta vez sí había un candidato diferente. Ron Paul. Tuvo incluso alguna posibilidad de llegar a ser elegido candidato por los republicanos. En internet, y especialmente entre los jóvenes, arrasó. Pero su determinación por un verdadero cambio y su discurso radicalmente sincero, no tenían cabida en los medios ni en las mentes. Ahora que el sistema financiero ha volado por los aires -no es una exageración, ya lo iremos viendo- seguimos pensando, y más que nunca, que con Ron Paul se nos ha ido la última esperanza de enderezar el rumbo de la nave. Vamos directos al precipicio.
En este primer vídeo podemos ver cómo Ron Paul se enfrentaba al mandamás de la Reserva Federal. La respuesta y el gesto de desprecio de Bernake dan pánico. En manos de estos psicópatas andamos.
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En este otro vídeo, Paul explicaba ya desde 2002 sus intenciones y el por qué había que cambiar las reglas de juego. Tenía razón.
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Quizá para cambiar el sistema como él pretende, sea necesario que el sistema reviente antes. Y no se podrá quejar de que sus rivales no están haciendo todo lo posible por llevar a su país (y aledaños) a la bancarrota: siempre le quedará el tonto de consuelo de decir ¡os lo dije! (si es que vive para verlo).
No hace ninguna falta que reviente. Hace falta, como él dice, explicar por qué estamos fracasando. Si no se dice la verdad, volverán a engañar a la gente. Siempre. Esto es una guerra por la verdad, por la luz, contra el lado oscuro. Pura teología.
El mineralismo va a llegaaaaaaar.
Cotejo, Miguel, las noticias del día con los postulados defendidos por este Sr Paul: no puedo sino pensar que, afortunadamente, las tesis de la vieja doctrina Monroe (América para los americanos), la tendencia aislacionista de los USA, las tesis caducas que sostienen la (insoportable) levedad del Estado, el liberalismo a ultranza… todo cuanto este señor defiende, por suerte, no se aplica.
Este señor no es un héroe americano, Miguel: es un reaccionario retrógrado que no quiere ver cómo ha cambiado el mundo –y que tampoco quiere ver qué necesitados están algunos de los habitantes de este mismo mundo de que los más ricos seamos solidarios.
La bancarrota de Lehman Bros. ayer, el rescate de Fannie y Mae, AIG a punto de reventar… Todo ello fruto de un exceso de voracidad, de una amplia capacidad de innovación en productos crediticios, de una insensata no-regulación del sistema… y al final Uncle Sam que tiene que venir al rescate. ¿Qué hubiese hecho ante esto este señor? ¿Mirar cómo un nuevo crack del 29 se pone en marcha y no hacer uso de las reservas?
Recordemos que del crack del 29, al final, se salió mediante el empleo que el Estado creó cuando decidió invertir en infraestructuras (la presa Hoover, las Interstate highways… lo que se conoce con el nombre de New Deal de F. D. Roosevelt). (Y no nos engañemos: el estallido de la SGM también ayudó.)
«Meden agan» decían los griegos: «Nada en exceso». Entre el fundamentalismo liberal de este señor y el totalitarismo intervencionista soviético, hay grados intermedios.
«Fundamentalismo liberal»: interesante definición. Algo así como ministro anarquista. O monje ateo…
Este hombre es, desde luego, excesivo y vehemente. ¡Por eso me gusta! Pero coteja de nuevo y verás que todo lo que advierte se ha cumplido punto por punto. Y, por otra parte, hay quien cree que la mayor injusticia social es fabricar inflación, un impuesto contra los pobres y los jubilados, y también algunos creemos que ideas como las de seducir a la gente dándole como limosna su propio dinero son abyectas y reducen a la gente al mongolismo.
Y si es por intervencionismo, ya vivimos hasta el cuello de intervencionismo, el intervencionismo de un Estado que te levanta la mitad de lo que ganas, que te retiene antes de cobrar (a mí me lo hace) como si fuera tu chulo y no te da nada, que te machaca además con impuestos arbitrarios al consumo y engorda delirantemente cada año ¿sabes que hay comunidades autónomas con 14 consejerías?. Intervencionismo es ahora el disparate americano insólito de nacionalizar los bancos hipotecarios (se nacionaliza la pérdida, nunca la ganancia ¿eso ayuda a los pobres?), o tener cientos de miles de soldados acupando el planeta en beneficio de unos pocos mega millonarios (vivimos en economía de guerra desde Corea).
Dime tres propuestas que diferencien al candidato republicano del demócrata. O más fácil, dime una sola propuesta de alguno de los dos que demuestre que de verdad van a cambiar esto. Es todo un escaparate y las cosas van a seguir igual. Sólo que con un mundo al borde del colapso.
Sí, Ron Paul es un provocador, Pedro. Pero mucho me temo que vamos a estar necesitados de gente que se atreva a ver las cosas de otra forma y a tirar de la manta. Porque esto está muy mal, tron.
Salvemos la República.
Os leo a los dos y sigo pensando que el problema es que, por mucho que Ron Paul sea un provocador (o un visionario), quienes están en el gobierno no podrán impedir la que se les está viniendo encima. Pedro parece convencido de que la intervención estatal podrá salvarles del crack. Tiempo al tiempo. El dinero del Estado no es infinito, y lo que es innegable es que la clase media está en extinción en EEUU y también por estos lares
From today’s NYTimes (www.nytimes.com) :
What makes it especially frustrating is that this crisis should provide each man a chance to explain his economic policies and offer a concrete solution to the current crisis.
Mr. McCain is doing distinctly worse than Mr. Obama. First, he claimed that the economy was strong, ignoring the deep distress of the hundreds of thousands of Americans who have already lost their homes. Then he called for a 9/11-style commission to study the causes of the crisis, as if there were a mystery to be solved. Over the last few days he has become a born-again populist, a stance entirely at odds with the career, as he often says, started as “a foot soldier in the Reagan revolution.”
After daily pivoting, Mr. McCain now says that the bailout being debated in Congress has to protect taxpayers, that all the money has to be spent in public and that a bipartisan board should “provide oversight.” But he offered not the slightest clue about how he would ensure that taxpayers would ever “recover” the bailout money.
Mr. McCain proposed capping executives’ pay at firms that get bailout money, a nicely punitive idea but one that does nothing to mitigate the crisis. And that is about as far as his new populism went.
What is most important is that Mr. McCain hasn’t said a word about strengthening regulation or budged one inch from his insistence on maintaining Mr. Bush’s tax cuts for the wealthy. That trickle-down notion has done nothing to improve the lives of most Americans and, even without a $700 billion bailout, saddled generations to come with crippling deficits.
Mr. Obama has been clearer on the magnitude and causes of the financial crisis. He has long called for robust regulation of the financial industry, and he said early on that a bailout must protect taxpayers. Mr. Obama also recognizes that the wealthy must pay more taxes or this country will never dig out of its deep financial hole. But as he does too often, Mr. Obama walked up to the edge of offering full prescriptions and stopped there.
We don’t know if Mr. McCain or Mr. Obama will do any good back in Washington. But Mr. McCain’s idea of postponing the Friday night debate was another wild gesture from a candidate entirely too prone to them. The nation needs to hear Mr. Obama and Mr. McCain debate this crisis and demonstrate who is ready to lead.