Domingo relajado.
El calor ha dejado de apretar, corre una agradable brisa que mueve las hojas de los árboles, el móvil de las ballenas y las cortinas. Se está de cine.
El hombre de la casa se ha ido un par de días a podar el seto de la casa que la abuela tiene en el pueblo –el fin de semana que viene nos juntamos allí toda la familia-, y su hermana y yo flotamos en la paz que nos deja su ausencia.
Ella está poniendo orden en el caos de su habitación con música más o menos tranquila, yo estoy en el salón, escribiendo; y el gato va de una a otra, aunque acabará dormitando en mi cama.
En un rato me pegaré una ducha, bajaré a por el pan y tal vez me dé un chapuzón en la piscina. Después pensaré qué comemos hoy.
Benditas vacaciones.