El instante fatal

por Juan Hopplicher

Descubro en el libro de Sartre sobre Genet la idea del “instante fatal”, ese momento de nuestras vidas en el que, mediante un gesto o una palabra, la sociedad nos enclaustra de por vida en una calificativo que asumimos finalmente como identidad: perdedor, maricón, inadaptado…
Creo que, como casi todo en Sartre, es un poco exagerado sin dejar de tener razón.

Pienso en mi “instante fatal”.
No hubo tal palabra esclavizadora, pero sí una sentencia (o maldición) por parte de un profesor, Don Pablo, al que yo admiraba:
-Usted lo será todo o nada.

Yo tenía unos trece años y asumí esa frase como un motto existencial. O la gloria o la indigencia.

Pronto entendí que carecía de talento para la gloria -o la gloria absoluta al menos- y opté por mi versión de la nada, o sea, ser un degenerado a tiempo parcial. Sin coraje para el terrorismo o la pedofilia, me limité a ser una especie de bufón que con mis fratulencias y desplantes interpelaba a mis semejantes anhelando, en el fondo, comprensión y afecto: si realmente fuéramos tan nihilistas, ni siquiera perderíamos el tiempo con transgresiones.

Con los años esta desviación extrema, esta dialéctica urgente y lacerante, este vivir entre la pretenciosidad y el insulto, se ha diluido y soy capaz de ser moderadamente social y hasta buena persona. La auto ironía entró salvíficamente en mi vida.

Pero sí hubo tal “instante fatal” que hizo de mí, durante muchos años, un ser francamente inaguantable.

——–
Si quieres seguir las andanzas de Juan en Bogotá, pincha aquí