por Marisol Oviaño
Presentábamos los libros famélicos de cuatro alumnos talentosos y aventajados -a los que ya podemos llamar autores-, y dos de ellos eran chicos jóvenes con gran poder de convocatoria.
Después de que yo me subiera a una silla e hiciera estas fotos, siguió llegando gente. Mucha.Tanta, que no cabíamos: unos cuantos tuvieron que seguir la presentación desde la calle.
De no ser por los “juveniles”, los otros dos autores habrían tenido una presentación un poco deslucida. Yo siempre les hablo de la dificultad, del trabajo, del sacrificio; de lo mucho que hay que encajar y de lo poco que debes esperar. Ni siquiera dejo que se ilusionen. Por eso me alegré muchísimo de que los cuatro se vieran, literalmente rodeados de gente que esperaba oírles hablar y leer sus libros famélicos.
Me hizo muy feliz que Proscritos hubiera podido darles al menos una noche de escritores de éxito.
Lástima que no se nos ocurriera hacernos una foto de familia. Para la posteridad.
(Mi hija no pudo encargarse de las bebidas porque tenía exámenes de Selectividad, y yo tuve que encargarme de la barra: no pude hacer fotos. Por favor, los que inmortalizasteis la presentación y la noche con la cámara del móvil, mandadme alguna).