Por Marisol Oviaño
Pasar de las palabras a la acción, construir algo es una de las tareas más apasionantes.
Me lo estoy pasando de miedo jugando a las “tienditas”, montando unos muebles, cambiando otros de sitio y agudizando el ingenio para gastar lo menos posible (atentos a las lamparitas del escaparate).
Pero vamos muy justos de tiempo y había que terminar los trabajos manuales para empezar con el trabajo burocrático y aburrido (pedidos, cuentas, gestiones…), y el apasionante: arrancar nuestra propia «máquina» para imprimir los librillos-facsímiles de la Colección Famélica (os hablaré de ella en los próximos días).
Este fin de semana, Paco y yo hemos terminado de montar el escaparate. Bueno, lo ha montado él, yo sólo ayudaba cuando hacía falta.
Mientras él montaba las luces,
yo salí a buscar cinta aislante blanca y un serrucho.
El montó la parte trasera del escaparate,
y yo empecé a hacer experimentos con lamparitas de papel
Después, me fui a comprar un par de cervezas para celebrarlo y colocamos unos libros para ver qué tal.
Paco se fue, yo me quedé ordenando un poco y me marché a las diez a la noche.
Esta tarde, he terminado de limpiar.
Ahora, a echar las cuentas, hacer los pedidos y preparar la fiesta de inauguración.
Seréis debidamente informados.
—
(Nota para quien no lo sepa: Paco es mi hermano, de ahí lo de englobar este artículo en «La familia es la resistencia»)
—-
Si quieres leer todos los artículos de esta serie: Construyendo
2 respuestas a «la familia como resistencia (construyendo, 13)»
Tu familia es un tesoro
Sí, la verdad es que con mi familia he tenido una suerte loca.