por hijadecristalero
Fotografía en contexto original:dailyvenusdiva
Soy la última evolución de la raza mujer, aquella que está destinada a dominar un mundo en el que las evoluciones anteriores no funcionan. Comandante Inar de Solange en Seduciendo a dios.
El otro día, mi hija llegó de clase con un chupetón en el cuello. Y, antes de que tuviera tiempo de explicarse, le eché una bronca de tres pares de narices, como un padre celoso que se negara a aceptar que su niña ya es una mujercita. Como una imbécil: habría obtenido mucha más información utilizando la complicidad femenina.
La capacidad de adaptación del ser humano es ilimitada: si nos quedamos ciegos, desarrollamos más el oído. Y estoy empezando a pensar que cuando desaparece nuestro compañero, que era imprescindible en el funcionamiento familiar, desarrollamos otro yo que cumple el rol del ausente.
Al principio la soledad da miedo y te sientes pequeña ante la inmensidad de la tarea, pero poco a poco, a medida que vas asumiendo las responsabilidades y los privilegios del ausente, te vas acostumbrando a que los trenes sigan saliendo a su hora: la vida no se detiene porque alguien se apee de ella.
Y un buen día, echas la vista atrás y te dices que ha resultado relativamente fácil.
Y que lo más difícil de vivir sin un hombre es no convertirte en un hombre.