por Marisol Oviaño
Fotografía en contexto original: tribunavalladolid
A raíz de la puesta en libertad provisional de la manada, las feministas vocingleras y subvencionadas han vuelto a poner en marcha su maquinaria de destrucción y han sacado a sus huestes a la calle. De comparsas, muchas mujeres de buena voluntad que creen lo que les han contado: que a una pobre niña la violaron un guardia civil, un militar y otros tres maromos. Que los cabrones de los jueces les han puesto en libertad porque resulta que, también, la Justicia española es patriarcal. Y que mañana cinco hombres te violan a ti o a tu hija y a los violadores no les pasará nada.
Los de la manada han estado casi dos años en la cárcel y, hasta que hable el Supremo, están condenados a nueve; a eso las feministas lo llaman impunidad. Probablemente sólo se verían desagraviadas si los quemáramos vivos en un auto de fe en plaza pública. Pero como saben que todavía no es el momento, han desatado en Sevilla una caza del hombre al más puro estilo de las películas de viejo oeste americano.
Si eres mujer y no quieres que la jauría te ladre, tienes que estar de acuerdo en que la culpa de todo es del hombre y, en consecuencia, unirte a la cacería. Pero yo no sólo no estoy de acuerdo, sino que, además, creo que esta histeria colectiva nos impide ver el problema de fondo que hay tras este caso: la educación que están recibiendo nuestros jóvenes.
No hay más que ver la barriada sevillana de la que salieron los cinco tenores para saber que no han estudiado en caros colegios privados, y que en sus casas no debe de haber un solo libro. Probablemente sean hijos de ese sistema educativo en el que se ha despojado al profesor de toda autoridad; en el que la disciplina, el esfuerzo, la constancia y las buenas maneras han sido proscritos por fascistas. Este sistema educativo que les adoctrina en un yolovalguismo en el que sólo hay derechos y ninguna obligación, les pinta la vida como una feria del hedonismo y les promete que el sexo sólo es una actividad lúdica que no tiene consecuencias.
¿Y la muchacha, que vive en uno de los pueblos con la renta per cápita más alta de España, qué educación ha recibido? ¿Nadie le previno nunca sobre los peligros de la noche, el alcohol, las drogas y los desconocidos? Probablemente no. Cuando mi hija tenía 14 años, en nuestra casa se quedaron a pasar la noche muchas de sus amigas. Y casi ninguna madre (o padre) llamaba para, primero, preguntar si a mí me parecía bien el plan y, segundo, para asegurarse de que la niña no iba a estar toda la noche en la calle. Los padres no tenían ningún control sobre ellas. Tampoco sobre los hijos.
Así que, como madre, me pregunto: ¿qué les han enseñado sus padres a los seis protagonistas de este caso? ¿Qué ejemplo han visto en sus casas? Aunque soy consciente de que en estos tiempos, en los que los jóvenes están 24 horas al día conectados a las redes, quizá el ejemplo paterno tenga menos peso que antes. Entre otras cosas porque todo el mundo, papá y mamá también, está conectado a su pantallita y nadie habla con los otros miembros de la familia.
El otro día había un escalofriante artículo en El Mundo sobre la facilidad con la que los niños acceden al porno, ya se habla de la generación pornonativa. El porno funciona como todas las drogas: al principio una dosis te lleva al séptimo cielo, pero al final necesitas estar poniéndote todo el día simplemente para no sentirte mal. Y si eres consumidor de porno desde pequeño, difícilmente podrás mantener relaciones emocionales sanas con los demás.
Los medios de comunicación, especialmente los que se llenan con los bolsillos con telebasura, no son ajenos a esta degradación, pues ellos colaboran intensivamente a convertir el sexo en un producto de consumo más. Es reseñable que precisamente esas cadenas sean las que más azuzan el feminismo radical contra sus propios telespectadores. Porque…¿cuál creéis que debe ser el programa favorito de los miembros de la manada? ¿Las películas europeas de la 2 o HMyV de Tele5?
