por Sargento Asuvera
– ¿Quieres ser libre?
– Sí –contestó.
– ¿Has traído tu fusil?
– ¿Mi fusil? –preguntó asustado- No tengo fusil. ¡Soy pacifista!
– Ah, tú vienes a reclamar tu derecho a ser libre .
– Sí, eso –suspiró aliviado.
– Ventanilla 24.
Meses después volvió a mi puesto, desesperado porque todavía no era libre y en todas las ventanillas le habían dado largas.
.
– ¿Quieres ser libre?
– ¡Sí!
– ¿Has traído tu fusil?
– ¡Es que yo no quiero hacer daño a nadie!
– Entonces, yo no puedo hacer nada por ti –dije encogiéndome de hombros.
– ¿Es que me estás diciendo que para ser libre hay que matar?
– Hombre, a lo mejor basta con que dejes heridos. Pero la lucha por la libertad siempre, siempre, siempre deja bajas.
– Pero es que yo no quiero que haya bajas.
– Ventanilla 24.
2 respuestas a «ser libre»
Faros en la Niebla.
Prisciliano sobre la Crisis.
Prisciliano Lacunza es un colega de la carretera de hace muchos años. Tantos que sus amigos hemos olvidado cuándo decidió retrasar su jubilación.
Vive en Guernica, tiene dos tractores TIR en propiedad –-sin “lease pendiente”– y era un recurso muy importante para nuestra antigua actividad de transporte de perfiles especiales. Le calculo 70 años.
Prisci siempre fue soltero hasta que al filo de cumplir sesenta se casó con Loli. Se conocieron a la altura de Tordesillas, en el Jamaica, un club de carretera importante. Priscilano se nos volvió locuelo durante seis o siete años en brazos de aquella joven mujer.
Loli tiene aún hoy menos de 40, creo que 38. Se casaron hace unos once años y se están divorciando desde Octubre del 2011. Según Prisci ya ha metido un morito guapo en la casa común.
El día menos pensado nos encontraremos con un minarete en Amorebieta y un lehendakari con turbante. Dicen que vuelven a casa.
A Prisciliano las cosas le han ido saliendo mejor de lo esperado tras la serie de denuncias que le puso la letrada de Loli para irle metiendo en vereda y ablandar la negociación. Pero parece que pincharon en hueso en los juzgados de Guernica y ahora pasa más tiempo con sus niños que son más jóvenes que parte de mis nietos.
Loli anda muy disgustada por la disolución del vínculo ganancial (Prisci en esto no nos hizo caso y se casó de verdad, a la antigua) y, poco a poco, entre la ruta, una amiga de Logroño y los niños, mi amigo y antiguo proveedor se va recuperando del trauma.
El caso es que Prisci es un tío estupendo y muy agradecido así que estas navidades nos ha regalado unos quesos de oveja y un cerdito para el caserío de Belén en Garayoa y se lo hemos aceptado gustosos porque todo lo que sea volver al “do it yourself” es muy buen remedio contra una fiscalidad que nos destruye las esencias y la vida misma.
Como el cerdito no le ha parecido bastante, ha preguntado que si hay alguna cosa que me hiciese mucha ilusión y que estuviese a su alcance.
Le miré entrecerrando los ojos y le dije.
–Pues sí, Prisci. Sí la hay.
–Qué, pues.
–Que sí. Que si quieres puedes hacer algo que te agradeceré mucho.
–Vale, dime.
–Muy sencillo. Tú sabes lo del blog este, el de Proscritos. ¿No?
–¿Esa tertulia donde pones las cosas que te explica Belén sobre la crisis?
–Menudo gautxori andas tú hecho. No me las dice Belén. Las pienso yo después de leer lo que ella me indica. ¿Tú lees?
–No tengo tiempo. Kevin prefiere jugar al fútbol y estoy viéndole siempre que puedo –-no es coña, Loli decidió que el niño se llamase así, Kevin-Kosner Lacunza–.
–Eres un buen padre. O abuelo, porque a tus años más pareces un abuelo. Escucha, ¿te costaría mucho escribir algo después de darle una pensada?
