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La cosa ilustrada de lo antiespañol

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Miguel Pérez de Lema

Los ochenta nos dejaron una escena rara, cuando la izquierda más melenuda se agitó convulsamente contra el ingreso de España en la Otan. Dejando aparte las consignas de Moscú, que lo mismo que hubo mucha Cía en la transición también hubo lo otro, aquel brote otannobasesfuera tenía un fondo ibérico que le daba su tono de ira verdadera, y que hundía sus raíces en el orgullo herido del Imperio donde no se ponía el sol.

La antiespaña, en otra revuelta de tuerca del barroquismo nacional, se españolizaba sin quererlo y hasta sin saberlo, en contra del yanki, en un epílogo de cólera demorada en el tiempo por lo de Cuba y Puerto Rico. Sabido es que el día que se perdió Cuba, Madrid se fue a los toros, no sólo por frivolidad sino también por orgullo, para no demostrar el dolor inmenso del golpe, y el rencor guardado de pronto salió cuando y por donde menos se esperaba. Esas marchas torrejoneras tenían un nosequé fernandino, entre porritos y litronas. Al final, te pongas como te pongas, en España cualquier intento de revolución acaba pareciendo una romería.

Ningún chaqueta de pana reconocería esta evidencia y se aferrará a su identidad antiespañola como sello de calidad. Porque en España lo anitiespañol es lo bien visto. Es una noble aspiración. Una trascendencia. Razones a favor de este sentimiento no faltan. Pero en contra tampoco. Y en esa contradicción está la regla principal de nuestra confusa convivencia/malvivencia.

En España los ilustrados pierden y los castizos ganan regularmente, cada generación. Pero la batalla sentimental la acaban ganando los perdedores. Lo ilustrado, claro, es lo de fuera, ya sea lo francés del 18, el internacionalismo masón de las dos repúblicas, o el internacionalismo rojelio de la transición. Pero internacional es también la Otan y otannobasesfuera. Qué lío. Este baldaquino se retuerce hacia el infinito.

Regularmente la UE hace encuestas de popularidad y en España gana por goleada el sentimiento europeista, que es el otra vez sentimiento histórico de lo antiespañol. España se comprime entre dos antiespañolidades, por encima el pan blanco de la gran Alemania, y por debajo pan payés y candeal del mas y el caserío. Ambos comúnmente aceptados como mejores por no españoles.

En estos revoltijos andamos y ahora viene, además, otra curva. La curva bolivariana que viene con su son y su sabrosura de populismo indigenista y sus petrodólares. Este nuevo internacionalismo al que he visto pasarse a algunas de las mentes más brillantes de mi generación ha cuajado gracias al músculo más fuerte del español -que no es el pubococcígeo qué mas quisiéramos- sino el músculo cardíaco y su inagotable batería de rencor.

40 años de democracia nos han dejado la juventud más rencorosa del mundo libre. Y ahora nos toca aplacar su santa ira, su piterpanesca huída de la realidad, su odio justo y sincero. Hay por nuestras calles una muchachada innúmera de post universitarios de treintaytantos que tienen que esperar a que sus papás se vayan al cine para echar un polvo en condiciones. Y de ahí no puede salir nada bueno. Semen retentibus venenum est.

Y claro, les suena la maraca de lo tropical y ahí que se enrolan, a ver si al menos pillan un poco de gosadera, porque la miseria de allá ya la conocen acá y les vale verga que el país se vaya definitivamente al carajo.

 

9 respuestas a «La cosa ilustrada de lo antiespañol»

No cometas el mismo error que Arriola, de creer que sólo los frikis y los chavales votan a Podemos. Todos los votantes de Podemos que yo conozco están cerca -o superan- la cincuentena e incluso se aproximan a los setenta.

Cómo fabricar un revolucionario (bolivariano o no):

– Distraerlo sin prisa pero sin pausa con fúrbol, litrona, xbox y ipad o similares para que no piense en otra cosa en clase de mates

– Paralelamente, dejar que sus padres alquitranen y emplumen a los profesores cada vez que no aprueben al niño

– Ponerles en el atele pogramas (sic) de mucho griterío para que no se enteren de nada

– Subvencionar todos los periódicos y cadenas de TV para que entrevisten a los más imbéciles que se encuentren por la calle y así entendamos lo que es la crisis

– Hacerse político (o mejor, cuñado de político) y entrar a saco en el ayuntamiento/sindicato/diputación/caja de ahorros/gobierno autonómico/ministerio/etc etc etc. Construir un aeropuerto en el lago de Covadonga y otro en los Monegros (para comprar votos)

– Organizarse en tribus, de modo que cualquier otra tribu hostil vaya un dia y se lo cuente todo al juez

– Hacerse banquero, convertir a los depositantes en accionistas sin que se den cuenta, y encima cobrarles comisiones. Hacerse banquero central y poner el dinero más barato que la inflación

– Dar un braguetazo glorioso y sacarse un sobresueldo haciendo visitas filantrópicas a lameculos un poco menos gloriosos

– Aprovechando la confusión creada por todos estos ingredientes, reinventar la rueda y convencer al personal de que sirve para volar

– Agitar, añadir unas gotas de vinagre y servir

Muy bueno el artículo. Tambien coincido con lo que dice Marisol de los votantes de Podemos que conozco. La verdad es que de alguno nunca lo hubiera esperado…

Marisol: Yo hablo primero de «algunas de las mentes más brillantes de mi generación» ( ni frikis ni chavales).
Al final me intereso por la juventud no tanto porque estén protagonizando el cambio desde el 15m (que en gran parte lo están haciendo) como porque me parece que los jóvenes, aunque no quieran, acaban siendo decisivos, por la propia fuerza de la biología.
En cuanto al justo rencor y a las ganas de liarse la manta a la cabeza, coincidimos en están muy vivas entre gentes de todas las edades, gracias a nuestros amados gobernantes.

Todo cambia, nada permanece. Los países no son entidades inmutables, todos acaban por modificarse, dividirse o desaparecer incluso. No pasa nada, la vida sigue. Es malo oponerse al cambio. Lo que no cambia se pudre y muere. Es posible que el antiespañolismo no sea más que una reacción instintiva y sana que tiene un pueblo sabio más por viejo. Podemos no dice nada que no dijera Anguita hace 10 o 12 años, pero ahora hay un caldo de cultivo con el que Julio no contaba. Es casi imposible no estar de acuerdo con lo que dice, otra cosa distinta es la manera de hacerlo. Es previsible que anulen a IU y al PSOE. Así de potente es la cosa. Dejemos que gobiernen que casi seguro que acabarán corrompiéndose como todos.

Podemos acierta en el diagnóstico. Pero no me gustaría someterme al tratamiento asambleario.

Al menos con los corruptos de ahora, lo que pienso -y por tanto mi voto- es secreto, sólo me pertenece a mí.
Si tengo que empezar a votar a mano alzada delante de mis vecinos, me echo al monte.

Dice este muller que si gobierna podemos se iría del país, Otro motivo más para votarles. y los que compren su libro que le acompañen

Y si les da por quedarse les mandáis la Brigada del Amanecer o los lleváis a la checa de Fomento ¿es eso?

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