Miguel Pérez de Lema
La mente conspiranoica nos dice: no es posible, Beppe Grillo tiene que ser un infiltrado, un gatopardista tutelado por el régimen que garantice que «algo cambie para que todo siga igual». Nuestro cinismo de españoles nos dice: nadie venido del mundo real puede hacer carrera política, tiene que haber trampa.
Y sin embargo ahí está BG y su Cinco Estrellas, convertido en tercera fuerza política de Italia, doblando al eurócrata Monti, y cantando las verdades del barquero. Mirando la prensa europea se debilita nuestra idea conspiranoica y crece la fe en que Grillo sea de verdad un independiente que ha escuchado la voz de la calle, y ha entendido que estamos ante un ejército de fantasmas. Que el régimen está muerto y sólo nos queda deshacernos del cadáver.
La prensa le ningunea, lo opaca (como aquí a nuestra Rosa despañña) y cuando hablan de él es siempre con coletillas fáciles: «populista», «recoje el descontento contra los recortes»…
Una buena señal, un sello de calidad, decimos, esto de de tener la prensa en contra. Va por buen camino.
Aquí el otro día tras el debate absurdo entre Rajoy y Rubaltriste, seguían los periódicos hablando de quién ganó y quién perdió ¿Pero quién ganó qué?
El Congreso y toda la vida política española son un círculo ridículo de políticos cretinos fingiendo discursos inútiles para periodistas mediocres que trabajan en periódicos arruinados, y mientras la realidad esta hirviendo ahí fuera y el país se muere de asco y de vergüenza.
Pero, de verdad muchachos, qué ganó quien ganó. Y sobre todo, ¡qué ganamos nosotros, el populacho, con todo esto!
No sería raro que salieran unas fotos comprometedoras de Beppe por allí, unos apaños feos por allá, un acto quizá de violencia de género como con Assange, cualquier cosa para desactivar al que es hoy, el hombre más peligroso de Europa. Recordemos a un tal Haider, en Austria, muerto en «accidente» de tráfico y acusado a los dos días de «entenderse» con su secretario. Las encuestas le daban ganador, menos mal que no pudo presentarse.
http://www.youtube.com/watch?v=3pBE7AcOtko
4 respuestas a «El hombre más peligroso de Europa»
http://www.vozpopuli.com/editorial/22002-campanada-de-los-italianos-contra-el-despotismo
Campanada de los italianos contra el despotismo
Para los que creemos en el sufragio universal directo, libre y secreto, y no contraponemos los compromisos electorales con el cumplimiento de un deber difuso o desconocido, lo sucedido en Italia mueve a la reflexión: los italianos han votado libremente y, en conjunto, han expresado su disconformidad con las políticas del Gobierno de Monti que, como se sabe, fue introducido con calzador por la Unión Monetaria hace apenas 15 meses. Además de la disconformidad, los resultados transalpinos transmiten un claro rechazo a esa suerte de despotismo que se ha ido desarrollando en Europa en el sentido de minusvalorar las decisiones de los electores por parte de quienes se creen en la obligación de tutelarlos y hasta de obligarlos, si llega el caso, para que sigan otros proyectos o políticas. Un discurso antidemocrático y unas maneras de proceder que han llenado la Unión de incertidumbre, con efectos claramente desastrosos en los países del Sur. Italia ha dicho basta, y ahora corresponde a los elegidos tener la inteligencia política suficiente para encauzar y ordenar los deseos de sus votantes.
