No hemos publicado la misma fotografía nada más acabar el partido, de puritita chiripa. Menos mal que se me ocurrió mirar si tú te habías dejado llevar por la pasión futbolera.
Lo bueno del fútbol es que cada uno lo vive como quiere.
Aquí la gente anda tirando cohetes, cantando por la calle, gritando ¡viva España!. Dan ganas de unirse a la fiesta, aunque el fútbol me importe un comino y no tenga un sentimiento tan patriótico como el tuyo.
Es mucho más que patriotismo.
Es un sentimiento futbolístico.
Son muchos años de espera. De ver ganar a los malos.
Desde el gol de Arkonada.
Y le metemos tres urkullus a Rusia. Siete urkullus en dos partidos.
Muy grande.
80% de cuota de pantalla en la comunidad de Madrid y Tenerife, contra 60% en Cataluña y Euskadi. Hay maneras e intensidades diferentes de ver el partido.
A mí me tocó no-verlo en un vuelo de KLM. Me lié a hablar con la azafata y le comenté que me perdía el partido. Me dijo que hablaría con el piloto, y que si ganaba España me traería un whisky; de lo contrario sería un vodka. Reímos.
Al cabo de un rato, el comandante se dirigió por megafonía al pasaje para dar la noticia del tres a cero. La holandesa (rubia, alta, sonriente) me trajo el whisky. Me lo bebí y me acurruqué para tratar de dormir mientras sobrevolábamos Mesopotamia, Siria y el Levante.
Al llegar leo esto de Urkullu. Menuda memez. Y lamento que su memez sea tan contagiosa: veo que no es el único en mezclar futbol y política. Y eso no es sano. ¿Acaso «la roja» no juega bien? ¡Sí, mucho, da gusto verla! Pues disfrutemos de ella, y que lo celebre quien quiera, y punto.
(Por cierto: el whisky era malo –pero malo-malo…)
Madrid y Tenerife versus Cataluña y País Vasco.
Lo bueno de los nacionalistas es que creen que España se divide en: País Vasco, Cataluña y MADRID, que es la personificación del mal.(en esta ocasión, se ha añadido Tenerife)
También están Toledo, Pontevedra, Palencia, León, Murcia, Granada, Teruel… etc, etc… Leyendo a según que gente, cualquiera diría que España empieza en Cascorro y acaba en la Moncloa.
Urkullu puede decir que desea que pierda España, pero nadie puede decir nada contra él. Los nacionalistas se retratan: no les gusta nada que les hagan lo que ellos hacen a todas horas. Es lo bueno de los nacionalistas: ellos pueden atacar a todo el mundo y los demás tenemos que respetar su espíritu paleto y anacrónico. Le guste al señor Lluch o no, no hay selección vasca. Y de haberla, dudo mucho que hubiera llegado a los mismos puestos de una selección en la que hay hasta negros. Coñazo de nacionalistas, oye. Ni celebrar los goles de un tal Fábregas nos dejan.
Y cuando uno quiere whisky bueno, hay que pagarlo.
Pedro, cuando te refieres a la memez de lo de Urkullu ¿te refieres a lo que dijo Urkullu respecto a que deseaba que perdiera España?
Lo dicho, urkullus del mundo, que lo siento mucho.
¡Con dos urkullus!
Sí Marisol: me refería a que es una memez que Urkullu, o quien sea, desee que pierda un equipo que está jugando bien sólo por el hecho de que es el equipo de España (observe el Sr Corripio que no tengo empacho en usar esta palabra, España, que tantos periféricos –dejémoslo así– sustituyen por el eufemismo «el Estado»).
Pero lo que me parece una memez igual de grande es tratar de rebatir la sandez con una sandez similar: la memez queda retratada, Ud lo ha dicho, Sr Corripio. Y la suya también. Con dos Urkullus o con una instamatic, da igual. Usted, y Miguel antes, como Urkullu, mezclan política con futbol. Eso es lo que me parece mal.
(En relación al whisky, sólo apuntaré que apliqué el dicho que dice: «A caballo regalado…». Y más si te lo ofrece una ubérrima holandesa. Como narcótico surtió efecto.)
