por Robert Lozinski
Fotografía en contexto original:ethnofest
Nos tienen declarada la guerra desde el principio de los tiempos. Como no aprendamos a divertirnos, no habrá nunca una mínima armonía entre nosotros.
Hablo de los críos y de sus profesores.
Nos ven como enemigos mortales que les ponen tareas y les chillan cuando no están disciplinados. La idea de quemar la escuela les hace reír de oreja a oreja.
No estamos preparados para enfrentarnos a ellos porque vivimos en mundos diferentes y distintas son nuestras armas. Ellos juegan con la ingenuidad, espontaneidad, crueldad y frescura propias de su edad.
Nosotros llegamos a este combate consados, desilusionados, insípidos, secos. Unos moluscos.
No somos capaces de enseñarles nada nuevo, nada interesante; y nos empeñamos, erre que erre, en demostrarles que lo que les damos es muy importante.
No sabemos reír y bromear como lo hacen ellos y cuando lo intentamos hacemos el ridículo más espantoso.
Nos gusta decirles que lo entenderán con el tiempo. Sí, con el tiempo, ese verdugo de la niñez y de la juventud. ¡Qué venganza más infame la nuestra!
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Robert Lozinski es autor de La ruleta chechena