La rubia me presenta a Gianni con un ‘él también es artista’. Yo no la corrijo, al día de hoy todavía no podría decir muy bien por qué. Supongo que decir artista es mucho más educado que decir bohemio o sucio. Además es un término que se presta a todo y suena a interesante de galerista, no a interesante real.
-¿Tú también eres artista, Gianni? ––tomo un trago de vino.
-Claro, si no tendría que trabajar –toma un trago de vino-. ¿Tú qué haces?
-Escribo –tomo un trago de vino-. ¿Tú?
-Hago sonido –toma un trago de vino-. Digamos que esculpo el sonido.
-Pues recién vengo de una galería y una de las piezas era la de un tipo que había grabado los sonidos de un valle paradisíaco. Era una obra indiscutiblemente sonora pero el artista no se limitó a grabar sino que tuvo que filmarla -tomo un trago de vino-. ¿Qué opinas de eso?
-¿De que filme una obra sonora? –toma un trago de vino.
-¿No te parece innecesario? –tomo un trago de vino.
-Pues –toma un trago de vino-, aunque lo audiovisual por definición incluya el audio, yo, en mis trabajos no suelo mezclar medios.
-¿Por qué? –tomo un trago de vino.
-Porque si anclara la obra a algo visual estaría quitándole importancia a lo sonoro –toma un trago de vino-. ¿Tú que escribes?
-Cosas muy cortas para poder digitalizarlas –tomo un trago de vino-. Si no serían ignoradas, morirían aplastadas por videos de perritos y gatitos y culos y tetas y accidentes.
-¿Vamos a buscar más vino a la fuente?
-Sí, mejor.
Rellenamos nuestros vasos y salimos a la calle. En La Haya vini, vidi, vinci se dice ‘entramos, miramos y salimos con un vaso de vino en la mano’.
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