Categorías
General

La fiesta de la Democracia: 10 carteles electorales

Miguel Pérez de Lema

10. Un señor con casco

La broma le había funcionado una vez, saliendo europdiputado, y Ruizma quiso repetir, aportando su gracia jerezana al circo político. Pero ya era tarde y la gente estaba a otra cosa. Su «¡que me votes, leche» sonaba como esos abueletes que siguen usando coletillas jocosas de la televisión de hace 30 años, o ese cuñao que todavía imita a chiquito. El detalle de las iniciales bordadas en la tetilla completan la ranciedumbre. Lo más total, ese casco con la doble abeja, como un doctor maligno uniformado por su propio emporio del mal, y esa fila de logos sobre fondo blanco, rematado con el «y muchos más», que dan el genuino aire festivo de diseño de cartel de espectáculo itinerante en un pueblo playero.

————————————————-

9. Una mesa con muchas cosas

Imposible precisar cuántos objetos, brillos, marcos, cositas, rodean al señor tras el escritorio. Y esa mano que se oculta bajo la mesa, qué premoniciones. Los alardes tipográficos rellenando y sombreando los mensajes de la peor manera posible aportan el toque «amateur», como de encargo de un empresario de provincias a ese sobrino que hace sus trabajos escolares a ordenador,  que tanto caló en el pueblo marbellí, receloso de los políticos profesionales. Mola que salga el rey en una esquinita saludando al mismo señor de detrás del escritorio. Una cosa fina, velazqueña. Incluye bandera española.

———————————————————————-

8. Sus vais a enterar

Cuando la ultraderecha española quiere pulir su perfil de chulos de gimnasio y porteros de whiskería, para ampliar la masa social y alcanzar ese añorado escaño, recurre a unos guantes de box. Mariconadas las justas. Tienen un discurso, y un eslogan, y lo ponen: «España 2000 tu mejor defensa», y lo repiten , «Vota España 2000 tu mejor defensa». «Jefe ¿lo ponemos otra vez?».  «No, así vale, pero ponme los guantes más grandes». Incluye bandera española.

———————————————————-

7. Corazoncitoz verdez

La pizpireta, piterpanesca y polifacética aristócrata modernizó nuestra democracia con el cartel «de autor», o peor «de diseño». Usó sus corzonez de toda la vida, pero aquí los pintó de verde, y posó con su obra para la prensa para que quedara claro que era una persona que estaba a todas. ¿El candidato? Qué más da si no va a salir ni de blas, hombre. Remataba la pieza un argumento de peso: «por sentido común». Argumento tan válido como polivalente, valdría lo mismo para escoger determinadas bragas, o hacerse budista. Por qué: «por sentido común».

———————————————-

6. Abrazo fuerte

La praderita y el cielo azul aparecieron en la iconografía electoral ibérica cuando Felipe se presentó a la reelección y la PSOE ya era la España que manda, la clase media que va a tope y se modera. El de la Once apareció incrustado en una nueva versión del motivo clásico, pero había algo en él, en su sonrisa y su orondez que remitía al país de los teletubbies y disuadía de ejercer el derecho al voto. La jocosidad autoparódica «para hacernos ver y oír» y la baratura del «yes we must!», eran de traca. Incluye bandera española. Y europea, y europea.

———————————————————————–

5. Espectro azul

25.000 buenos españoles se enrolaron en la misión de llevar de nuevo a Tejero -esta vez por la vía de las urnas- a la Carrera de San Jerónimo  ¿Demasiados? ¿Muy pocos? En todo caso insuficientes para lograr el aforamiento del benemérito teniente coronel. El afiche apenas circuló más allá de la calle Goya, último bunker de la zona nacional. El filtro azul da a la imagen un aire espectral, decadente, de derrota anticipada, reforzado con esa tipografía hueca, con voluntad de desaparecer. El objetivo se sabía poco sólido y la nación estaba definitivamente en manos de la horda rojoseparatista y la pseudoderecha complejines. Incluye bandera española.

—————————————————————————————————————-

4. He venido para traeros…

La lideresa de centro liberal vino del futuro con un pedazo de liftng de photoshop que apenas le marcaba las líneas de expresión facial, para traernos una lejía superior que no salpicaba y dejaba la ropa más blanca y más protegida. Así lo probaba su propia blusa que se camuflaba con el fondo blanco, ese blanco que toda nave espacial tiene en la imaginería popular. Algunos abducidos han declarado haber visto una imagen similar antes de ser profanados por sondas exploratorias. Con todo y con eso, qué mona va esta chica siempre.

————————————————————————————————-

3. Bajo el gran hombre

Un intenso conflicto capilar (lametón de vaca, incipiente mullet, cejas excesivas, bigote de picoleto), una sonrisa insegura, un hombro caído por debajo de la línea de corte, dan la anti imagen de un politiquillo que asomaba la naricita saliendo de la madriguera de la provincia. Mucho antes del viaje al centro, cuando el futuro gran estadista aparecía con su nombre en ínfima posición y cuerpo de letra, y con los dos apellidos como en el cole. El eslogan y las versales eran todas para Don Manuel. No incluye bandera española (la escarapela rojigüalda del logo original de AP mutó a una cosa como un imán de nevera, y cromadito).

———————————————————————

2. En marcha

Todo va en contra de la idea que se quiere vender. Nada de confianza y empuje. Son sólo dos señores perdidos en un jardín de siglas. Van con el paso cambiado, llevan unos trajes feos llenos de arrugas y miran a lugares diferentes, buscando una salida «para salir adelante». El más joven de los dos, lleva la boca abierta y los ojos semi entornados, que refuerzan la expresión de absoluto desamparo. No ayuda a dar altura homérica a su presentación el haberle puesto un rotulín con su nombre sobre los testículos.

—————————————————————————————

1. Ole yo

El candidato sin nombre -trascendido ya a arquetipo- se aplaude a sí mismo, sobre un fondo borroso de banderas blancas al viento y figurantes sin rostro. España pasaría del pensamiento líquido al estado gaseoso, discutido y discutible, como las manillas de su reloj, que están en el último instante antes de desvanecerse. Ya había quien dudaba de los «Motivos para creer» observando ese conato de sonrisa que se frunce y se queda a medio camino, y esa mirada que parecía ver algo venir. ¿O ni siquiera lo veía? El eslogan y el cartel pasan a la historia universal del sarcasmo. «Por el pleno empleo». Punto. Insuperable.

2 respuestas a «La fiesta de la Democracia: 10 carteles electorales»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *