por emprendedora
El viernes me levanté a las cinco de la mañana, cogí el AVE a Barcelona a las siete, allí cogí un tren de cercanías y un autobús y di cinco horas de clase seguidas (que me pagarán dentro de 90 días). Como cuando terminé no había ningún autobús en la parada, caminé a paso vivo hasta la estación de cercanías, y llegué a Sants con el tiempo justo de comprarme un infame sándwich a 3 euros y subirme en el AVE de vuelta.
Todo ello con un dolor de encías que me tentaba a arrancarme las muelas una a una.
Llegué a mi pueblo a las ocho de la tarde. Por suerte, el coche tenía algo de gasolina y mi primogénito pudo ir a buscarme al tren y acercarme a la farmacia más cercana. Allí compré la carísima pasta de dientes que me recetó el dentista la última vez que me pude permitir ir a verle, hará ya dos años.
Debería haber comprado también el colutorio, pero eso habría sumado un total de 16 euros, y con ese dinero en mi casa comemos tres días.
De modo que me lavé los dientes a conciencia, hice gárgaras con Dyc y me comí varios hielos para anestesiar y, antes de acostarme, me tomé un ibuprofeno, el bálsamo de fierabrás de los pobres.
Al día siguiente la inflamación había bajado un poquito, pero ni siquiera podía masticar. Sin colutorio la cosa mejoraría poco. Y necesitaba los quince euros que me quedaban para alimentar a mis cachorros durante el fin de semana. De modo que hice gárgaras con bicarbonato, me tomé otro ibuprofeno y me fui a trabajar a la trinchera.
Un hombre se detuvo a leer los carteles del escaparate, se agachó a coger algo y llamó a la puerta.
– Toma, se te ha debido caer cuando has abierto –me dijo agitando un billete de 20 euros.
– Ay, muchas gracias –contesté apresurándome a cogerlos.
Y acto seguido, sintiéndome la mujer más afortunada del planeta, colgué el cartelito de “Vuelvo en un momento” y entré en la farmacia de al lado para comprar el colutorio que tanta falta le hacía a mis encías.
Poco a poco la inflamación va bajando.
Lo que no baja es el asombro.
No tengo para gastarme 9 euros en mi salud, y ningún banco o caja me prestaría los 6000 euros que necesitaría invertir en mi empresa.
Pero estoy avalando una «línea de crédito» de 100.000 millones.
Y tú, también.
2 respuestas a «avalando 100.000 millones de euros»
Esperamos que te recuperes pronto!
Ánimo