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No hemos publicado la misma fotografía nada más acabar el partido, de puritita chiripa. Menos mal que se me ocurrió mirar si tú te habías dejado llevar por la pasión futbolera.
Lo bueno del fútbol es que cada uno lo vive como quiere.
Aquí la gente anda tirando cohetes, cantando por la calle, gritando ¡viva España!. Dan ganas de unirse a la fiesta, aunque el fútbol me importe un comino y no tenga un sentimiento tan patriótico como el tuyo.
Es mucho más que patriotismo.
Es un sentimiento futbolístico.
Son muchos años de espera. De ver ganar a los malos.
Desde el gol de Arkonada.
Y le metemos tres urkullus a Rusia. Siete urkullus en dos partidos.
Muy grande.
80% de cuota de pantalla en la comunidad de Madrid y Tenerife, contra 60% en Cataluña y Euskadi. Hay maneras e intensidades diferentes de ver el partido.
A mí me tocó no-verlo en un vuelo de KLM. Me lié a hablar con la azafata y le comenté que me perdía el partido. Me dijo que hablaría con el piloto, y que si ganaba España me traería un whisky; de lo contrario sería un vodka. Reímos.
Al cabo de un rato, el comandante se dirigió por megafonía al pasaje para dar la noticia del tres a cero. La holandesa (rubia, alta, sonriente) me trajo el whisky. Me lo bebí y me acurruqué para tratar de dormir mientras sobrevolábamos Mesopotamia, Siria y el Levante.
Al llegar leo esto de Urkullu. Menuda memez. Y lamento que su memez sea tan contagiosa: veo que no es el único en mezclar futbol y política. Y eso no es sano. ¿Acaso «la roja» no juega bien? ¡Sí, mucho, da gusto verla! Pues disfrutemos de ella, y que lo celebre quien quiera, y punto.
(Por cierto: el whisky era malo –pero malo-malo…)
Madrid y Tenerife versus Cataluña y País Vasco.
Lo bueno de los nacionalistas es que creen que España se divide en: País Vasco, Cataluña y MADRID, que es la personificación del mal.(en esta ocasión, se ha añadido Tenerife)
También están Toledo, Pontevedra, Palencia, León, Murcia, Granada, Teruel… etc, etc… Leyendo a según que gente, cualquiera diría que España empieza en Cascorro y acaba en la Moncloa.
Urkullu puede decir que desea que pierda España, pero nadie puede decir nada contra él. Los nacionalistas se retratan: no les gusta nada que les hagan lo que ellos hacen a todas horas. Es lo bueno de los nacionalistas: ellos pueden atacar a todo el mundo y los demás tenemos que respetar su espíritu paleto y anacrónico. Le guste al señor Lluch o no, no hay selección vasca. Y de haberla, dudo mucho que hubiera llegado a los mismos puestos de una selección en la que hay hasta negros. Coñazo de nacionalistas, oye. Ni celebrar los goles de un tal Fábregas nos dejan.
Y cuando uno quiere whisky bueno, hay que pagarlo.
Pedro, cuando te refieres a la memez de lo de Urkullu ¿te refieres a lo que dijo Urkullu respecto a que deseaba que perdiera España?
Lo dicho, urkullus del mundo, que lo siento mucho.
¡Con dos urkullus!
Sí Marisol: me refería a que es una memez que Urkullu, o quien sea, desee que pierda un equipo que está jugando bien sólo por el hecho de que es el equipo de España (observe el Sr Corripio que no tengo empacho en usar esta palabra, España, que tantos periféricos –dejémoslo así– sustituyen por el eufemismo «el Estado»).
Pero lo que me parece una memez igual de grande es tratar de rebatir la sandez con una sandez similar: la memez queda retratada, Ud lo ha dicho, Sr Corripio. Y la suya también. Con dos Urkullus o con una instamatic, da igual. Usted, y Miguel antes, como Urkullu, mezclan política con futbol. Eso es lo que me parece mal.
(En relación al whisky, sólo apuntaré que apliqué el dicho que dice: «A caballo regalado…». Y más si te lo ofrece una ubérrima holandesa. Como narcótico surtió efecto.)