Marisol Oviaño
Fotografía original: historiasdeldiaadia
Comenzó a equivocarse en los cálculos.
Se fabricaba a partir de sus medidas erróneas y se perdía muchísimo dinero. Como no había jefes, la primera reacción fue buscar responsables entre los subordinados.
Les hacía perder muchísimo tiempo indagando en el origen del error, buscando un culpable al que cortaría la cabeza, de no haber estado esta la mayoría de las veces sobre sus hombros.
Estuvo unos meses repartiendo las culpas entre sus hombres de confianza aun cuando sabía que todos sabían que mentía.
Pero llegó un momento en el que no pudo seguir engañándose. Se quedó con una expresión tristísima y la mirada perdida sobre los planos del tablero.
La vejez no era la pérdida del vigor sexual.
La vejez era esto.