Matemáticas progres

por nidiosniamo

Blanca tiene 75 años. Ha ejercido toda su vida una de esas profesiones liberales en las que escaquear impuestos está tirado, e invirtió su dinero en otros asuntos más rentables que el bienestar común. Desde que cerró su despacho profesional puede permitirse una vejez más que saneada, vive sola en un chalet de 180 metros y tiene un piso en la playa. Su hijo, artista de la industria cultural más subvencionada de España, está cerca, en un chalet más grande dos calles más abajo. Su nuera es una funcionaria de esas que cobran no menos y sí bastante más de 2000 euros al mes.
Por supuesto, los tres presumen de ser de izquierdas.

Le cuento a Blanca que dejé hace tiempo de pagar mi cuota de autónomo porque me exigen casi 300 euros al mes cuando muchos no facturo ni ochocientos.

– ¡Pero eso es una barbaridad! -se escandaliza- Yo nunca he pagado Seguridad Social, ya pago Sanitas. Y menos mal que invertí en planes de pensiones privados porque, si no, tendría que vivir con mucho menos.

Por respeto a sus canas, y porque no tengo tiempo de discutir con ella, no le digo que en mi pueblo a eso se le llama ser «liberal».

– Pues a mí me encantaría volver pagar a la Seguridad Social -suspiro soñador-. Bastaría con que el Estado dejara de joderme y me dejara ayudar a mi país: mi trabajo da trabajo a otros. Si me dejaran pagar 20 euros al mes de SS hasta que empiece a facturar 900, y que después la cuota fuera progresiva hasta llegar a una cantidad razonable, me volvía a dar de alta mañana. Yo y miles de personas en mi situación. Pero los políticos no quieren.
– No, no quieren. Y estos del PP, menos. Son unos hijos de la gran puta. ¿Has visto que quieren quitarle a los extranjeros la atención médica gratuita?
– ¿Tú quieres que los extranjeros tengan Sanidad gratuita?
– Sí.
– Yo también. Pero ni tú ni yo pagamos a la Seguridad Social, que es con lo que se pagan esas cosas. Podríamos exigir eso si pagáramos. ¿Estarías dispuesta a pagar 300 euros al mes para que los extranjeros tengan asistencia gratuita?

Blanca coge aire. Lo suelta despacio. Pone un euro con cincuenta sobre la barra para pagar el café y se enreda la bufanda al cuello.

– Es imposible hablar contigo. Eres demasiado facha.