Miguel Pérez de Lema
Hay que llevar la contraria a esta clara apología del victimismo. Los autores de este documental insisten en la idea de la conjura del capitalismo internacional para hundir los países con grandes sectores públicos a base de privatizaciones masivas y políticas agresivas de liberalización, como único agente responsable del desmadre.
Todo el tema de la escuela de Chicago «one more time».
Pero oiga, algo muy malo, muy oscuro y podrido debía haber en la URSS primero, y en Grecia luego, para acabar en esa traca final de depresión, violencia y desmantelamiento del macroestado.
Y lo había. Se llamaba corrupción. Ineficacia. Ineptitud. Engaño.
La especulación es el virus que se instala y se come un organismo ya muy debilitado por el vicio: la juerga flamenca, el pesebrismo galopante y esas cenitas en Marbella con personal assistant, que resulta que son legales.
Mucho personal assistant es lo que hay.
Aquí intentamos mantener una compleja posición, algo así como de revolucionarios de centro. Y repartimos igual a unos y a otros. Valoramos este documental en lo que tiene de denuncia del abuso del fuerte sobre el débil: la especulación contra la gente. Pero con igual vehemencia afirmamos que la ideología blandi/progre que promueven sus autores, eludiendo la culpa de una orgía de irresponsabilidad de un Estado con obesidad mórbida, de unos ciudadanos que pillaban su parte sin hacerse preguntas, y de una casta política que ha llevado a la ruina total a Grecia, es igualmente culpable. Probablemente más porque es una traición a su propio país.
Aquí no hay buenos y malos. Aquí hay ladrones y usureros. Y la gente se ha quedado en medio, viendo los millones pasar por encima de sus cabezas mientras se empozan en la desesperación y empieza a extenderse el hambre.
Igual otro día igual hablamos de Amanecer Dorado. Aunque no lo creo.
3 respuestas a «Catastroika. La destrucción de Grecia vista por la progresía»
Miguel, me tienes jartito. ¿Qué carajo es eso de la progresía? Supongo que para ti eso de la progresía es la izquierda, dilo claramente. Pero…al final hasta los mas fachas son de izquierdas, todo confluye. Es como el ateo que está a punto de morirse y se acuerda de Dios. En el capitalismo existe la quiebra y la bancarrota, pero estos banqueros no creen en el capitalismo y se agarran a papá estado para que les rescate. Menos mal que existe. Solo creen en una parte del catecismo capitalista, que es el que dice que hay que enriquecerse a costa de cualquier cosa, personal, medio ambiente, leyes, corrupciòn etc. Pero se les pasa cuando vienen mal dadas y entonces hay que socializar las pérdidas, eso sí salvaguardando mis ganancias. Así yo también soy de los tuyos, cachondo. Te advierto una cosa, la gente ya no está para más milongas y no se traga ni una más, estamos entrando en una zona que no pensaba que llegaríamos, ni los griegos son vagos corruptos, ni los alemanes son el paradigma de la sociedad feliz y perfecta. Ah y otra cosita, que es eso de que hay mucho personal asistant, habla claro, lo que hay es mucho MARICÓN, es lo que querías decir y parece que no te atrevías. No nos merecemos esto. Estoy empezando a pensar en comprar armas.
«revolucionarios de centro», otro hallazgo, felicidades. Te lo copiaré en cuanto tenga ocasión.
La revolución de la patata en Grecia
lainformacion.com
El movimiento que nació de la protesta de un puñado de agricultores ha pasado ahora a calar entre la población griega: la patata ha traído una nueva esperanza para el espíritu del “querer es poder” enterrado por la crisis.
En Grecia, mientras la economía se contraía poco a poco entre 2009 y 2011, los precios iban subiendo. Este aumento, sumado a la caída de los ingresos, se mezcló en una coctelera explosiva hasta reventar, recoge la cadena Al Jazeera.
Pero ahora, cada vez más recelosos de sus políticos, los ciudadanos son los que están tratando de salir del abismo como pueden. El activismo de base está triunfando con logros tan mesurables como un saco de patatas. ¿Patatas?
En el mes de abril la Autoridad Helénica de Estadísticas (ELSTAT) informó de una sorprendente caída en los precios de los tubérculos en marzo del año pasado, cuenta Al Jazeera. ¿La razón para esta deflación histórica? La revolución ciudadana de la patata.
Este movimiento comenzó a gestarse cuando una serie de agricultores de Nevrokopi tuvieron una idea para protestar contra las importaciones de tubérculo egipcio: distribuir gratis toneladas de patatas en el centro de Salónica.
Después, llegó todo lo demás.
El Grupo de Acción de Voluntariado de la Prefectura de Pieria les invitó a vender sus patatas al por mayor. El 19 de febrero se organizó una venta de patatas a 25 centavos el kilo, un tercio de su precio en el mercado.
El movimiento se extendió a la Universidad Aristóteles de Tesalónica, donde un profesor de marketing agrícola organizó una venta de patatas en el campus. Vendió 50 toneladas.
Ahora, la revolución ha saltado las patatas y se organizan ventas regulares de más alimentos baratos como aceite de oliva, harina, arroz o miel. Incluso en Atenas.
Pero más allá, muchos señalan que la mayor contribución del movimiento a la cultura griega sumida en la crisis es su capacidad de fomentar el espíritu del “querer es poder”. “Esto sucede todos los días. Ven este movimiento como algo muy esperanzador”, declara un ciudadano llamado Tsolakidis a Al Jazeera.
“Podemos movilizar a más gente que cualquier otra persona”, dice Tsolakidis a Al Jazeera. “Recibimos alrededor de 5.500 pedidos de cada venta de productos, lo que representa alrededor de 45.000 personas, o el 55% de la población de nuestra ciudad… Las reuniones políticas tienen suerte si consiguen 50 personas”.
La patata ha dado un nuevo énfasis al poder individual. Y puede que, aunque ahora limitados al ámbito local, sus valores de independencia y servicio calen algún día en lo más alto del poder público en Grecia.