Italia es miembro fundador de la Unión Europea, es la tercera economía de la Unión Monetaria y es la segunda potencia exportadora de la misma. Junto con Alemania, representa el genio europeo en el sector de la industria de calidad y en el campo de la imaginación comercial. No estamos ante un país cualquiera a costa del cual hacer chistes fáciles, y ni podemos ni debemos enjuiciar con superficialidad lo allí ocurrido. En realidad, los italianos nos están advirtiendo de los riesgos que conlleva desnaturalizar un proyecto, el europeo, del que ellos fueron artífices y que desde los años noventa se ha ido deshilachando. Durante más de 20 años, la construcción europea ha seguido un camino que tenía objetivos distintos a los de la fundación del Mercado Común. La revisión pasaba por el discurso inicial del saneamiento de las cuentas públicas y el sometimiento de los estados nacionales a unas directrices nacidas en Bruselas, pero inspiradas por Berlín, que de hecho los convertía en vicarios de poderes en los que estaba ausente el principio de la solidaridad. El saneamiento de las cuentas, que no es objetable como principio de gobierno, ha sido, en nuestra opinión, la hojarasca que ha servido para camuflar una política de dominación tendente a facilitar las tareas de la reunificación alemana y a hacer posible la hegemonía continental de la gran potencia centroeuropea. Sólo ingleses y escandinavos cayeron en la cuenta de ello y se negaron a participar en el juego.
Demasiada carga tecnocrática y un punto de despotismo
Han sido 20 años de grandes esfuerzos fiscales en las naciones de la UE, no siempre correspondidos o comprendidos por quienes diseñaban las políticas desde las instituciones comunitarias. Había demasiada carga tecnocrática y un punto de despotismo que, a veces, ha provocado problemas e incertidumbres. No está de más recordar lo sucedido con aquellos países que se negaron a refrendar lo decidido. Vienen a nuestra memoria Irlanda, Holanda y Francia como monolitos en ese camino tortuoso que, como lluvia fina, ha ido empapando de escepticismo el sentimiento europeísta de las opiniones públicas europeas. Pero el cénit de tales actitudes llegó con la crisis financiera y las políticas de ajuste impuestas manu militari. Esto es tan cierto como que, sin el menor pudor, se descabalgó a dos gobiernos democráticos, los de Grecia e Italia, hace poco más de un año, arramblando con los principios sacrosantos del respeto a la voluntad popular, sin que ese grave pecado haya servido para mejorar en lo político y, escasamente, en lo económico.
Nuestro periódico es europeísta, cree en los valores que inspiraron el proyecto que a tantos españoles encandiló cuando España vivía bajo el franquismo. Una Europa de hombres libres, regidos por los principios de la democracia y de la solidaridad. Un sueño para muchos, desde luego para los españoles. Ahora, ese sueño está a punto de convertirse en pesadilla y en profunda decepción por la falta de sentido que anega las instituciones europeas y contamina a los gobiernos nacionales. Y es a todo eso a lo que Italia, de forma civilizada y democrática, ha dicho no; lo ha dicho para ellos y para que sirva de lección a los demás, que tenemos que agradecer la advertencia pública de un socio importante de la UE. Lo que esperamos y deseamos es que la inteligencia reaparezca en las instituciones comunitarias para facilitar que los nuevos gobernantes italianos hagan honor a lo decidido por su pueblo. Que se olvide el despotismo, de resultados tan negativos, y que se escuche el mensaje de un pueblo viejo, tan ilustre como capaz.
Ni Beppe Grillo ni Rubalrajoy. Lo que hace falta en Europa son dirigentes con personalidad, inteligencia, corazón y sentido común. Las experiencias de tabla rasa suelen terminar mal, sobre todo cuando la población lleva décadas malinformada, infraeducada y adoctrinada ideológicamente en la socialdemocracia. Yo estoy por el reformismo. Radical, pero reformismo. A río revuelto, siempre gana la izquierda con sus populismos totalitarios.
Me ha parecido muy interesante el comentario de Leo Bassi sobre el éxito de Grillo
el diario: comedia finita
La III Gerra Mundial. Profecias o política ficción (con vídeo incluido) de Gianroberto Cassaleggio, el estratega de Grillo.
el confidencial: vamos a vivir una tercera guerra mundial en el año 2020