Texto y fotografía: Carmen K. Salmerón
Como aperitivo para muchas veces, o a modo de degustación para una amplia reunión. También soluciona una buena cena veraniega, degustando varios untes más (todos ellos los irás encontrando aquí, en proscritos blog, recetas proscritas)
– 3 latas de mejillones en escabeche.
– 1 buena miga o trozo de pan integral en remojo con agua y un chorrito de vinagre de jerez.
– 1/2 lata de anchoas.
– 1/2 lata de aceitunas rellenas de anchoas.
– 1/2 pimiento morrón.
– 1 copita de vino seco (no vale sustituirlo por otro, ya que el sabor cambiaría completamente).
– Chorrito de aceite de oliva virgen extra.
– Rebanadas de pan preferentemente integral.
– Nada de sal, que con la que contienen la mayoría de los ingredientes, vamos bien sabrosos.
Agarramos el vaso de la batidora, echamos todos los ingredientes juntos y batimos hasta que quede una pasta consistente y cremosita. Servimos en un cuenco mono, que lo bonito y agradable a la visión alimenta tanto como la comida en sí. Lo untamos en las rebanadas, con mesura, que los sabores intensos requieren un paladar fino y receptivo. Absténganse de probarlo los melindrosos y pusilánimes.
RECORDATORIO.
Los mejillones son un excelente manantial de hierro. En 100 grs. aportan unos 18 grs de proteínas, amén de otro arsenal de sales minerales imprescindibles para el buen mantenimiento de nuestro organismo. Con las anchoas pasa algo parecido, en 100 grs. (que es una buena “jartá”), tenemos unos 25 grs. de proteínas, amén de 300mgr de calcio, cantidad nada despreciable (100grs. de leche entera contienen unos 115 mgs.). Así pues, este plato, además de alegrar los paladares más avezados, no tiene ningún desperdicio.