https://www.youtube.com/watch?v=iyr1wEnmtas
Miguel Pérez de Lema
Intentando entrar en la lógica contemporánea y sintiendo afinidad generacional por esta buena señora, no hallamos consuelo. No hay nada que hacer, todo está perdido. La cosas son así y la inercia del medio es infinitamente más fuerte que los brotes de indignación. Por tanto, si a las chicas les divierte ver unas pollas aleatorias ¿quién es la madre para entrometerse? ¿Qué va a conseguir?
¿Para qué tanto sufrimiento?
La chicas, tras un rato de disgusto, jotía, volverán a su carrusel de pollas, los chicos dejarán comentarios a favor de la tribu juvenil y carcajadas en versales JAJAJAJAJAJAJAHAJAJA. Y el mundo seguirá descomponiéndose.
Como terapia de choque, tal vez, podríamos imaginar a una madre que coge, va, se pone y dice, «anda chiqui dame eso, que yo también quiero verlo». La madre se sentaría entre las adolescentes mirando a la cámara y su imagen vergonzante para las adolescentes saldría en el Periscope, jotía, mientras comparte con ellas una buena sesión de visionado de pollas aleatorias en familia. Quizá las muchachas sentirían un mal rollo que lo flipas, tía, quizá sintiesen por un momento la existencia de la raya entre el bien y el mal, quizá la psicología inversa ganase una de sus últimas batallas. Aunque lo dudamos.
Una respuesta a «¿Por qué es tan duro ser mujer en el S XXI? (VIII): Ni periscope ni hostias»
Es buenísimo. Con tu permiso se lo voy a poner a mi hijo adolescente.
Y a mis hijas también, cuando les llegue el turno.