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Si Podemos no odiase a España

Miguel Pérez de Lema

15m.jpgAlgo salió mal. La alegre muchachada de la Facul de Políticas estuvo cerca, casi lo logra, pero se pasó su oportunidad. Las revoluciones mueren en el descanso, se acomodan, se envilecen, maduran y luego se pudren.

Estuvieron cerca. Jugaron como nunca y perdieron como siempre. Esta vez España tenía ganas, de verdad que España quería una catarsis, un nuevo pacto, una purga del alma porque estaba ahogada en el asco y la miseria. Y allí estaban ellos, oportunos, en el momento y el lugar apropiados, pero fallaron.

Venían demasiado resabiados, cargados de odio y consignas extravagantes, y venían, sobre todo, carentes de España. El gen comunista, y su degradación moderna, con toda su semántica estúpida, su ideología de género, su animalismo, y sus mil frivolidades minoritarias, pudieron más que el verdadero llamado a hacer el nuevo pacto nacional, urgente y necesario, que se respiraba en las calles.

Si venían envenenados de odio a España ¿Cómo creer en su amor por los españoles?

El cáncer comunista, como el odio ultramontano de los cruzados, no cuajó nunca en España. Y esta vez, tampoco. En lugar de ofrecer la concordia y ganarse la verdadera mayoría social del país, la de los que a pesar de todo se sienten España porque España son ellos, se arriscaron en posiciones fáciles de conquistar pero con muy poco valor estratégico para una victoria total, las plazas fortificadas del separatismo.

Enfermos de su odio a España, con la inocencia de desconocer que España es los españoles y su orgullo, no ganaron el amor fraterno de los de abajo con los de en medio y los del norte y el este con el sur y el oeste, construyendo una mayoría amplia, de todos, territorio a territorio, sino que vieron la oportunidad cortoplacista de hacerse fuertes allí donde más acendrada está la enfermedad del odio a España.

Campeones del odio, de la traición, llenos de malos sentimientos, manías, prejuicios, vaguedades, y escaso amor por el trabajo, fueron incapaces de liderar a la mayoría de ciudadanos que se afirman en su vida diaria en la generosidad, el sentido común, el buen vino y el trabajo durísimo.

Y España dijo no.

2 respuestas a «Si Podemos no odiase a España»

¡Coño!, les has marcado el camino; no des por cocinado el guiso, aún le queda un hervor. En cuanto detectan el error, estos nuevos partidos son especialistas en cambiar de dirección, aunque eso les reste credibilidad. Pero claro, dado el valor que tiene lo veraz hoy en día (no hay más que ver al PP, gobernando a pesar de todo) no creo que eso les suponga un handicap.

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