por Marisol Oviaño
Hace cinco años, mi amigo Carlos –ahora transmutado en “Diógenes”- tuvo la ocurrencia de empapelar la trinchera, y ahora también librería, proscrita con papel de seda. A él se deben esas paredes que parecen de dibujos animados.
“Diógenes” lleva toda la vida experimentando y fabricando cosas con papel: lámparas, plantas, decoración de paredes… Y lo último: plumas gigantes. Como la de la fotografía que ilustra este post.
Podéis verlas (y comprarlas) en el Café Belén (c/ Belén, 5. Madrid) hasta el 10 de febrero.