–¿Escribir? De pequeño quería ser escritor pero, como no estudié, lo hago con faltas de ortografía. Me gusta.
–Se trata de lo siguiente: que expliques desde tu punto de vista por qué está la cosa tan jodida y tenemos tan pocos pedidos. Tan poco trabajo.
–¿La crisis? Oye, ya me gusta eso. Voy a ver qué se me ocurre porque no dejo de darle vueltas a ese asunto.
–Si lo haces me harás un favor porque, aunque con Loli has hecho el canelo, en otras cosas eres un tío muy sensato.
–Gracias, Manu. Con lo que estoy pasando por culpa de esa mala mujer se agradece una buena palabra.
–Hombre, Prisci, algo le habrás hecho a Loli. Es la madre de tus hijos.
–De mujeres no sabes nada, Manu. Tú eres un pardillo.
Así acabó aquella conversación hace unos quince días.
Y ayer, a eso de las 9 de la noche, junto a otra documentación me ha enviado un pequeño manuscrito al fax. El coreo electrónico no ha llegado a su vida. Ni llegará.
No he tocado ni una palabra salvo para corregir alguna falta de ortografía.
Cita
“La crisis que actualmente tenemos tiene unos conceptos que voy a desgranar.
Pérdida total de valores.
Pensar que la vida es fácil
No pensar en nada, sólo anhelar.
Gran cantidad de gente subnormal
Cada uno va a lo suyo
No hay más que envidia
La educación primaria no vale
El esfuerzo personal desaparece
Un 85% de subnormales
Un 10% de gente sin escrúpulos
Un 5% de personas correctas. Pierden por goleada.
La religión debía hacer otra cosa
La revolución francesa sirvió para crear el mundo actual.
No es esto lo prometido.
La revolución rusa, tema equivocado, como la revolución francesa.
Muertos por todas partes.
Las guerras terribles, intereses ilícitos
Dos conceptos falsos: capitalismo, comunismo
Pero en definitiva los mismos objetivos
EEUU, creerse los amos del mundo
Falta una potencia que ponga orden
Pero qué hacen Jesucristo y su entorno
España mandó, no lo hizo mal
Le perjudicó su religión
En España no se ponía el sol
Qué hizo en América
¿Descubrirla? Ya se había descubierto
La cultura dónde empezó.
No en occidente
Más bien China y Egipto
Roma fue dueña del mundo
Por eso se situó allí S. Pedro”…
Fin de cita
“Menuda empanada” pensé al leerlo la primera vez. Un poco después lo leí de nuevo, despacio, tratando de ver las imágenes en la mente juvenil de Prisciliano que no estudió más allá de la escuela primaria, –justo aquella de la cual habla– y ha trabajado muy duro toda su vida.
No es tan importante si Prisciliano tiene razón, como entender por qué cuando quiere escribir algo sobre esta crisis lo que le sale es casi lo mismo que las notas telegráficas de una pariente psiquiatra, –escuela adleriana–, durante las primeras sesiones con un paciente de sus programas de psicoanálisis profundo.
La segunda lectura dice más cosas.
En primer lugar que Prisci percibe la situación como cultural, moral, occidental. Resultado de cosas mal hechas desde hace mucho tiempo, siglos.
Su queja no es económica en la acepción habitual. Es filosófica. Hace justo lo contrario de la Progresía centrada en denigrar lo económico como si creciese en el vacío. Como si nos quisieran en la “subnormalidad conveniente”, como detecta y denuncia Prisciliano.
Da igual que Prisciliano «tenga» el bachiller, que no lo tiene. Sin embargo viene a decir lo mismo que Francis Fukuyama, Polanyi, Gray, Röpke, Reinert, Weber o Tocqeville y ni siquiera imagina que estos señores existan.
Seres sencillos y buenos, como Prisciliano, adquieren valor universal, como faros en la niebla. Ellos son los que deben hablarnos y si se tercia escribirnos.
Y nosotros tratar de comprender lo que pasa por sus mentes.
Saludos.
La vida es conflicto.
Y la libertad tiene un precio.