Los demás medios tampoco están libres de pecado, pues todos dedican una sección a propagar la buena nueva de la ideología de género. Todos dan un eco desmesurado a cada posible caso de agresión sexual, como en el caso de la chica que ha sido presuntamente violada en la noche de San Juan . El objetivo es el acoso y derribo del hombre, y ningún medio pone el dedo en la llaga, ninguno se pregunta qué hace una niña de 15 años a las cuatro y media de la mañana en la playa. Sé que habrá quien tergiverse mis palabras y diga que yo estoy afirmando que las chicas que estén en la calle de madrugada merecen ser violadas. Pero sólo estoy diciendo algo de sentido común: una madrugada de alcohol y drogas no es el lugar más indicado para un adolescente de quince años, me da igual que sea hombre o mujer.
La educación pública tampoco es que ayude demasiado. Hace un par de años años di unos cursos de redacción eficaz en el instituto de mis hijos. Los profesores habían seleccionado a 12 alumnos, todos ellos buenos estudiantes que tenían problemas para expresarse por escrito. Me sorprendió descubrir que la mayoría creían que el aborto está recogido en la Declaración de los Derechos Humanos y, lo que más preocupó, que algunos sólo lo veían con un método anticonceptivo más. ¿Si me quedo embarazada? Pues aborto y solucionado.
Así que tenemos la tormenta perfecta: padres que no educan a sus hijos, acceso al porno desde la infancia, medios de comunicación que banalizan el sexo y un sistema educativo que no funciona. Pero quienes hoy se rompen las vestiduras por este caso no quieren que hablemos de qué tipo de sociedad estamos construyendo: hacerlo supondría admitir que el sistema educativo que ellos han promovido es un fracaso y que hay que rehacerlo de arriba abajo. Pero os apuesto lo que queráis a que se limitarán a proponer más horas de formación de perspectiva de género en la educación pública, como ya lo están pidiendo para los jueces.
Echarle la culpa al hombre no sólo es lo más fácil. Es, además, lo único que garantiza que las asociaciones feministas vuelvan a hacer caja. Que esta histeria colectiva no nos haga olvidar que, detrás, hay un inmenso negocio que sólo beneficia a una minoría de mujeres -las que viven de ello- y nos perjudica a todos.
—
Ver artículo anterior: Tras leer la sentencia de la manada
Artículos relacionados: En defensa del hombre
5 respuestas a «Tras la libertad condicional de la manada»
Excelentemente explicado aun sabiendo que como bien dices los grupos con intereses que ya sabemos y que nada tienen que ver con la verdadera justicia e igualdad, la verdad no les interesa y a los que vamos contra corriente de sus montajes y manipulaciones intentan acallarnos y descalificarnos con su demagogia ideologica aprovechandose de los mas licitos y humanos sentimientos tergiversando los hechos reales para atraer y adoctrinar de forma ruin y burda, solo tienen interes en tener una supremacia y un control sobre el poder y los fondos economicos relacionados con su bien montado negocio de «genero» y para ello no dudan en hundir a cualquier hombre sea culpable o no, si no lo es se «fabrican o se cuenta una verdad muy sesgada» y se arenga con ello a las personas de buena fe que creen sus montajes.
Todo lo que dices es cierto. A nuestros hijos ya no se les educa a cultivar relaciones sociales disciplinadas que se ven como un freno a la libertad de expresión individual. Los padres prefieren hijos e hijas brutales, incluso se sienten orgullosos de que su heredero o heredera actúe en el papel de verdugo. La mayoría se ha lanzado a una especie de carrera de crear monstruos a cual más salvajes. Si educando los niños más o menos llegan a uniformarse en una conducta socialmente correcta, el proceso de engendrar sinvergüenzas, una vez empezado, es imposible de parar y siempre habrá un miserable peor que tú, que te hará pasar un mal rato. En mi carrera recuerdo muchos casos de padres de hijos sineducados que acudían a la autoridad, es decir a mí, cuando a su engendro le pasaba algo. Son los más desvergonzados, los que con mayor ferocidad acusan a todo el mundo, los más abominables en vociferar pidiendo justicia. Ya se sabe que los menos justos son los que se creen los más perjudicados.
En cuanto al feminismo actual español, me parece circunstancial como las modas, una ola y „las olas pasan como olas” según un verso del poeta rumano Mihai Eminescu. No sé si está agrupado en ONG-és, qué dinero mueve y si viene de fondos públicos o privados, si tiene influencia política etc.
