Por Hijadecristalero
Una mujer en Navarra ha intentado matar a sus cuatro hijos y ha intentado suicidarse. Ha conseguido matar a los pequeños.
Mi hijo y yo vemos la noticia juntos acurrucaditos en el sofá. Divorciada, de 40 años, en tratamiento psiquiátrico…
– Mira, como tú, mamá.
– Yo no estoy en tratamiento psiquiátrico: no tengo pasta.
– Como me envenenes, te arranco la cabeza.
– Pobre mujer, y seguro que está convencida de que ha matado a los niños por su bien. Si a mí me diera la ventolera, me mataría yo, no a vosotros. Ya saldríais adelante, nadie es imprescindible.
– Bueno, pero tampoco te suicides.
– Huy, no tengo tiempo. Bastante tengo con tener dos trabajos para pagar las deudas que nos ha dejado tu padre, encargarme de la casa, la comida y educaros.
No sé nada de esa mujer y me pone los pelos de punta lo que ha hecho. Tanto si es un homicidio por compasión, como dicen en la tele, como si lo ha hecho para joderle la vida al marido, que también puede ser.
Todas las madres hemos pensado alguna vez ahogar al niño que grita, matar al que nos acaba de derramar un litro de aceite en el salón, dar una paliza de muerte al que ha desaparecido en el centro comercial justo cuando por fin nos tocaba en la caja.
Yo sé lo que es estar tramitando el divorcio a la vez que te intentan embargar la casa a la vez que descubres que tu todavía marido lleva años mintiéndote y está cargado de deudas a la vez que diriges una revista y escribes una novela y tus hijos enloquecen porque su papito querido ha desaparecido cuando se ha visto descubierto y lleva meses sin venir a buscarlos y no dejan de gritar ni pegarse en todo el santo día.
Como si también quisieran que desaparecieras tú.
Yo sé lo que es estar al límite.
Puedo entender a esa mujer aunque me aterre lo que ha hecho.
La diferencia entre ella y yo es que yo me quiero demasiado a mí misma.
En el pecado lleva la penitencia: quedar viva para sufrir siempre.
La sociedad, y sobre todos los hombres, están acostumbrados a que las mujeres podamos siempre con todo.
Por eso es noticia que una de ellas no pueda.
Fotografía en contexto original:paracos