Extractos del libro Seduciendo a dios
Llevo muchos años en la red, la gente con la que hablo no se conforma con las noticias de los massmedia. Están descontentos de los políticos, que se llenan la boca con la democracia y el bolsillo con nuestro dinero, inventores de problemas que no existen para distraer la atención de los problemas que ellos no pueden resolver. Necesitaría millones de personas para cambiar las cosas. Y esa es una de las razones de mi escepticismo: el esfuerzo individual no sirve de nada. Pero en la red hay millones de individuos. Sólo haría falta ponerles en contacto.
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Hacía años que no leía una obra maestra.
Creo que desde Devora Blenn, de Jesús Ferrero, o desde Donde mejor Canta un Pájaro, de Alejandro Jodorovski.
Qué buen título, qué buena la historia y qué final más desconcertante.
Apostaría mi mano izquierda a que el hilo conductor lo escribe una mujer. Creo que la comandante Inar de Solange es, efectivamente una mujer. Sólo una hembra humana puede sentir y expresar las emociones y sentimientos de esa manera.
Esa frase que aparece en ocasiones de Bin Laden, «conquistaremos el mundo con el vientre de nuestras mujeres», da mucho, mucho, mucho que pensar…
FELICIDADES.
En nombre de la Comandante, de todos los hombres y mujeres que conformamos el Ejército del Futuro, te doy las gracias, Carmen Sefarad, por tu generosa crítica. La Comandante quizá sea una mujer. Pero no olvides lo que confiesa en la segunda página del libro:
«Tengo ojos de hombre.
Esa es la marca.
Mi corazón y mi cuerpo son de mujer, pero veo a través de los ojos de un hombre. Mi ambición y mis impulsos sexuales son masculinos. Soy la última evolución de la raza mujer, aquella que está destinada a dominar un mundo en el que las evoluciones anteriores no funcionan».
¿Ves, Capitán Internauta?
es una mujer.
Sí, con ojos de hombre, como vamos encontrando otras mujeres. Con esos ojos antes vedados… con esos deseos seseos sexuales puramente instintivos humanos. Placer por placer y punto. El placer sensual parnasiano. El desconcierto del hombre al que fornicas en un acto puramente carnal y despojado de cualquier idiologia pequeño burguesa barnizada de amor, ese producto que surgió de la burguesía emergente, del nefasto romanticismo mal entendido (Bécquer…) que no el de Campoamor… eso, ni nuestros hombres occidentales lo entienden. Quizá los norteeuropeos son más próximos a esas mujeres con ojos de hombre.
Felicidades. He disfrutado mucho.
Y me gustaría creer que sería posible crear un Ejercito Del Futuro. Yo misma ofrecería la bomba casera de mis palabras.
¿y qué sería de las mujeres sin los hombres? No importa su sexo, ella se entregaría a cualquiera sin preguntar su condición, con la determinación de un hombre y el calor de una mujer.
Y sepa, mi querida señora, que procederemos al reclutamiento de sus palabras como bombas en cualquier momento.
Todo el mundo tiene una misión
Un final desconcertante… Sí, puede que sí. Aunque en líneas generales todo el libro lo es. A mí me parece que el final es un anzuelo ¿no? Como la puerta abierta a nuestro interior, la llave de las preguntas que nunca nos hacemos. No sé explicarlo bien. Pero como que, después de leerlo, te entran ganas de hacer «algo»
Capitán Internauta, espero el momento.
Ya cumplí la más importante de las misiones. Fue con mi vientre. Alumbré la estrella que guía mi vida. Ella tenía que nacer. Lo supe 10 años antes de quedar preñada.
Sí Dulcinea. Considero la novela una obra maestra. Lástima no ser crítico literario de un diario de tirada incontable, para entrevistar a… ¿a quién? ¿quién representará a Inar o al Ejercito del Futuro, co-escritores de la novela cuyo final se va gestando en exclusiva en cada lector?
Claro que entran ganas de hacer algo. Es tan sensato el planteamiento que en SEDUCIENDO A DIOS se expone, que una enciende el ordenador, se conecta a internet y espera el momento.
El momento.