por hijadecristalero
Imagen en contexto original: desordencreativo
Por devolverme, al fin, el IRPF que me retuviste hace casi dos años.
Ahora podré:
– Poner suelas a las únicas botas que tengo
– Llevar al tinte uno de mis dos viejos abrigos
– Pagar recibos atrasados de la luz (que tú has subido)
– Pagar recibos atrasados del gas (ídem a anterior)
– Llenar, por una vez, todo el depósito del coche de gasoil (ídem a anterior)
– Comprar un kilo de bacalaítos, que hace un mes que en casa no comemos pescado
– Fantasear, durante un par de días, que vuelvo a pertenecer a la clase media que tú te estás encargando de exterminar. (¿Por qué cada vez que hablas tengo la sensación de que nos odias mucho? ¿Se reían los otros niños de ti en el cole?)
Sin embargo, no me llegará para:
– Hacerme unas gafas nuevas (que tanto necesito)
– Ir al dentista
– Comprarme ropa (y ya van dos años, menos mal que mi madre me enseñó a remendar)
– Pagar los estudios de mi hijo (recemos para que le concedan la beca)
– Pagar los múltiples impuestos con los que nos alegras la vida. Mejor para ti, te lo cobrarás de mi declaración del IRPF, tendrás excusa para retrasar la devolución y podrás cargarme el 20% de penalización con la que me castigas por ser pobre. Para nosotros no hay amnistía fiscal que valga.
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hijadecristalero es autora de Historia de un desclasamiento