Miguel Pérez de Lema
Trabajé un duro verano, hace un millón de años, en la Roca de Alcalá, al lado del cementerio. Y viví bastante tiempo más la vida alcalaína, la de una ciudad de estudiantes un poco falsa a la que se solapaba la ciudad fidelísma e hiperreal, hecha de obreros emigrados al calor del desarrollismo de sus fábricas, y sus adorables hijas púberes.
Leo hoy en El País que chapan la Roca de Alcalá. Y sus últimos trabajadores acampan en la puerta -llevan echando gente veinte años, no nos engañemos-. Leo la pieza, que me gusta y me parece muy sensata, y me quedo con la reflexión sabia y justísima de uno de sus últimos obreros: “Muchas generaciones se han dejado mucha sangre y mucho esfuerzo, porque inicialmente todo se hacía de forma manual, y hemos dejado mucho trabajo y dolor”. “Algo mío hay ahí”.
Y me acuerdo de las palabras del Ministro Secretario General del Movimiento, Arrese Magra, en 1945, que explicaba el problema moral del capitalismo deshumanizado y la necesidad de plantear la economía incluyendo al obrero y a la sociedad en el beneficio. De ahí salió la industrialzación de los 50-60 que hizo el modesto -pero eficaz- milagro económico español y revitalizó ciudades como Alcalá, con fábricas que eran emblemas -Roca, Fiesta- y hoy son fantasmas.
Acabado el tiempo de una economía humanizada y de un Estado primordial, fue creciendo un capitalismo sin raíces, amañado, donde el beneficio es exclusivo de la propiedad y la sociedad se fue descomponiendo hasta que dejó de existir. Permítanme decir que creo que la sociedad ya no existe, no es más que un embarrado campo de batalla donde los individuos tratan de alcanzar posiciones de privilegio para abusar unos de otros.
Qué razón, la de Arrese, qué triste lo de Roca, y qué recuerdos los de aquellas bravas ninfas alcalaínas.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/01/01/madrid/1357075237_272042.html
Los olvidados de Roca en Alcalá
La vida en Alcalá de Henares hace años que discurre ligada a la pujanza de la empresa de sanitarios Roca, una multinacional de origen español que, según el comité de empresa, obtuvo en 2011 un total de 20 millones de euros en beneficios. El problema es que esas ganancias corresponden al trabajo de sus 75 plantas en 125 países, pero dos de las tres grandes fábricas españolas del grupo, las de Alcalá de Henares y Alcalá de Guadaira (Sevilla) no han logrado los resultados esperados. La crisis del país tiene parte de culpa, pero un factor determinante en la pérdida de competitividad de las factorías españolas es que sus productos ya se confeccionan en otros países a precios mucho más bajos, según reconocen los propios trabajadores de Alcalá de Henares, sometidos ahora a un ERE. La compañía informó el pasado 18 de diciembre sobre su intención de cerrar las plantas de las dos Alcalá. En la madrileña trabajan 258 empleados, que perderán su trabajo en unos días. En la ciudad solo quedarán algunos trabajos residuales ligados a Roca. Por eso el 27 de diciembre los trabajadores levantaron un campamento frente a la sede de la empresa.
Roca se instaló en Alcalá en 1962 coincidiendo con el despeque demográfico de la ciudad complutense, que en pocos años pasó de 20.000 habitantes a los 200.000 actuales. La empresa de sanitarios, que llegó a tener en plantilla más de 5.000 trabajadores, ha sido un foco vivo de empleo en una ciudad muy tocada ahora por la crisis. Por eso todos los partidos políticos del municipio se han puesto de acuerdo para defender los 258 puestos de trabajo que se perderán si sigue adelante el ERE. También por eso, los trabajadores han contado con el apoyo y el permiso del Consistorio, encabezado por Javier Bello (PP), para instalar un puesto de luz en el campamento en el que desde el pasado 27 de diciembre protestan contra la decisión de la empresa de desmantelar la fábrica de cerámica.
