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El espíritu de nuestro tiempo

Miguel Pérez de Lema

Estamos ya en el tiempo crucial, sin vuelta atrás, en que los capitanes estrellan los barcos contra las rocas en maniobras criminalmente estúpidas, y son los primeros en abandonar la nave.

No nos bastó con el crac de los usureros repartiéndose los beneficios que reporta llevar a la ruina a sus clientes. Necesitábamos algo más espectacular, y literal. Necesitábamos la imagen del crucero reluciente, el símbolo del lujo asequible y decadente, varado sobre su costado como una ballena blanca herida, y una bonita lista de muertos.

-Pocos fueron, para la que se podía haber formado.
-También es verdad

El gran narrador de esta formidable historia que es la humanidad, gusta de fabricar personajes icónicos, que resuman todo y expliquen la nada de un fin de civilización. Viva el Capitán Francesco Schettino, tapado con su abrigo para ocultar sus galones, huyendo del barco en el primer bote salvavidas, con su putita privada, mintiendo a la comandancia del puerto.

Schettino, tú encarnas el zeitgeist del final de nuestra decadencia. Los siglos venideros deberían recordarte.

Todos somos Schettino.

La prensa sigue tratando de agarrarse a los restos sentimentales de la vieja narrativa, oponiendo a Schettino el personaje del Comandante del puerto, Gregorio Maria De Falco, y su grito admonitorio: «¡Vuelva al barco, coño!» (Vada a bordo, cazzo!). Tratan, todavía, de oponer el héroe al villano, intentan decirnos que hay salida, que tenemos posibilidades, que existen leyes para protegernos y dignos funcionarios que velan por su cumplimiento. Pero no nos lo creemos. Puede funcionar dentro del esquema narrativo de la prensa, de la fugacidad y simplicidad de la noticia, pero la cristalización del mito es más sólida y el mito es el capitán que estrella el barco y huye, y, sobre todo, carece de remordimientos.

Nuestra época se resume en la mirada impávida, el traje impecable y el moreno de presumir de un psicópata, frívolo, hortera y cobarde.

-¿ Y De Falco?
-Bravo por De Falco. Que lo condecoren.

Que lo saquen en todos los informativos. Es indudablemente un hombre digno. Pero no nos engañemos, nuestro icono es el capitán Schettino. Nuestro mundo es el Costa Concordia, suicidado contra las rocas, con todas nuestras pertenencias y todas las vituallas a bordo, pudriéndose lentamente.

5 respuestas a «El espíritu de nuestro tiempo»

Es que los capitanes deben de dirigir los botes salvavidas y a los sobrevivientes para que no se lancen al agua y sean comidos por tiburones, ademas se requiere de alguien para culparle ya que al tocar tierra abren de inmediato un juicio y las barras no son de chocolate.- Chinca C. Salas R-

Toda la razón, Miguel tronco lo has clavao. Solo hay que ver la foto para saber la calaña del colega. Es una mezcla de maki navaja, berlusconi y Alfredo landa. Lo que no comprendo es como coño alguien así puede sacarse el carnet para conducir una mole como la que llevaba el prenda. Y yo con una etiqueta de anís del mono. Todos somos scretino, o nos gustaría serlo.

Un muy oportuno post, Miguel.

Nos recuerda a Rodríguez Zapatero que también elige saltar del barco al ver el parte meteorológico tras meterse encantado en la tormenta.

Los que han navegado en esas condiciones saben que lo peor de todo es la sensación de que nunca va a acabarse, de que nada se puede hacer por salir de la situación salvo mantener un rumbo que no tumbe definitivamente al barco. Las cosas son muy lentas en la mar y, salvo sumergirse, poco más se puede hacer que salir a cubierta y lidiar cada ola.

Saludos

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