por Marisol Oviaño
Durante muchos años leí para varios premios literarios. Entonces el único que premiaba la labor de un escritor desconocido era el de Lengua de Trapo, que empezaba su andadura en el mundo editorial.
Quienes conocíamos los entresijos de aquel mundillo sabíamos que casi todos los premios estaban dados, y que la inmensa mayoría de las novelas que se presentaban no serían leídas. No porque las editoriales no se tomaran la molestia de hacerlo, no. Al contrario, muchas se gastaban un dineral en pagar a los lectores; pero no para que buscáramos al ganador, sino para que encontráramos nuevos talentos a los que fichar prácticamente gratis (y no lo digo de manera peyorativa: el editor arriesga mucho dinero cada vez que apuesta por un desconocido).
Si casi todas las novelas se quedaban sin leer, era por su ínfima calidad: el dinero de los premios atrae siempre a mucho aficionado. Incluso gente que no sabe coordinar sujeto con predicado se atreve a mandar sus trescientas paginitas, escritas en un mes a ratos perdidos. Y a los lectores nos bastaba un par de páginas, a veces incluso un par de párrafos, para mandar un manuscrito al montón de los desechados.
De trescientas novelas que llegaban a las editoriales, sólo había veinte o treinta que hicieran honor a ese nombre y muy pocas que fueran realmente buenas: dos, tres, a veces hasta cinco. Aunque oficialmente optaran al premio trecientas personas, los verdaderos escritores tenían oportunidad de ganar, porque sólo competían contra un puñadito de autores. Obviamente, esa posibilidad de competir desaparecía cuando el premio estaba dado de antemano.
No sé cómo funcionan las cosas ahora, no sé si las editoriales se siguen gastando el dinero en lectores ni si el escritor desconocido podrá albergar la esperanza de que, pasada la resaca del premio, el editor le llame para ofrecerse a publicar su obra. O si, por el contrario, sólo hayan mandado sus naves a luchar contra los elementos.
3 respuestas a «De premios literarios»
Por lo que yo sé, es peor todavía. Los grandes premios (todos podéis imaginar cuáles) se escriben *por encargo*, antes de ser siquiera convocados. Incluso la agente literaria aprovecha el encargo para negociar con el editor el accésit que ella quiere colocar, no siempre por razones, ejem, estrictamente literarias. Me consta, porque cuando viví en Barcelona estuve muy metido en ese mundillo, y mi información es de primerísima mano. La solución para los buenos escritores todavía anónimos vendrá probablemente por la vía de Amazon, que permite ya autopublicar en versión digital, con unas condiciones razonables en cuanto a los ingresos.
No, Amazon no es la vía.
El problema, como siempre, es la promoción.
Publicas un libro en Amazon y ¿quién sabe que está ahí? ¿Cómo se enteran los potenciales lectores de que ese libro existe?
El problema no es la autoedición (igual me da que sea digital que física), el problema es que el público se entere de que ese libro existe, para que pueda comprarlo.
Las obras extensas ademas de leerlas, se debe de recomenzar de nuevo al llegar al final y luego anotar considerando el ambiente, diferentes personajes, detalles, personajes centrales, secundarios y los ignorados, tema central de la novela, diálogos, modismos, lenguaje, características que nos relaciona al titulo de la novela, vinculo que debe de guardar un lazo intimo, tiempos, épocas, vestidos, estructura, genero.
Aun los malos textos nos dejan lecciones simpáticas, aprendemos de los personajes descarnados, vemos el aspecto de la trama fuera de lo común dibujando gente de la calle con grotesco lenguaje, sentido critico de cada linea entretejida con verdades, filosofía, historia del sistema de la época desarrollada dentro del contexto de la novela, apreciando el desenlace de las escenas, el desenvolvimiento de un personaje que casi siempre nos llevan por un loco (a) bien sea para entretenimiento o porque esta no tiene argumento valederos para ejecutar capítulos con ambientes, escenas que sigan el hilo del tema tocado, mostrando naturalidad, cotidianidad. Muchos de los fracasos de las novelas no es el asunto de la publicidad, el dar a conocer al libro o su autor, muchas veces es el tema puesto a esta ya que como dije antes hasta los malos textos nos enseñan, nos llevan por temas que en otros son tocados someramente, esconden elementos y se usa un lenguaje sofisticado.
Yo diría que habiendo tecnología lo correcto es mostrar brevemente párrafos comprometidos con desarrollo, detalles claves sobre el texto ya que por lo general los amantes de la lectura leemos muchísimas veces el mismo texto ya que en cada leída descubrimos cosas que sirven para las reseñas y critica del contenido mas no al autor, las criticas se limitan a lo escrito, al final de las consideraciones nos dirigimos aparte a las apreciaciones que se dejan ver como autor imprime sentimientos íntimos para dar toques magistrales al contenido (hermoso) .-Chinca C. Salas R-