Entre los miles de personas que se asentaron en Alcalá de Henares procedentes de zonas rurales de toda España para trabajar en Roca se encontraba José Algar Tordecillas, que dejó su pueblo natal de Noalejo, en Jaén. José vino acompañado de su mujer, Eugenia Gutiérrez Martínez, y de Eugenio, uno de sus hijos. Y Eugenio entró a trabajar en la empresa de su padre en 1070, con 16 años. Casi 43 años después, Roca le despide: “Yo he conocido esto cuando no era nada, esto era un camino de tierra, y todo estaba sin hacer. Roca empezaba y aquí se plantaba pepino incluso dentro de la fábrica”, recuerda Eugenio que, enrabietado, prosigue: “Y ahora el imperio que es, que se ha extendido por el mundo entero…. ¡Algo habremos tenido que ver nosotros los trabajadores! Tanto los de Alcalá de Henares como los de Sevilla y los catalanes”.
“Muchas generaciones se han dejado mucha sangre y mucho esfuerzo, porque inicialmente todo se hacía de forma manual, y hemos dejado mucho trabajo y dolor”. Quizá por ello, según explica el trabajador, este momento, en el que Roca “les aparta como si fueran…, y no me atrevo citar una palabra porque sería muy grosera, voy a guardar la dignidad hasta el último momento”. “Una mierda”, le interrumpe Miguel Ángel Mayor Martín, que lleva 39 años en Roca.
“Algo mío hay ahí”, completa Eugenio mientras mira al otro lado de la carretera, a la sede principal de Roca en Alcalá. “Y tengo mucha indignación y mucha tristeza porque nos echen de esta manera. Con un expediente y todos a la calle. Sin más”.
Al igual que Eugenio, los más veteranos como Antonio Mayor Fernández (46 años en Roca); José María Esteban (40 años); Miguel Ángel Mayor Martín (39 años); José Mariano Medina Aldaraví (39 años); o Vicente Montero López (39 años), no comprende los motivos de la empresa para acabar con una fábrica que consideran de las más avanzadas de la compañía. Se aferran a un clavo ardiendo, y consideran que todavía hay solución. “Mientras se pueda negociar hay esperanza. Pero el problema es que nos han descapitalizado y ahora nos piden que seamos rentables. No entendemos que se lleven los productos estrella de Roca de Alcalá y ahora nos pidan que seamos rentables”, se lamenta José María Esteban mientras oye el ruido de un claxon de un vehículo que pasa por delante del campamento: “Alcalá nos apoya”, sonríe.
5 respuestas a «Collage informativo. Roca se va de Alcalá + discurso de Arrese»
Que recuerdos, no hace un millón de años pero si mas de 20, me acuerdo del polvo de la fundición y de como se te metía en los poros hasta el punto de dejar la cama renegrìa de haberlo sudado por la noche, de lo que no me acuerdo es de lo que hice con la pasta que gané. Seguro que me la pulí como dios manda. De todas formas con el tiempo, se recuerda con cariño.
Entonces, señor de Lema ¿Falange o requeté?
http://youtu.be/EPzyVnRc-vc
PS: Qué manía de borrarme los comentarios
¿Aquí cuando se fusila?
Aquí sólo señalamos objetivos, y usted no es uno de ellos.
Siga probando.
¿Quién le borra los comentarios, Picalagartos? Que no me entere yo…
Miguel: como documento histórico está bien. Pero no seré yo quien quiera volver a esa España: ha pasado un siglo. Han cambiado muchas cosas. En aquella época, el 99,99999999999% de los españoles morían sin haber visto nunca a un chino, por ejemplo.
El mundo ha cambiado.
Y no era mejor entonces. La única diferencia es que entonces era tu padre quien cargaba con el peso que hoy llevas tú.
No es cuestión de repetir el pasado, sino de reinventar el futuro.
En calidad de documento histórico es que lo he subido.
Por otra parte, soy yo quien ha escrito esto para dar testimonio del cambio.
A algunos les gustará/beneficiará el cambio, a otros no.
A los de la Roca, en la que trabajé, parece que no.
¿Quién habla de repetir el pasado?
(en cuanto al borrado de comentarios, la duda ofende)