Flora Tristán, la protagonista del libro de Mario Vargas Llosa „El paraíso en la otra esquina”, después de conocer las condiciones de trabajo y de vida de los obreros ingleses y franceses luchó por la liberación de la mujer y del hombre por igual. Para una información más entretenida sobre lo que era el feminismo hace más de 150 años, en un mundo muy complicado para estas cosas, se podría aprovechar la lectura de este libro. Para ella la educación de la mujer, que era lo que le interesaba en esa época (primera mitad del siglo XIX), dependía de la emancipación de los varones. Según Flora Tristán los dos temas no están desvinculados. Podríamos decir, por consiguiente, que la emancipacٌión de la mujer depende de la emancipación del hombre y al revés..
La liberación de los oprimidos nunca será completa, sean hombres o mujeres. La directora del liceo donde soy profesor critica casi todo lo que hago, poniéndome como ejemplo mis compañeras. No me quejo porque tengo mi propia brújula y sé que lo que hago lo hago bien, enseño correctamente el español y me llevo bien con mis alumnos. ¿Y qué podría hacer? ¿Manifestarme? ¿Salir a la calle con una pancarta? Jodidos acabamos todos por algo en esta vida, por la enfermedad, por la vejez y al final por la muerte y hay que saber aprenderlo.
Algunas de estas mujeres han sufrido, eso yo no lo discuto, pero muchas se han unido al movimiento por solidaridad y se traen a las marchas públicas a sus maridos y a sus hijos, a los que adoctrinan desde pequeños. Algunas esconden bajo la furia con que se manifiestan palizas y malos tratos, es posible, pero el como lo hacen genera una atmósfera de desconfianza en torno al movimiento que para durar deberá alimentarse de mayor y mayor paranoia y de caza de nuevas brujas.
Añado al final que Flora Tristán, esa mujer fuerte, en el libro acaba sucumbiendo a la tentación de un cariño femenino. Eso no trivializa su lucha por la causa pero indica algo: que Flora Tristán toda su vida anduvo en busca de lo que le había sido negado en la infancia, adolescencia y juventud: el amor y la ternura. Es decir que con la fuerza, de la cual presumimos, deseamos cubrir a veces de manera desproporcionada nuestras flaquezas más íntimas y más miserables.
Presentarse como víctima mola. Te da identidad, audiencia, superioridad moral, derechos, apoyo social y económico e incluso poder. Es un juego de rol. Pero ocurre que hay víctimas auténticas. Mujeres y hombres que sufren de verdad en carne propia, injusticia, desprecio, odio y violencia, a
las que debe resultar insoportable el agravio comparativo de las impostadas.
Es lo me resulta más inaceptable del victimismo.
Una de las cosas esenciales que se han perdido es la *dignidad*. La dignidad de ganarte la vida con tu propio esfuerzo, de ser tú mismo y no un clon de quienes te rodean, de tener tus propias ideas pese a quien pese, de educar a tus hijos con convicciones y no con consignas de la tele. La dignidad es lo que los padres ya no enseñan a los hijos, ni siquiera con el ejemplo, porque ellos mismos la han perdido. ‘Dame pan y dime tonto’ es lo que ha destruido la dignidad: desentenderte de tu responsabilidad porque el Estado ya se encarga de eso. El socialismo, en el sentido más amplio, inculca en sus súbditos la tendencia al mínimo esfuerzo, y su grandilocuente moralismo ‘social’ proporciona el pretexto perfecto para olvidarse de la dignidad.
Yo me pregunto por qué no sabemos prácticamente nada de este suceso ocurrido hace 3 meses en Alicante.
https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2018/03/23/diez-detenidos-abusar-drogar-tres/1695271.html
Me pregunto dónde están los medios de «información». Me pregunto dónde están los políticos que hablan de reformar leyes «en caliente»… o de mantenerlas como están (también en caliente). Me pregunto dónde están las organizaciones feministas gritando que si tocan a una tocan a todas, y que ni una más, como hacen cuando se manifiestan contra la manada y contra la sentencia. A propósito, me pregunto también qué pensarán los de la manada de el diferente trato mediático. Y me pregunto por último, dónde está toda esa MANADA DE BORREGOS/AS sin cerebro, incapaces de darse cuenta de cómo les están manejando.